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Un grito de liberación de Zinedine Zidane, poco habitual en el flemático entrenador del Real Madrid, dio cuenta de la magnitud del triunfo logrado por su equipo ante el Granada en el Nuevo Los Cármenes. Sufriendo lo indecible en la segunda parte tras ... el recital del primer tiempo, los blancos mantuvieron su inmaculado expediente tras el parón y se colocaron a un paso de ganar la trigésimo cuarta Liga de su historia. Tienen dos balas en la recámara, con Villarreal y Leganés como dianas, para amortajar al peor Barça que se recuerda desde el ocaso de la era Rijkaard, y la posibilidad de cantar el alirón este mismo jueves en el Alfredo Di Stéfano. Un fortín inexpugnable en su avasallador tránsito por el campeonato desde que volvieron a calzarse las botas.
«Estoy contento porque el fútbol es muy bonito, pero se sufre. El entrenador también. Cuando veo a mis jugadores sufrir es normal este grito porque son tres puntos importantes en la Liga y sirve para decirle a los jugadores que han hecho un partido impresionante. Podemos quedarnos con la primera parte, pero yo me quedo con la segunda porque hemos sabido sufrir», explicó en sala de prensa el entrenador del Real Madrid, tras otra victoria forjada sobre la capacidad de su equipo para caminar sobre el alambre.
Fue el undécimo partido que los blancos resolvían por un gol de diferencia desde que arrancó la Liga, algo que no sucedía desde la campaña 2008-2009. Aquel título lo levantó el Barcelona de Pep Guardiola con nueve puntos de ventaja sobre un Real Madrid envuelto en una tremenda crisis deportiva e institucional que precipitó el regreso a la presidencia de Florentino Pérez.
El actual tiene marchamo merengue desde que los azulgranas tropezaron en el Ramón Sánchez Pizjuán y posibilitaron la redención de una escuadra que se fue al parón cavilando la gran oportunidad que había dejado pasar perdiendo en el Villamarín tras imponerse en el clásico. Lo reconoció Sergio Ramos al término de otra faena en la que volvió a resultar determinante el camero, al sacar bajo palos un remate de Azeez que tenía impreso el 2-2. «El confinamiento nos vino bien para reaccionar y tomarnos súper en serio la vuelta», dijo el capitán.
De materializarse un desenlace que parece cantado, Zidane cumplimentará su sueño de alzar el trofeo que más aprecia por la dificultad de mantener conectado durante 38 jornadas a un bloque con tendencia a la disipación en esfuerzos prolongados. Decepcionado por la inconstancia de sus pupilos lejos del glamour europeo, abandonó la nave tras la final de Kiev para retornar nueve meses después como pararrayos de la directiva y sentar las bases de la reflotación de un buque que está a punto de atracar victorioso en puerto.
Seguramente con menor brillantez que en el curso 2016-2017, culminado con un histórico doblete que no veían en Chamartín desde hacía 58 años, pero con mucho oficio y una fe ciega de sus tropas en el comandante supremo más allá de los insumisos Bale y James, el Real Madrid mantiene un paso marcial desde la reactivación de la competición que no ha podido seguir un Barça desfondado, sumido en cuitas internas y abonado a teorías conspirativas que le envilecen, con un plantilla corta y envejecida y un notorio distanciamiento entre el vestuario, el cuerpo técnico y la directiva.
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En la 'casa blanca' impera, por el contrario, el esfuerzo mancomunado. Ejemplo palmario es la asombrosa nómina de futbolistas que han impreso su nombre en los goles que han catapultado al líder: 21 realizadores diferentes, tras sumarse Mendy al pelotón con su golazo en Granada, digno del mejor Roberto Carlos. Militao es el único jugador de campo que todavía no ha visto puerta del plantel, que ha reventado el techo histórico de la Liga en cuanto a abanico de artilleros.
Por su fuera poco, el conjunto de Chamartín salió de Granada con un aliciente adicional. Marcó Benzema su decimonoveno gol en Liga y se situó a tres de Messi. Disputarle el Pichichi al rosarino parecía una osadía a principios de temporada, pero el lionés ha regresado más entonado que el argentino. Ha firmado cinco tantos desde la vuelta, por los tres del '10' culé, y se ve inmerso en una pugna con la que ni soñaba en los años en que vivía a la sombra de Cristiano Ronaldo.
A sus 19 dianas en el torneo doméstico, el '9' suma ocho asistencias que le convierten en la segunda espada más determinante en acciones de gol del campeonato, de nuevo a la vera del astro azulgrana. Con Courtois acariciando el tercer Zamora de su carrera, el delantero, que superó a Marcelo como segundo extranjero con más partidos en la historia del Real Madrid (510), tiene un estímulo más para rematar otra temporada soberbia en lo individual y notable en lo colectivo.
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