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Si hace apenas 15 días las previsiones eran halagüeñas ahora las tornas han cambiado y en la hostelería viven días de frustración y cancelaciones. El temor al virus o los contagios provocados por el Sars-Cov-2 están haciendo sonar los teléfonos de los ... restaurantes burgaleses para cancelar las reservas de las cenas y comidas de empresa. Fernando de la Varga, presidente de la Confederación de Hostelería de Castilla y León y presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Burgos, explica que la « perspectiva era muy buena» al ver cómo se adelantaban cenas y comidas «de personas que querían evitar las aglomeraciones que se preveían podía haber a final de año», pero la situación ha cambiado.
«Justo la semana antes del puente y estos días posteriores hemos visto cómo de repente se han frenado las reservas. Y no solo eso, sino que se han cancelado un número importante de estas cenas y comidas, sobre todo las que iban a reunir un número grande de personas», lamenta de la Varga.
Estas cancelaciones no solo afectan al sector hostelero que tenía puestas sus esperanzas en la campaña de Navidad, sino que también lo hace en otros negocios: «Esto va asociado a todas esas personas que cuando salen de cena o de comida en días como estos, tan señalados, se compran unos zapatos, van a la peluquería, cogen un taxi para volver a su casa... Y los establecimientos compramos mayor volumen de mercadería al pescadero, al carnicero, al charcutero... por lo tanto estamos hablando de que este retroceso va a lastrar mucho la economía circular».
Estas pérdidas no están calculadas aún, puesto que, como asegura de la Varga, «no solamente hay que calcular las cancelaciones de los restaurantes, sino también las pérdidas de todos esos establecimientos que también les afecta, como puede ser un bar de un barrio o una cafetería, porque a fin de cuentas antes de irse de cena la gente va a tomarse una copita de champán o unas cervezas». Por ello, el cálculo de las pérdidas, tanto en volumen de trabajo como a nivel económico se llevará a cabo «pasados unos días».
Y es que solo queda esperar a ver cómo evoluciona el ritmo de contagios, puesto que «las cancelaciones vienen por el miedo que existe por el aumento del número de casos, que ha hecho que de alguna forma la gente se haya reprimido a la hora de hacer este tipo de celebraciones». De poco ha servido que algunos grupos grandes se hayan subdividido en otros más pequeños para celebrar la comida o cena, porque «no es suficiente» para equilibrar la situación ante la ausencia de reservas y el aumento de las cancelaciones.
Ahora, los hosteleros miran con recelo los días grandes de las fiestas. En una especie de «calma tensa». «Para los días grandes, Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo lo que hay es una calma tensa debida a la situación que estamos viviendo. Hasta última hora, hasta que no veamos cómo evoluciona la pandemia, va a ser difícil que podamos hacer una previsión para esos días. La ciudadanía está esperando hasta el último minuto para decidir cómo va a actuar esos días», finaliza de la Varga.
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