La inquietante llamada telefónica desde el más allá de una burgalesa muerta

Son inquietantes, misteriosas y producen miedo. Son esas llamadas no tan anónimas como pueda parecer que recibe una persona y que pueden ser identificadas como llamadas del más allá.

En agosto de 2018 fallecía una mujer, bisabuela, abuela, madre y suegra de una familia burgalesa. Con la tristeza que causa una muerte, la mujer fue llorada, velada y enterrada en la intimidad de la familia. Se celebró su funeral, su entierro y los responsos correspondientes.

El capellán del cementerio de Burgos tiene por costumbre celebrar una misa el domingo por los fallecidos en la semana en la capilla del camposanto burgalés a la que se invitó a la familia de la finada. Y la madre de la familia, hija de la fallecida, se lo comunicó a los familiares y allegados.

Unos días antes, el esposo de la hija de la mujer que había muerto, es decir, el yerno de la fallecida, había manifestado que él no iba a acudir a esa misa porque, además no ser practicante católico, prefería una celebración diferente recordando a su suegra con un aperitivo y una comida en su recuerdo. Al fin y al cabo, la intención era la misma, homenajear y recordar a la abuela, según él manifestaba.

El caso es que recibió en el móvil una llamada de un número que no conocía, un número que no tenía grabado en su teléfono. Lo descolgó. El sonido era «muy sucio, muy lejano; no era una voz cercana»; pero nuestro protagonista sí reconoció que se trataba de una voz de una mujer; una mujer mayor.

«Oye oye, José» (pongamos que ese nombre figurado). El hombre le respondió: «Quién eres, qué quieres». Después, en un momento dado ya escuchó una frase: «¿Vas a ir?» ello de manera entrecortada, pero él sí que entendió la frase; y al final se cortó la llamada.

José se lo cuenta a su familia porque la llamada era muy peculiar y, sobre todo, porque la voz de la mujer que le llamaba y que le preguntó era «reconocible». Esa voz era muy similar a la de la mujer fallecida.

La curiosidad y el temor se confundían ante tal llamada, solo unos días después de su muerte. Una llamada tan extraña, con los ruidos de fondo, con esa voz tan característica y, sobre todo, llamarle por su nombre y preguntarle si va a ir. ¿A dónde?

Para salir de dudas, su familia le animó a llamar a ese número de teléfono del que había recibido la llamada para concretar y tener más datos de quién podría ser esa extraña voz de mujer que le llamaba por su nombre, es decir, que le conocía y que le preguntaba por si iba a ir a saber qué lugar…

Como el número quedó reflejado en el teléfono, José devolvió la llamada, aunque no estaba demasiado convencido de lo que iba a hacer. Llamó a ese número y el mensaje que le salió les dejó a todos helados. «El número de abonado al que usted llama no existe». Petrificados. José, aquel domingo sí acudió a la celebración religiosa. Su suegra le preguntó si iba a ir; él fue.

¿Quién era la persona que llamó José? ¿Desde qué terminal lo hizo? ¿Qué pretendía la mujer con esa llamada? ¿Por qué a José? ¿Y por qué no existía ya el número, tan solo unos minutos después de recibir la llamada de la mujer? ¿Quién hay detrás de esas voces?

Muchas incógnitas. Mucho misterio por resolver. Muchas dudas que planean aún por la familia, seis años después de este suceso. Ni Tesla, ni Marconi, ni Thomas Alva Edison tienen respuesta antes diabólico aparato inventado a finales del siglo XIX. Los psicólogos dan una explicación racional, pero sin base científica, el deseo de no olvidar a un familiar fallecido, el consuelo de poder hablar una vez más con ella, sueños lúcidos o trastornos mentales.

En 1925, Oscar Dargonel registró este tipo de voces telefónicas y con ello escribió 'Voces del Mas Allá por teléfono'. Existen miles de testimonios como el relatado, la diferencia es que éste, en concreto, es de un burgalés y, además, escéptico en materia paranormal.

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