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La Plaza de España es uno de esos lugares de tránsito en la ciudad. Puede ser el de mayor trasiego peatonal y en diferentes tipos de vehículos de toda la ciudad. Incluso se ha llegado a plantear, sin éxito, que sea un intercambiador de transporte público de la ciudad y de la provincia.
La actual conformación urbanística de la Plaza de España, data de las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, pero no es hasta el siglo XXI cuando ha adquirido el mayor protagonismo. Esta en el extremo suroeste del barrio de Los Vadillos, de la parte más moderna.
Y se ubicó aquí, entre los edificios de la avenida del Cid y de la actual Ibercaja, la plaza de toros de Los Vadillos, un centenario e histórico coso que desapareció en 1967. Recibía esta zona que abarcaría desde el monasterio de San Francisco hasta el final de la avenida de Cid, por un lado, y hasta la plaza de España por otros el nombre de Vadillos por por los frecuentes vados de agua que por allí se originaban.
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Pero si hablamos de historia, por esta plaza transcurría la muralla de Burgos, entre la Puerta Margarita, en la actual plaza de Alonso Martínez y el arco de San Juan, el actual de trazado moderno porque fue remodelado en 1842.
En la actual calle Hortelanos, la trasera del Mercado Norte, estaba el Monasterio de San Ildefonso en el que residían unas monjas agustinas. Un cenobio que funcionó hasta la Desamortización de Mendizábal y que después fue cuartel de Artillería.
El resto de la zona eran las huertas de las Eras de San Juan de la Vega; cerca estaba el lavadero público y detrás de monasterio, una fábrica de lejías
Si por algo se caracteriza esta plaza es por la variedad de monumentos y mobiliario urbano. Cuenta con el monumento a las Fuerzas Armadas en el nacimiento de la avenida de la Paz, obra de Juan de Ávalos, e inaugurado por los reyes de España en 1983.
La fuente ornamental de los delfines, una réplica de la misma fuente madrileña de la Plaza de la República Argentina, obra del escultor Cristino Mallo. La escultura del perro perdiguero de Burgos, obra de Bruno Cuevas; y en el entronque con Reyes Católicos, el monumento, hermando con Argentina, al burgalés de Villalba de Losa, Juan de Garay, fundador de la ciudad de Buenos Aires.
En las pérgolas de la plaza, dos enormes bronces, recuerdan a los burgaleses que lucharon en la Guerra de la Independencia.
Los edificios Feygon fueron en los años 60 la sensación en España. Varias ciudades contaron con los arquitectos Federico Díaz Vallejo y Gonzalo Rodríguez Fraile para dotar a las ciudades de edificios singulares: Santander, Madrid, Alicante o Torremolinos fueron algunas de ellas.
Los de Burgos son dos edificios diferentes, uno de 52 metros de altura y otro de 50. Y fueron unas edificaciones de lujo para aquel Burgos de los años 60 que se abría a la modernidad.
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