La polémica de la cultura de la cancelación: ¿Se dede separar la obra del artista?

Elena Rodríguez

Burgos

Domingo, 6 de abril 2025, 09:24

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La última gran polémica en el mundo de las artes ha venido de la mano de la película 'Emilia Pérez' y su protagonista, Karla Sofía Gascón, que subió a lo más alto con numerosas nominaciones a los premios Oscar y sufrió en apenas unos días el descenso a los infiernos tras salir a la luz varias publicaciones antiguas de la actriz en Twitter que podrían calificarse de xenófobas e incluso racistas.

Es un ejemplo de la llamada cultura de la cancelación que vuelve a poner sobre la mesa un debate mucho más antiguo: la eterna duda de si es posible separar la obra del artista.

Para abordar este debate es necesario profundizar en el contexto tanto social, económico, cultural, religioso, geográfico, etc. Todo tiene que ver con la obra de arte porque es imposible separar una obra de arte de su contexto. De esto se deduce que tampoco se puede separar la obra del artista pero no quiere decir que a un artista, por se muy bueno, se le deba perdonar todo lo que hizo como persona.

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Caravaggio fue precursor del tenebrismo fue un genio y un excelente pintor pero incluso llegó a matar a una persona. Lo ideal sería indagar en su contexto, en su vida, en las condiciones en las que se desenvolvió y así comprender mejor su obra. El hecho de que fuese o no mala persona no le resta ningún valor a su gran obra artística.

El pasado no se puede juzgar con los ojos del presente, hablamos de periodos de 70 a 100 años. Un ejemplo es la esclavitud, en España Velázquez tenía esclavos incluso retrató a uno de ellos que era tan buen pintor, Juan Pareja, que lo liberó y dejó que se dedicase al arte. Pensando en este hecho sería ridículo condenar a Velázquez por haber tenido esclavos en una época en la que era lo habitual entre la gente adinerada.

Mi opinión personal es que el revisionismo cultural no conduce a nada constructivo. El pasado hay que conocerlo y debemos aprender de él, pero cancelar la obra por las acciones del autor dejaría el mundo de las artes cojo y sujeto a la moral imperante en años venideros.