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Una experiencia cercana a la muerte es la vivencia que muchos humanos han tenido en los momentos previos a dar el paso; es uno de los misterios más fascinantes y que más desasosiego produce. Es el paso de la vida a la no vida, al menos la que entendemos como tal los humanos. La muerte está presente en cada momento de la vida. Siempre está presente. La posibilidad de morir en cualquier momento genera temor y ansiedad.
Algunas personas que han sido declaradas clínicamente muertas, y han vuelto a la vida, han descrito sus sensaciones y experiencias durante ese proceso. A esas sensaciones descritas por estos pacientes se les ha denominado experiencias cercanas a la muerte (ECM). Y son más frecuentes de lo que pudiéramos pensar. A veces, el paciente lo oculta o se calla por temor a ser calificado de demente o fantasioso. Pero existen casos escalofriantes.
Muchos hombres y mujeres han visto la luz en el túnel. Han sido conscientes de que estaban cruzando un umbral. Han experimentado la muerte, pero han regresado antes de dar el último paso, el definitivo. El burgalés Juan Carlos S. es uno de ellos.
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Julio César Rico
Julio César Rico
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Las ECM se han popularizado lo suficiente como para convertirse en un término que la gente común reconoce. Frases como «ir hacia la luz», vienen de años de investigación en estas experiencias aparentemente de origen supernatural que algunas personas viven cuando están cerca del umbral de la muerte.
Pero exactamente ¿qué son las ECM? ¿Son alucinaciones?; ¿experiencias espirituales? ¿son evidencia de la existencia de vida después de la muerte?
En 2018 mantuve una entrevista con un burgalés que pasó por ese trance y estuvo en la frontera entre la vida y la muerte. Juan Carlos S. volvió a la vida tras ver la luz y a personas muy cercanas ya fallecidas que le acompañaban en ese trance. En la misma entrevista estuvo presente la doctora Cristina Lázaro, autora de una tesis doctoral sobre las ECM y tutorizada por el mayor experto en el mundo en estas experiencias, Raymond Moody.
Escuchar el testimonio de Juan Carlos es escalofriante. Relataba que el día que ocurrieron los hechos estaba con su hijo y se fueron a andar un rato; al volver a casa, prosigue, «nos pusimos a hacer unos zumos de naranja; y de repente me caigo hacia atrás. Me pudo recoger mi hijo y al mismo tiempo; después llamó a las asistencias por teléfono… y me daba golpes en el pecho porque había caído muerto».
«Mi hijo salió corriendo a avisar a un vecino; entró un guardia civil, Joaquín, y me recuperó, pero me volvieron a perder; llegó la ambulancia y de ahí pues todo lo demás».
Ahora es consciente del trance por el que pasó. Pero hasta el momento de atreverse a relatarlo, Juan Carlos tuvo sus recelos. «Cuentas esto a la gente y no se lo creen. Yo veía una luz hacia lo lejos; y gente a mi alrededor, a los lados y cada vez que iba pasando la gente o yo iba para allá o ellos venían para acá; es que no lo sé… era como un túnel; como un pasillo grande y había alguna silueta; los conocía de porque eran de la familia; había pasado hacía tres años que había muerto mi padre y una hermana…»
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Emocionado, Juan Carlos detuvo ahí su explicación, con lágrimas en los ojos… En ese túnel de luz, había reconocido a su padre y a su hermana que habían fallecido… «Yo estaba muy tranquilo y no tenía miedo; tenía una paz interior, muy... una paz interior que nunca la había tenido».
La experiencia de Juan Carlos S. la corrobora, punto por punto, la doctora Cristina Lázaro, autora de una tesis doctoral sobre las ECM. La investigadora explicaba que este tipo experiencias que la gente vive «en la mayoría de las veces son muy próximas a la muerte». Tienen patrones y características siempre comunes «en prácticamente todas las personas que lo han vivido y que no tiene ninguna justificación desde el punto de vista fisiológico ni psicológico».
Y esto es así, explicaba la doctora Lázaro porque este tipo de experiencias «son una evidencia de qué la conciencia existe fuera del cerebro; no es nada físico, los estudios nos están diciendo que hasta tres minutos después de que haya muerte encefálica sigue existiendo la conciencia».
Pregunté a la doctora si este tipo de experiencias pueden ayudar a entender que tras la muerte podría existir otra dimensión. Ella respondió que sólo podemos afirmar que «nos acercan a la posibilidad de que haya algo más».
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El psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond Moody fue pionero en estudiar a mediados de los años setenta el fenómeno de las ECM . Con sus estudios escribió Vida después de la vida. Sin embargo no fue el primero en hacerlo; Platón, en La República, ya alude a este tipo de experiencias y los egipcios ya hablaban de ellas en su famosos Libro de los Muertos, ocho siglos antes del nacimiento de Cristo.
La doctora Cristina Lázaro es una de las pioneras en introducir las experiencias cercanas a la muerte dentro del ámbito universitario. Antes que ella, decenas de médicos y de personal de enfermería en UCIs han sido testigos de este tipo de experiencias con pacientes que se han encontrado al borde de la muerte o que incluso la han superado.
Sus testimonios existen y algunos están documentados. Sin embargo, que exista una tesis doctoral en la que se detallan experiencias de más de un centenar de pacientes, que se expliquen los antecedentes de estos personas que han estado a punto de cruzar al otro lado y que se crucen las experiencias para tratar de explicar lo que hay en los momentos previos a la muerte, supuso una novedad con el estudio de esta doctora murciana. La tesis de la doctora Lázaro está avalada y dirigida por el prestigioso investigador Raymond Moody, lo que le confiere una importancia aún superior.
Ella explica que las ECM, en definitiva, pueden ser una explicación racional o una «confirmación de la dimensión espiritual del ser humano y que es extracorpórea» porque como ha explicado la doctora Lázaro, existe «conciencia tras una muerte cerebral». Todo ello vendría a demostrar el sentido de transcendencia del ser humano.
Estas experiencias ya han sido estudiadas en España. Y son objeto de investigaciones científicas en todo el mundo. La que nos ocupa, la de la doctora Lázaro, está centrada en su ámbito de trabajo profesional, la Región de Murcia; pero casos hay en toda España.
Ella realizó dos diseños de investigación, «el fenomenológico y el transversal descriptivo, cualitativo y cuantitativo, según la etapa de investigación. Los instrumentos para la obtención de información utilizados fueron: la observación, la entrevista y cuestionarios.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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