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Salas de los Infantes, Lerma, Aranda de Duero, Trespaderne son algunos de los municipios burgaleses en los que en los últimos días se han suspendido los mercadillos ambulantes por la llegada de rebrotes de covid-19 o por el miedo a que la enfermedad llegue ... a sus pueblos. «Las previsiones no son nada halagüeñas», reconoce Enrique Jiménez, presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes.
Jiménez señala que entienden que las autoridades toman las «decisiones adecuadas» para frenar la pandemia pero estas son heridas mortales para los vendedores ambulantes.
Una de las medidas que la Asociación de Vendedores Ambulantes no comprende es la negación del Ayuntamiento de Burgos para eximir a estos de pagar la tasa de ocupación de suelo público. Jiménez explica que «queremos mantener reuniones con el Ayuntamiento de Burgos para ver si entran en razón porque no nos parece justo pagar la tasa de suelo público de todo el año cuando hemos estado meses sin trabajar y ahora nuestro aforo es mucho más limitado».
Los vendedores ambulantes ven un agravio comparativo con otros sectores a los que sí se les ha eximido del pago de determinados impuestos. «No estamos pidiendo dinero ni subvenciones, pese a que en ciudades cercanas como Palencia se ha concedido una ayuda de 1.200 euros a los vendedores de fruta, por ejemplo. Solo pedimos que no se nos cobre un impuesto por ocupación de suelo público cuando no hemos instalado el puesto durante meses», explica Jiménez.
Los vendedores ambulantes de Burgos no se darán por vencidos e intentarán, mediante reuniones con el Ayuntamiento, solventar una situación que les parece injusta. Además, ponen como ejemplo a Medina de Pomar donde, como señala Jiménez, se ha perdonado la tasa de ocupación de uso público del primer trimestre.
Los vendedores ambulantes siguen adelante con su trabajo, en aquellos municipios en los que no se han cancelado los mercados semanales, «intentando cumplir toda la normativa para frenar la pandemia de la covid-19».
Aún así, la clientela parece «no responder». El aforo de muchos mercados se ha reducido y los clientes parecen reacios a comprar. Por un lado por la peor situación económica de muchas familias debido a la crisis de la covid-19 y, por otro lado, «porque hay mucho miedo. Nos esforzamos por garantizar la seguridad pero el miedo es libre y muchas personas lo tienen», apunta Jiménez.
El gremio de los vendedores ambulantes se encontraba, al principio del verano, «animado por recuperar los ingresos pero las pocas ayudas institucionales no nos ayuda y nos frustra», reconoce el presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes.
Además, la cancelación de las fiestas populares de verano y las ferias han sido otro duro golpe para este gremio que contaba con estos momentos para recuperar ingresos perdidos.
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