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Alfonso Fernández Mañueco hace una indicación a Juan García-Gallardo al entrar en la reunión. CARLOS ESPESO
Mañueco le pone calmante al primer órdago de Vox para entrar en el Gobierno

Mañueco le pone calmante al primer órdago de Vox para entrar en el Gobierno

García-Gallardo insiste en el cogobierno o votará 'no' a la investidura y remarca las cuestiones más ideológicas de su programa

Antonio G. Encinas

Valladolid

Miércoles, 23 de febrero 2022, 15:49

El tiempo, cronómetro en mano, sirve como metáfora. Hora y media de reunión entre PP y Vox para no hablar «de sillones», ni de «presupuestos», ni de cuestiones programáticas más allá de unos genéricos «principios» que Alfonso Fernández Mañueco esgrime como barrera negociadora. Noventa minutos ... de inconcreción que dejaron sensaciones divergentes. El líder de Vox, Juan García-Gallardo, vio «mucha distancia» entre sus pretensiones y las del PP, especialmente porque la primera lectura de Vox es un órdago que no admite réplicas. «Su posición actual es que votemos a favor, que nos abstengamos en la investidura del señor Mañueco, que nos adhiramos a su programa, con un acuerdo en el que se acepten algunas de nuestras reivindicaciones. Esa experiencia la hemos tenido a nivel de partido en Madrid, Murcia y Andalucía y por eso en nuestros discursos hemos sido claros. Íbamos a tomar estas elecciones como un punto de inflexión: o entramos en el Gobierno como parte del acuerdo programático o no habrá voto a favor de la investidura».

Y ante esa 'amenaza', el presidente de la Junta en funciones opuso una dosis de calmante, de 'sin prisa', de 'esto va a ser muy largo', que ejemplifica a la perfección el perfil de quien le acompañó en la negociación, Carlos Fernández Carriedo. Paciencia y 'laissez faire'. Hay tiempo, llegó a decir. «Quedan dos semanas aún para la constitución de las Cortes y luego un plazo mucho más largo» para formar Gobierno, que Mañueco insiste en que sea en solitario.

Parte de un punto de vista que Vox no comparte, claro. Para los de García-Gallardo, sus 13 procuradores son equivalentes a los 12 de Ciudadanos en la última legislatura. Para Mañueco, en aquel entonces el PP no tenía más remedio que acogerse al clavo naranja para sumar una mayoría justita (29+12), mientras que ahora sus 31 escaños le permiten jugar otras bazas, por inverosímil que parezca. «Hay tres opciones de formar un Gobierno en solitario. Una con el apoyo del PSOE, dos con el apoyo de Vox y tres con el apoyo de los localistas y abstención de Vox o del PSOE», afirmó.

Vox vio «plausible» que el PP acepte «tocar» las «normativas de izquierdas», pero Mañueco asegura que apenas se habló de ello

Que un cogobierno con Vox se presenta incómodo para el PP es algo que se aprecia a simple vista en cuanto surgen las condiciones más ideológicas. De hecho, en ese punto es radicalmente distinta la impresión que ambos líderes sacaron de la reunión. Según Juan García-Gallardo, «cuando se han puesto encima de la mesa cuáles son las reivindicaciones [de Vox] en las dos materias que definimos como normativa de izquierdas, la sensación es que al PP le ha parecido plausible y razonable que se equiparen las ayudas a cualquier víctima y que no haya sesgo en la memoria histórica», defendió. Cuando a Mañueco se le preguntó por esta afirmación, el líder del PP hizo una mueca como si no supiera de qué iba la cuestión. «Tocar o no tocar [leyes]… Es que no toca hablar de programa de Gobierno, por tanto, no hemos hablado de ello. En ningún momento se ha hablado de derogar ninguna ley, porque una de las cuestiones que menciona, la memoria histórica, ni siquiera es ley, es un decreto», dijo. Incluso avanzó que esos temas apenas tuvieron relevancia en la reunión. «No hemos hablado de programa de Gobierno, esas cuestiones han salido de manera incidental cuando estábamos ya levantándonos de la mesa», dijo.

Vox ha dejado claro que concederá importancia a los asuntos más ideológicos de su programa, mientras que el PP defendió que la acción de Gobierno deberá respetar sus «principios básicos que no pueden ser obviados: autonomismo útil, crucial y básico para gestionar los servicios públicos; la apuesta por cohesión territorial de la comunidad autónoma dentro de España y de Europa; la defensa de la igualdad en todos los ámbitos».

Feijóo se ha pronunciado en ocasiones sobre la inconveniencia de pactar con Vox, pero Mañueco reclama «manos libres»

Contra ese discurso, Juan García-Gallardo había presentado con nitidez algunas de sus propuestas más duras. «Hay una inmigración con una capacidad de adaptación limitada a nuestra sociedad, que es plural, que respeta los derechos de los homosexuales y de las mujeres, y protagonizan en un porcentaje mayor las agresiones sexuales a mujeres. Población del norte de África ha protagonizado agresiones en manada a mujeres y nosotros queremos evitarlas», dijo. «También vemos que a nivel presupuestario se han establecido cuotas, se ha introducido el lenguaje inclusivo, se permite que haya activistas en los colegios manipulando a los niños…».

El 'progre' Mañueco, como lo calificaron desde Vox durante la campaña electoral, tiene que conjugar su necesidad de pactos para lograr el «Gobierno estable» que pretende con una doble vertiente: la autonómica y el interés del partido a nivel nacional. A este respecto dejó clara su «buena relación» con Alberto Núñez Feijóo, que se presenta como el relevo natural de Pablo Casado y que se ha pronunciado en ocasiones en contra de pactar con Vox, pero advirtió de que «se manifestó en el Comité Ejecutivo del partido la oportunidad de otorgar manos libres al PP de Castilla y León, a quienes debemos liderar ese diálogo y esa negociación, si hubiera lugar. Manos libres significa explorar todas las posibilidades».

Sin segunda reunión aún

Para lograrlo, y atemperar los ánimos de un Vox que se cree en ventaja porque domina el relato que conduciría a una repetición electoral, Mañueco ha apostado por la calma y por decelerar los tiempos. De hecho, ni siquiera se ha fijado una segunda reunión. Primero terminará la «ronda de diálogo» con todas las demás fuerzas: UPL, Soria ¡Ya!, Por Ávila, Ciudadanos y Unidas Podemos. «Quedan dos semanas, estamos en el diálogo y elaboración del programa de Gobierno, no nos preocupa qué personas deben ocupar los sillones en la mesa de las Cortes ni en el Gobierno. Ya tocará». Una campana temporal con la que quitarle oxígeno al fuego de Vox, que asegura que hará valer su amenaza de votar contra su investidura si no se les asegura que formarán parte del Gobierno. «No está cerca ese acuerdo por la posición que mantiene el PP y existe un plazo perentorio, está el 10 de marzo a la vuelta de la esquina y no vamos a pedir ni más ni menos de lo que tuvieron otros partidos en una situación similar a la nuestra», insistía García-Gallardo. Y Mañueco, en su atalaya de observador aparentemente tranquilo, mataba el órdago: «Vamos a ir viendo cómo evolucionan los acontecimientos, pero estoy sereno y tranquilo y apuesto por lo mismo que he defendido estas semanas, un Gobierno fuerte en solitario…»

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