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Cuando se enteraron de que el Burgos CF se iba a jugar el ascenso a Segunda en Extremadura, la familia compuesta por Natalía, Claudia y Eduardo empezaron a reservar hoteles en todas las posibles sedes. Desde Badajoz hasta Mérida, donde pernoctaron la semana pasada ... y donde han dejado las maletas este fin de semana.
A escasa media hora de la capital extremeña se encuentra Almendralejo, donde esta tarde el Burgos CF juega el partido más importante de los últimos 20 años, el del ascenso a Segunda. «Tenemos muchos nervios, pero también mucha ilusión», apostillaban esta mañana los tres miembros de la familia, socios del club desde antes de que el mítico Pendín lograra el último gran hito del club en 2001 con su gol que también valió un ascenso.
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«El sentimiento se traslada de padres a hijos. El fútbol te hace vivir cosas como las de hoy, y más con temporadas como esta», añaden con sus bufandas del club blanquinero en la mano.
Natalia, Claudia y Eduardo confían esta tarde en su equipo, como lo han hecho durante el resto de la campaña y solo contemplan volver a casa presumiendo que su equipo formará parte desde esta noche de la Segunda División. «Somos unos habituales de los desplazamientos. Esta temporada, por la pandemia, solo hemos podido viajar a Zamora, además de ver a nuestro equipo, cuando hemos podido, en El Plantío», continúan.
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Ahora, solo «esperan no sufrir tanto como el otro día en Don Benito, cuando los de Calero doblegaron al Calahorra en la prórroga. «Aun así, esperamos que el resultado sea el mismo», concluye una familia que 'coge' como excusa los desplazamientos del Burgos para salir de casa después de los confinamientos y de las restricciones sanitarias.
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