Susana Vallecillo lleva 32 años trabajando en el San Juan de Dios. PCR
Hospital San Juan de Dios de Burgos

«El último año ha sido muy duro, lo hemos pasado muy mal»

Susana Vallecillo, TCAE en el Hospital San Juan de Dios ·

Susana Vallecillo ya solo pide certidumbre, tras un año de gran inquietud y un amago de cierre que ha estado a punto de convertirse en realidad. Lleva 32 años en el San Juan de Dios y dice sentirse «muy a gusto» por la gran camaradería entre los compañeros

Sábado, 8 de enero 2022, 09:18

Han sido momentos de recuerdos, de echar la vista atrás y hacer balance. También de plantearse el futuro, de ver ventanas abiertas donde se cerraban puertas. Y es que, en esta ocasión, el cierre del Hospital San Juan de Dios ha estado más cerca que nunca. ... Los amagos han sido constantes en los últimos años, cada vez que se tenía que renovar el convenio con la Junta de Castilla y León. Sin embargo, en este 2021, se han salvado 'in extremis', pues el convenio estaba para rescindirse el 31 de diciembre, Sacyl había dejado de derivar pacientes y la dirección del hospital tenía preparados los despidos para negociarlos con la plantilla.

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«No me creía que iban a cerrar hasta que, el otro día, tuve un golpe de realidad. Me costó mucho hacerme a la idea», admite Susana Vallecillo, técnica en cuidados de enfermería (TCAE), que lleva 32 años trabajando en el San Juan de Dios. El 2 de diciembre cumplía el aniversario y, cuatro días después, la dirección del hospital les comunicaban el cierre inminente por ruptura del acuerdo con la Junta. Era el punto y final a un año «muy duro», explica. «Ha sido un estar y no estar, te descentras mucho», comenta Susana, y recuerda que todos, amigos y familiares, han intentado darles ánimos pero esta vez han visto el final muy de cerca.

Susana recuerda cuando llegó al San Juan de Dios con 23 años, muy joven y sin experiencia. «No estaba preparada para lo que me iba a encontrar, ni física ni mentalmente», admite, pues su contratación coincidió con la firma del convenio con la Seguridad Social y la apertura de la tercera planta del edificio para destinarla a cuidados paliativos y de media y larga estancia. Allí le tocó a ella empezar a trabajar. «El primer mes pensé que no aguantaba, porque físicamente salía destrozada y psicológicamente era muy duro, y más con 23 años», reconoce.

Luego, los años han ido pasando y, si bien el trabajo sigue siendo duro, Susana afirma estar muy a gusto en el San Juan de Dios. «El compañerismo entre nosotras es muy bueno. Como la casa no es muy grande, el roce entre nosotras es mucho y nos apoyamos unas a otras, no solo en el ámbito profesional. Algunas de mis mejores amigas son compañeras de trabajo», comenta. Además, si el ambiente no fuera bueno, si no estuviera a gusto, Susana ya se habría ido, y en el San Juan de Dios la mayoría de las compañeras llevan 20 años, pero las hay que llevan 30 y 40.

Grandes cambios

Susana explica que, durante sus tres décadas en el hospital, ha habido importantes cambios. «Al principio todo era trabajo», admite. «Una cama se subía con manivela, no había grúa para mover a los pacientes». Se vivía con las herramientas de la época pero ahora cuentan con muchos más recursos y más actualizados. Susana destaca, por lo que agiliza el trabajo, el sistema de comunicación, que permite al paciente comunicarse directamente con las profesionales, indicarles qué necesita y, así, cuando se dirigen a la habitación van preparadas para atenderlo.

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También ha habido cambios en el funcionamiento del centro y los servicios que presta. Actualmente, el San Juan de Dios se centra en cuidados paliativos y de media y larga estancia. Hay rehabilitación, terapia ocupacional y psicología. Y realizan cirugías, pero vinculadas al convenio con Sacyl para la derivación de pacientes del Hospital Universitario de Burgos y, así, aligerar las listas de espera. Sin embargo, hace años «había mucha cirugía», recuerda Susana, y se contaba con algunos de los médicos más prestigiosos del país.

Cuando Susana llegó al San Juan de Dios había dos plantas de residentes, se operaba por el sistema privado, se acaba de abrir la tercera planta para paliativos y la maternidad estaba a pleno rendimiento. «Era muy conocida por lo que se llamaba entonces el parto sin dolor, muchísimos burgaleses han nacido allí», recuerda, de ahí que la vinculación de Burgos con el hospital sea tan estrecha que haya habido épocas de gran contestación social ante un posible cierre.

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«Yo he vivido cuatro gerencias, dos religiosas y dos no religiosas», explica, y quiere seguir trabajando en el San Juan de Dios pero pide también acabar con la incertidumbre. Ahora saben que no se cierra, que se mantiene el convenio hasta diciembre de 2022, pero ¿qué pasará entonces? Todo dependerá de las negociaciones entre la orden hospitalaria y la Junta, del resultado de las elecciones del 13 de febrero y la conformación del nuevo gobierno regional. Y eso inquieta a la plantilla.

Por ese motivo, algunas de sus compañeras se han preparado oposiciones en los últimos años y se han marchado al sistema público. Susana ha seguido trabajando, formándose, y continúa en la bolsa de empleo, el recurso alternativo si se cerrase el San Juan de Dios. Como le decía su hijo estas últimas semanas, cuando se cierra una puerta se abre otra, y si tiene que salir del centro hospitalario, Susana está convencida de que encontrará otro trabajo. Experiencia no le falta, tampoco formación, y eso puntúa, sobre todo tras haberse encargado durante tantos años de una tarea tan difícil, pero tan necesaria para la sociedad.

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