Los primeros pasos no han sido sencillos, pero las obras de urbanización del Parque Tecnológico de Burgos han cogido ya velocidad de crucero. De hecho, los operarios de la UTE formada por OHLA y Padecasa han ejecutado ya la tercera parte de los trabajos contemplados en el proyecto de urbanización diseñado tiempo atrás para completar un polígono que hasta septiembre del año pasado se encontraba totalmente abandonado a su suerte.
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Ese abandono es precisamente uno de los principales retos con los que han tenido que lidiar los operarios de la UTE, que en virtud del proyecto revisado, se han visto obligados a demoler parte de lo ya construido años atrás para arreglar los innumerables desperfectos generados por el paso del tiempo, la falta total de mantenimiento y el vandalismo.
6,5 Millones de euros
Ya se han ejecutado obras por valor de 6,5 millones de euros, lo que supone alrededor de un tercio del presupuesto total.
Así, desde que las máquinas entraran en el polígono a finales del pasado mes de septiembre, el movimiento ha sido continuo y ya son más que visibles los primeros resultados. En estos meses se han levantado buena parte de las calles trazadas años atrás para reparar, mejorar, limpiar o directamente sustituir algunas canalizaciones ya instaladas, tanto de la red del ciclo del agua como de otras acometidas de suministros, como la electricidad.
El trabajo en este ámbito concreto ha avanzado de manera significativa y buena parte de todas las actuaciones de reparación y mejora de las infraestructuras existentes ya se han completado, mientras los operarios afrontaban otros frentes en los que hasta ahora no se había intervenido, como la instalación de las conexiones con el resto de redes circundantes y la construcción del futuro acceso al parque.
Ese es precisamente uno de los puntos más visibles de la obra, toda vez que afecta directamente al tráfico en la N-120 y su enlace con San Medel. En ese entorno el movimiento también está siendo muy intenso, sobre todo en las últimas semanas, en las que se ha procedido a colocar la estructura del paso superior que salvará la nacional y los diferentes cajones sobre los que se creará un enlace de tipo diamante con dos glorietas en sus extremos.
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Todos los trabajos realizados hasta la fecha han supuesto un coste en certificaciones de obra de 6,5 millones de euros, lo que supone aproximadamente un tercio del presupuesto total de adjudicación (19,8 millones). Un presupuesto que en si día ya supuso una baja del 14% respecto al precio calculado por la Consejería de Economía en la licitación de las obras.
A la vista del avance de las obras, que están cumpliendo escrupulosamente el calendario y plazos de ejecución previstos, desde la Consejería se muestran satisfechos. No es para menos, habida cuenta de los quebraderos de cabeza que ha provocado el proyecto durante los últimos años, en los que ha tenido que superar mil y un problemas y retrasos.
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De hecho, la historia del Parque Tecnológico de Burgos comenzó a escribirse hace dos décadas, cuando se comenzó a diseñar un polígono industrial llamado entonces a ser referente por su filosofía. Sin embargo, poco tardó el proyecto en encontrarse con el primer obstáculo, en este caso judicial.
La obra, adjudicada inicialmente a Isolux Corsán, tuvo que ser paralizada a raíz de la presentación de un recurso por parte del Ayuntamiento de Cardeñajimeno que acabó siendo estimado parcialmente por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL).
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Gabriel de la Iglesia
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A la vista de que el bloqueo podía eternizarse, la Junta acabó 'firmando la paz' con el Consistorio de Cardeñajimeno a cambio de sendas inversiones en el municipio, lo que permitió en la retirada del recurso y el desbloqueo del proyecto en 2016.
El problema es que, para entonces, la adjudicataria arrastraba ya muchos problemas y no pudo retomar las obras, lo que obligó de nuevo a la Junta a moverse para culminar la urbanización. Así, en 2019 se encomendó a la empresa pública Tragsa la conclusión de los trabajos. Sin embargo, esta fórmula también acabó fracasando a raíz de otro recurso, interpuesto en este caso por la Cámara de Contratistas de Castilla y León, que también fue estimado por el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales de Castilla y León (Tarcyl).
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Quemadas casi todas las balas, a la Junta no le quedó más remedio que regresar de nuevo a la casilla de salida y redactar y licitar un nuevo proyecto que el año pasado fue adjudicado a la actual UTE con un plazo de ejecución de 24 meses que comenzaron a contar desde septiembre.
De momento, los plazos se están cumpliendo según lo previsto y, si nada se tuerce en esta ocasión, la adjudicataria deberá entregar la obra en el último trimestre de 2025.
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