Burgos sigue teniendo tirón. La pandemia de la covid-19 no ha frenado el interés de la capital para los visitantes y, pese a las restricciones, las calles están llenas de turistas. Y eso se deja notar también en los hoteles, que presentan niveles altos ... de ocupación este verano, con datos que si bien no son los cosechados antes de la pandemia, tampoco tienen nada que ver con las exiguas cifras del verano de la covid.
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El verano está yendo «bien», reconoce Luis Mata, responsable de la Asociación Burgalesa de Hospedaje, tras los duros meses vividos y la incertidumbre con la que arrancó el periodo estival, que coincidió con la quinta ola. «Las previsiones eran bastante buenas en julio y en agosto, pero teníamos miedo porque veíamos que en algún momento se podían caer«, reconoce Mata.
Afortunadamente, la hostelería ha conseguido salvar la quita ola y ahora están más tranquilos, confiando en que el verano sea de verdad el inicio de la reactivación del sector tras la pandemia. «Vamos a poder acabar el verano en buenas condiciones», admite Mata, y tanto julio como agosto registran cifras de ocupación mejores a las del pasado 2020, aunque sin llega todavía a datos de prepandemia.
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En julio se ha alcanzado una ocupación del 65%, diez puntos por debajo de los registros de 2019, mientras que para agosto confían en alcanzar el 80%, «infinitamente mejor que el año pasado», cuando se quedaron en el 70%, explica Mata. Y, para cumplir con este objetivo, es clave este próximo puente del 15 de agosto, la fecha «más fuerte» del calendario turístico nacional.
El reponsable de la Asociación Burgalesa de Hospedaje admite que la Vuelta a Burgos, primero, y ahora la Vuelta a España «les han venido muy bien». Suponen un empujón muy grande y dan tranquilidad al sector. Para este fin de semana, con la Vuelta a España, tienen reservado el 40% de las habitaciones, lo cual supone un respiro económico, pues son reservas son margen económico.
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Las restricciones vinculadas a la covid-19 han hecho cambiar, ligeramente, el perfir del turista burgalés. Se ha notado una caída de los extranjeros, aunque los que vienen tienen un alto poder adquisitivo, y sobre todo se ha registrado un importante descenso en los peregrinos. Mientras, aumenta la presencia de españoles, aunque como turistas de paso, camino de la playa u otros lugares de vacaciones, que es el perfil habitual.
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Así las cosas, los hoteles valoran el verano pues supone el primer respiro tras la pandemia, duros meses en los que han intentado no acumular más pérdidas, ha apuntado Luis Mata. Ahora toca empezar a ingresar para cubrir los créditos que han ido adquiriendo para afrontar la crisis sanitaria y, también, soportar un invierno que «pensamos que no va a ser bueno».
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Septiembre suele ser un buen mes por los peregrinos, y su llegada no va a remontar, explica Mata. Tampoco se espera una reactivación del turismo de negocios, pues las empresas siguen con sus propias restricciones, y en invierno se vive mucho de las convenciones y congresos, también paralizados. Hay fechas cerradas pero nada que ver con los datos de 2019, así que lo que queda de año será complicado
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