La tercera reunión entre la empresa Kronospan y el Comité de Empresa se llevó a cabo este miércoles 24 de agosto. Ahí la empresa ofreció la que, según dijeron, era su última propuesta. Dos días después, el Comité de Empresa ha firmado el acuerdo para el ERTE en las dos factorías que Kronospan tiene en la provincia de Burgos, ubicadas en Castañares y Salas de los Infantes (afecta a unos 400 trabajadores).
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Desde UGT afirman que se han conseguido «la mayoría de las reivindicaciones», aunque reconocen desde el sindicato que aspiraban a «un mayor complemento por día de ERTE». Aún así, desde UGT se considera «positivo» este acuerdo. Pese a no garantizar al cien por cien sus reivindicaciones, «sí las recoge de forma razonable, por lo que nos mostramos moderadamente satisfechos al haber contribuido de forma eficaz al acuerdo», reconocen desde UGT.
El acuerdo, en sus aspectos más relevantes, se concreta en un complemento de la prestación por desempleo de 15 euros por día. Se ha acordado que los días de ERTE no afecten al devengo ni cobro de los días de vacaciones. La empresa se ha comprometido también a una aplicación lo más homogénea posible de los días de ERTE entre todos los trabajadores.
Además, la empresa asumirá el día 31 del mes en caso de no hacerlo el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Por último, Kronospan debe avisar con siete días de antelación al trabajador que vaya e entrar en ERTE y con 48 horas de antelación a aquel que se encuentre parado y que tenga que reincorporarse al trabajo.
En esa última reunión el periodo de duración de este expediente de regulación temporal de empleo disminuyó de los 130 días laborales iniciales a 50, y tendrá como fecha tope de aplicación el 28 de febrero de 2023.
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Los sindicatos han centrado la negociación de este ERTE en intentar minimizar el impacto del mismo, reduciendo no solo los días de afección sino, sobre todo, la pérdida adquisitiva, a través de la compensación económica.
Causas
Kronospan ha alegado causas organizativas y de producción para presentar este ERTE. La ralentización del sector de la construcción afecta a la empresa. Se suma a esta situación la caída de las exportaciones. Esto hace que las ventas de la maderera se hayan reducido y tienen los almacenes llenos, por lo que no pueden seguir produciendo más material. Situación que desde los sindicatos se reconocía al comienzo de las negociaciones.
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Aún así, desde el Comité de Empresa se solicitó información a la empresa, no solo sobre el almacenaje, sino también sobre las cuentas de la empresa. Se pidió el balance de cuentas auditado y el balance de pérdidas y ganancias, según explicó en su momento Ramiro Marijúan, secretario general de FICA-UGT en Burgos, ya que había que comprobar que la empresa pudiera hacer frente a las condiciones económicas del ERTE.
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