Normas, tasas y planes de seguridad desmotivan a los comerciantes del centro histórico

Las tasas municipales, las normativas propias y ajenas son un elemento desmotivador para los comerciantes del centro histórico de Burgos, que antes de preparar una nueva acción en calle se lo piensan muy mucho. Tienen que valorar si el esfuerzo, personal y económico, realmente les compensa. Y, en algunas ocasiones, no lo hace.

Es una de las quejas que transmiten Antonio Blanco y Belén Marticorena, vicepresidente y gerente de la Asociación de Comerciantes Centro Burgos Centro Comercial Abierto. Las actividades, en lugar de promoverse, se limitan. Se ponen impedimientos, uno tras otro, que en algunos casos son consecuencia de una normativa mal dimensionada.

La asociación de comerciantes ha tenido que triplicar su seguro de responsabilidad civil para cubrir las campañas anuales. Sin embargo, no es suficiente. Toda acción requiere un plan de seguridad y es inviable para iniciativas como la Noche Abierta: se necesita un plan para cada comercio que sale a la calle, que cuesta 450 euros, apunta Marticorena.

Así que la Noche Abierta es una actividad que se ha caído de la programación. Otras se mantienen pese a los obstáculos. Cada elemento que colocan en la calle, como las grandes bolsas promocionales, tienen que pagar por ocupación de suelo público. Y les pasan las tasas por la utilización de las farolas.

Esos 2.000 euros que acaban de pagar, porque primero se paga y luego se reclama, corresponden a los años 2018 y 2019. Luego tendrán que llegar los de los ejercicios posteriores. Los comerciantes recurren las liquidaciones pues las actividades se enmarcan en el programa de promoción del comercio local, que finanacia el propio Ayuntamiento, y deberían estar exentas de esos pagos, insiste la gerente.

Pero, de momento, el dinero sale por la puerta. Lo mismo cada vez que organizan una acción. Primero va el desembolso y, luego, llega la ayuda municipal. Así que al comercio del centro histórico no le quedan muchas ganas de realizar eventos... y eso que ideas no faltan. Tampoco para la decoración navideña. Pero eso es cosa del Ayuntamiento.

«Las luces son de ellos», afirma Belén Marticorena, en respuesta a las constantes peticiones del equipo de Gobierno de que los comerciantes colaboren en las luces de Navidad. «Siempre lo han querido así», asevera, lo que no quiere decir que el sector no tenga ideas. «Si nos dejasen libertad realmente para hacer un proyecto de Navidad...».

Sobre la mesa, Marticorena ha tenido propuestas de todo tipo, desde iluminar las calles con colores hasta asociar aromas a colores y calles, decoración aérea... Y el problema no es el dinero, comenta, pues se podría hacer un esfuerzo. El problema son los permisos, los trámites, la normativa, las imposiciones... Así que la Navidad es cosa del Consistorio.