«Nos hemos acomodado atrás. Debíamos haber tenido más intensidad, haber luchado más». El diagnóstico de Sergio Ramos sobre el infame partido del Real Madrid en el Benito Villamarín incidió en la displicencia con que acometieron los blancos un encuentro que volvió a ... dejarles en manos del que posiblemente sea el peor Barça desde el final de la era Rijkaard. «Tenemos que hacer autocrítica», abundó el capitán, que expuso lo comprometido de una situación que había alterado la victoria en el clásico al significar que al conjunto de Chamartín no le quedará más remedio que puntuar «de tres en tres» en las once finales que restan y aguardar a que «falle el de arriba».
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«Nos ha faltado todo. Podemos hablar de nuestro peor partido de la temporada. Hoy nos ha faltado energía, juego, posesión de balón, agresividad», concordó Zinedine Zidane, que entonó el 'mea culpa' tras la cuarta derrota del Real Madrid en sus siete últimos partidos, el doble de las que sufrió en los 32 precedentes. «El responsable soy yo», sostuvo el marsellés, que ha sucumbido en diez de las 50 citas que ha afrontado desde su retorno a Chamartín, frente a los 105 envites que tardó en alcanzar idéntico registro en su primer periplo como timonel merengue.
El preparador, de cuya vuelta al banquillo blanco se cumplirá el miércoles un año, quedó señalado en Heliópolis por la apatía de un bloque que durante casi cuatro meses palió con compromiso sus carencias futbolísticas, pero que ha perdido músculo competitivo en el tramo decisivo.
Afirmaba Napoleón Bonaparte que «la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana», pero el descalabro merengue una semana después de recuperar el liderato en el clásico contó con muchos progenitores, empezando por un técnico que no supo motivar a sus tropas antes del duelo ni alterar el paisaje de la batalla a medida que se recrudecían las escaramuzas. Lejos de mejorar a un equipo encomendado al toque de corneta que sólo ha ganado dos de los once partidos del curso en que comenzó perdiendo (el 3-1 ante la Real Sociedad y el 1-4 contra Osasuna), los relevos dictaminados por Zidane frente al Betis vaciaron la medular para propiciar una multiplicación de efectivos en ataque que suele resultar estéril cuando no hay creadores que les abastezcan.
Kroos y Modric fueron los sacrificados para dar entrada a Mariano y Valverde con el litigio envilecido para el Real Madrid. El croata y el alemán fracasaron a la hora de orquestar la ofensiva pero su marcha desprotegió aún más a una escuadra que compareció sin tensión a un pleito con uno de esos equipos de la zona media-baja de la tabla que han restado a los blancos 15 de los 25 puntos que contabilizan su desangre liguero. Valladolid, Mallorca, Betis –por partida doble-, Levante y Celta han llenado de cicatrices a un equipo capaz de firmar por el contrario un balance favorable en sus dobles envites contra Atlético, Barcelona o Sevilla, y de superar también en la primera parte del campeonato a Getafe y Real Sociedad, los otros integrantes del distrito aristocrático de la clasificación.
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El exceso de confianza volvió a pasar factura al cuadro merengue, sumido desde la final de Kiev en un proceso de decadencia en el que también se halla inmerso el Barça y que hace ineludible una profunda remodelación en verano, con independencia de que se consiga algún título. Sólo el depresivo deambular de los azulgranas permite al Real Madrid mantenerse enganchado a la pelea por el trofeo en lo que no es sino una riña de colosos venidos a menos.
Las irrupciones de Mendy, Valverde y Rodrygo revitalizaron al Real Madrid en meses en que los blancos volaban aferrados a su disciplina defensiva, pero los tres han perdido peso coincidiendo con el descalabro blanco. El lateral apenas ha disputado el 34,4% de los minutos desde el derbi ante el Atlético del 1 de febrero, el charrúa el 71,1% y el paulista sólo dispuso de los 14 minutos finales en el fiasco copero ante la Real Sociedad, sin que su gol le sirviera para evitar la degradación al filial.
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Zidane, atento siempre a las jerarquías del vestuario, ha dado cancha a Marcelo y ha practicado un ejercicio de funambulismo con Modric y Kroos que desorienta a ambos. El rostro del germano al ser sustituido por el otrora defenestrado Mariano reflejó su desconcierto y añadió otro capítulo tenebroso a una noche que dejó las lesiones de Marcelo y Courtois. El brasileño se retiró con molestias en los isquiotibiales y el meta abandonó cojeando el Villamarín por un problema en el aductor de la pierna izquierda que le impedirá estar el viernes frente al Eibar y le convierte en seria duda para el duelo del próximo martes contra el Manchester City, en el que los blancos se jugarán su continuidad en Europa.
Con la baja por sanción de Sergio Ramos, todo apunta a que Militao volverá a ser de la partida ante los 'skyblues', pese a que el brasileño arrastra una preocupante estadística: sus once apariciones como titular han coincidido con cuatro de las seis derrotas de su equipo desde que comenzó la temporada. Otro dato que deberá sopesar Zidane pese a su afán por proteger en público a un plantel cuya actitud en Heliópolis no justifica defensas.
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