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La subida de la luz ha abierto informativos y copado periódicos, afecta a la economía familiar, pero la hostelería burgalesa se siente amenazada por varios factores, según explica Fernando de la Varga, actual presidente de la Federación de Hostelería de Burgos. «A la subida de ... la luz se une la inflación, la subida de impuestos, el aumento de las cotizaciones», señala De la Varga.
Por todo ello, el presidente reconoce que la situación de la hostelería en Burgos es «muy preocupante». Por un lado, explica que a comienzos de año suelen subir los precios de los suministros. Normalmente esta subida es del 1 por ciento, pero este año se espera que oscile entre el cuatro y el ocho por ciento. «Los proveedores ya nos lo han reconocido porque a ellos también les ha subido el coste del gasoil. No es solo que suban los productos, es que suben los combustibles, sube toda la cadena», añade De la Varga.
A esta subida de entre el cuatro y el ocho por ciento de los suministros se añade una subida, también esperada y probable de los gastos fijos. El presidente de la Federación de Hostelería apunta que esta subida de los costes fijos oscilará entre un 25 y un 40 por ciento.
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Patricia Carro
Una hostelera burgalesa confirma este análisis de situación realizado por De la Varga, «hay que tener en cuenta que no es solo la subida de la luz, junto con la inflación y el aumento de los impuestos afecta a toda la cadena. Nosotros no podemos mover nuestros consumo de luz por franjas horarias y, aunque estemos cerrados, seguimos teniendo consumo por las cámaras frigoríficas, por ejemplo. Para nosotros la luz es un gasto básico y sube, pero todo lo derivado también sube», lamenta.
Reconoce que están intentando ajustar los precios, «pero venimos de una época con fuertes pérdidas. La hostelería burgalesa ha intentado ajustar los precios lo máximo pero, al final, esta subida acabará repercutiendo en los precios y, por tanto, en el consumidor», señala De la Varga, «la subida de precios es previsible. No podemos hacer más», reconoce.
De la Varga reconoce que es difícil prever qué pasará con la hostelería burgalesa a largo plazo, pero sí es probable que se produzcan «más traspasos. Hasta establecimientos con solera en la ciudad se lo están planteando», reconoce.
Esto puede llevar a una situación en la que aumente la presencia de cadenas de hostelería en la ciudad de Burgos, al tener más capacidad de afrontar pérdidas. «De momento Burgos está a un nivel adecuado con respecto a las cadenas, no hay mucha implantación, pero es un riesgo real que contemplamos», reconoce.
La subida de la luz, el aumento de la inflación y el aumento de los impuestos marcarán un año de crecidas de los gastos para los hosteleros burgaleses.
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