El Burgos CF conquista Andorra y encadena diez jornadas invicto

Lo intentó de todas las formas posibles, pero tampoco fue el cuadro de Eder Sarabia el primero en perforar las redes burgalesas. En su lugar, se topó con el entramado defensivo blanquinegro y con las históricas manoplas de Caro -a punto de rebasar los 1.000 minutos sin recibir gol- que decantaron la balanza a favor de Calero en el particular choque de estilos de los banquillos.

Arrancó el primero de los dos compromisos que afrontará el Burgos CF esta semana con hasta cinco novedades introducidas por Calero para refrescar el equipo tras la ascensión del sábado a un «Everest» llamado Alavés que acabó coronado con tres goles blanquinegros.

Tal y como predijo Calero en la rueda de prensa previa al encuentro, el Andorra salió desde los primeros instantes con la premisa de poseer el balón para amasar las jugadas que penetrasen en la nutrida defensa burgalesa.

Cómodo con ceder la iniciativa, el cuadro blanquinegro empezó el partido como es costumbre, concentrado y bien pertrechado en su ya histórico entramado defensivo para repeler las ofensivas andorranas.

Los locales imponían un pausado dominio, amasando las jugadas con la incorporación de los centrales a la circulación de balón en campo rival y buscando la amplitud para encontrar las superioridades y los huecos entre líneas.

Sin concender facilidades, el Burgos rompía la sinfonía del toque andorrana con el rock and roll 'made in El Plantío' para amenazar la portería de Ratti. Una cabalgada de Curro Sánchez en el minuto 8, que bien recordó a la de Mumo la pasada jornada, a punto estuvo de poner el primero en la cuenta burgalesa.

El buen repliegue de la zaga precipitó finalmente un disparo que se marchó cerca del palo izquierdo de la portería andorrana. Apenas dos disparos lejanos fueron la máxima amenaza local en los primeros veinte minutos de encuentro al récord de imbatibilidad que, una jornada más, defendía Churripi Caro.

En los siguientes diez minutos, el Andorra logró agitar la defensa burgalesa, situación que propició un aculamiento excesivo de los blanquinegros y enalteció a los de Eber Sarabia, que empezaron a mover el balón de lado a lado con la velocidad suficiente para generar posiciones favorables de centro y disparo.

Pasado la media hora de partido, Bermejo cazó un balón al contragolpe tras una buena combinación entre Mourad y Mumo para correr por la izquierda y, tras un recorte de clase, rozar de nuevo el palo izquierdo de Nico Ratti.

Apenas un par de minutos tardó el Andorra en dar la réplica con un soberbio centro de Bundu desde la derecha, que evitó la oposición de dos defensores burgaleses y a punto estuvo de encontrar la entrada de Carlos Martínez en segunda línea.

Los últimos compases parecían convertirse en un asedio de los de Eber Sarabia, que utilizaba la salida desde atrás de los centrales para generar dos contra uno en los flancos y encontrar jugadores liberados con los que poder jugar y sacar situaciones de golpeo.

Caro apareció en dos ocasiones, seguro como siempre, para desbaratar un potente chut y un centro envenenado al corazón del área. Pero fue Mourad el que tuvo la más clara hasta el descanso.

Bermejo colocó un extraordinario centro desde la izquierda para un '9' burgalés que, por querer imprimirle demasiada potencia al cabezazo, no conectó correctamente el frentazo y terminó por desaprovechar la última ocasión de peligro antes de que López Toca indicase el camino a los vestuarios.

Los mismos 22 protagonistas saltaron al Estadio Nacional de Andorra para iniciar la segunda mitad del partido. Seis minutos hubo que esperar para que Bermejo desequilibrase la balanza a favor del Burgos.

Tras uno de los ataques fulgurantes de los de Calero. La segunda jugada tras un saque de esquina desde la derecha fue recogida por Mourad, que vio como la defensa andorrana basculaba demasiado y dejaba completamente liberada la internada de Matos por el otro costado.

El lateral utrerano recogió el envío raso dentro del área y puso un tenso balón a media altura que encontró la bota del '10' burgalés, que solo tuvo que empujar el balón al fondo de las redes locales.

Corría el minuto 51 y, tras pasar la mayor parte del tiempo achicando balones y cerrando espacios, el Burgos volvió a demostrar una vez más, que este equipo no necesita muchas ocasiones ni tener el balón para ser letal.

Lejos de bajar los brazos, los de Eber Sarabia se encoraginaron con el tanto en contra y se volcaron aún más sobre las líneas blanquinegras. A punto estuvieron de revertir la diana de Bermejo con dos centros dañinos al corazón del área de Caro que, por suerte para los castellanos, no lograron encontrar rematador.

Si con el empate a cero inicial, el Andorra adelantaba las líneas hasta la medular dejando espacio detrás sin mayor preocupación, con el marcador adverso ubicó la defensa en campo blanquinegro.

Este espacio lo aprovechaba en cada salida el Burgos para correr como le gusta y obligaba a retroceder a la zaga, con el desgaste físico que conlleva no solo la acción defensiva, sino el retorno a posiciones más adelantadas para intentar la igualada.

Mientras, con la hora de partido cumplida, los de Eder Sarabia arrancaron su asedio para derribar el muro burgalés contra el que se habían chocado durante todo el choque y que, para más inri, habían deshecho para adelantarse en el marcador.

A punto estuvo Mika Marmol, uno de los más destacados del encuentro por parte de los locales, de tirar abajo la muralla castellana tras nueve jornadas sin que nadie hubiese podido hacerlo con un cañonazo extraordinario desde un poco más atrás de la media luna burgalesa.

Pero ser el portero que más minutos ha permanecido imbatido en un arranque liguero en la historia del fútbol español no es casualidad y, cuando todo eso parecía desvanecerse, apareció una vez más la manopla salvadora de Churripi Caro para despejar el trallazo por encima de la meta blanquinegra.

Cinco minutos después dio comienzo el carrusel de cambios, que hasta el 80, provocó el reemplazo de siete futbolistas. Eder Sarabia intentaba aportar frescura y agitar el avispero para lograr ese plus que llevase al gol a los locales.

El Andorra mantenía la paciencia, y el Burgos la cabeza fría para continuar con su trabajo cotidiano de anular las virtudes del rival y desesperar por momentos a los locales.

Rotando como si de un partido de fútbol sala se tratase, los jugadores andorranos se movían continuamente para encontrar el espacio entre líneas. Así llegó el susto que recibió Caro con el disparo de Héctor Hevel que lamió el poste izquierdo de la meta burgalesa.

Marc Fernández probó por última vez la fortaleza de las manos de Caro, que respondió al reto con un potente zarpazo que mandó el balón a córner. Buscaba todas las fórmulas el Andorra para abrir el candado de la portería blanquinegra pero chocaba una y otra vez con los Zabaco, Córdoba, Elgezabal y compañía.

Completamente desesperado, el Andorra, que había quemado las naves desde el 85, no consiguió poner en peligro la racha del Burgos, que sumó su décima jornada imbatido e invicto para colocarse con 18 puntos y, de forma momentánea, líder de Segunda División.

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