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La brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional habla con Burgosconecta. Malena González

Culminan diez operaciones antidroga en Burgos en medio año: «El número de narcopisos responde a la demanda»

La Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional de Burgos explica que el factor sorpresa es muy importante porque «los malos van aprendiendo»

Ruth Rodero

Burgos

Sábado, 20 de julio 2024

La Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional de Burgos está de dulce. Diez operaciones culminadas con éxito en los seis primeros meses de 2024 así lo acreditan. Más operaciones que, sin embargo, no acreditan que haya más delincuencia ni más tráfico de droga en la ciudad.

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Así lo explican desde la dirección de la brigada, que aclara que «no es que la droga haya aumentado en Burgos», que está «en los niveles de otras ciudades con similar población, por lo que Burgos no tiene una problemática por encima de la media», sino que este éxito en las operaciones viene dado porque «el trabajo tiene su recompensa».

«Como en todo en la vida, también hay que tener un punto de suerte para que ciertas operaciones, que otras veces se enquistan y no salen y hay que abandonarlas, pues en otras ocasiones ese punto de suerte lleva a una finalización con éxito», reconocen. Pese a ese puntito de fortuna, el buen resultado llega después del «buen trabajo» que se ha «realizado todo el año». «Esto nos ha permitido llevar a cabo lo que nosotros consideramos que es una media de operaciones con éxito por encima de lo habitual y de lo que estamos muy, muy satisfechos», indican.

«Estamos muy centrados en los puntos negros de venta que llevan asociada otra delincuencia»

Para llegar a este éxito, casi todas las operaciones se inician de la misma manera: con una denuncia anónima. «Nosotros, como grupo de pequeño y mediano tráfico, estamos muy centrados en lo que son los puntos negros de venta que, además, llevan asociados otra delincuencia conexa para sufragar el consumo de estupefacientes», afirman.

Es por ello que, en muchas ocasiones, esos delitos precedentes, de los que también son conocedores, se llegan a ciertos puntos de venta. «Al principio, la principal fuente de información suele ser la denuncia anónima o la denuncia que indica que en un sitio, que alguien o que un vehículo es sospechoso. Nosotros lo que hacemos, una vez lo recibimos, es comprobarlo».

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Para ello se emplean «técnicas de investigación tradicionales» y, después, se acude al juzgado para «solicitar otras medidas más gravosas». El trabajo de calle es la base del éxito de estas operaciones, después llegará «acudir al auxilio judicial para poder avanzar con medios tecnológicos o medidas más gravosas en cuanto a vulneración de derechos fundamentales», punto fundamental para avanzar en la investigación.

El culmen llega con la entrada y registro a los lugares donde se dedican a la venta o al almacenamiento de sustancias estupefacientes, algo que no siempre es sencillo y para lo que hay que contar un poco con el «factor sorpresa» porque «los malos, los delincuentes, también conocen» su modo actuar «y van aprendiendo». Pero el desarrollo sigue siendo, básicamente, el mismo: «Conocer la información, trabajar, objetivar y acudir a la autoridad judicial, solicitar medidas y, una vez que tenemos ya la certeza de dónde puede estar escondida o almacenada la sustancia, realizar la entrada y hacer los registros».

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El conocimiento del desmantelamiento de algunos narcopisos en las últimas operaciones policiales quizás puede hacer creer que el número de pisos dedicados al narcotráfico es más alto de lo que realmente dicen los datos. «El nivel de los narcopisos va, como en el mundo 'normal', respondiendo a la oferta y la demanda», explican desde la Policía.

Eso sí, la Policía Nacional, «a través de otras unidades centrales en las que se tiene información por colaboración con temas policiales que trabajan, sobre todos, los países productores, han advertido a las plantillas territoriales que el tema del tráfico a gran escala de droga se ha diversificado». «Es decir, hay más gente que controla la introducción de droga, se han abierto distintas vías. ¿Eso que supone? Que la droga puede llegar a más gente, es decir, si tenemos dos introductores, dos organizaciones importantes, pues ellos tienen su red clientelar para estratificar la venta, si tenemos ocho organizaciones que se dedican a distribuir droga pues, obviamente, cada organización va a tener su red y eso va a permitir que esa sustancia pueda llegar a al final a un vendedor más plural, más amplio. Quizás podemos decir que lo que hemos detectado es que, efectivamente, las sustancias estupefacientes están llegando a más manos para realizar su venta y nos estamos encontrando más puntos de venta», informan.

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«Podemos decir que la mal llamada droga blanda sigue consumiéndose por encima de las drogas duras»

A pesar de esto, ello no quiere decir que se venda más droga, sino que se ha diversificado su manera de venderla, de la misma manera que se ha ampliado el tipo de drogas que se vende en estos puntos de venta.

Quizás sea esta pluralidad la que no permite hablar de una droga más consumida o más vendida en Burgos: «Las drogas mal llamadas drogas blandas se mantienen y podemos decir que, incluso, pueden pueden haber aumentado. Hablamos del consumo de marihuana y de hachís. La cocaína u otras, como el MDMA, sigue siendo estable. Hemos visto también el consumo de crack, que sigue siendo minoritario en este país, a pesar de que hemos llegado a acabar con una intervención de crack, pero minoritaria. Podemos decir que la mal llamada droga blanda sigue consumiéndose por encima de las drogas duras».

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Una de las drogas que más estragos provocó fue la heroína, que se llevó por delante parte de una generación en los 80 y 90. A pesar de que otras ciudades se ha vuelto a detectar su consumo, desde la Policía Nacional de Burgos aseguran que en la ciudad «no se ha detectado» su vuelta. «Nuestras intervenciones son un termómetro para para medir el consumo de algunas sustancias y en los últimos tiempos no ha habido un registro en el que hayamos encontrado heroína. Esto es indicador de que el consumo es muy minoritario o inexistente», alegan.

Este consumo prácticamente inexistente provoca que el perfil de consumidor de drogas, tan asentado en los 90, no sea tan visual y detectable ahora. «La heroína demacraba físicamente a sus consumidores y era muy visible para la sociedad por su aspecto físico. La droga que se consume habitualmente en la actualidad no deja una demacración física, que si ocurre va más vinculado al estilo de vida que al consumo. Pero, en realidad, no hay un perfil definido del consumidor. El consumo de drogas blandas sí está asociado un perfil de gente más joven, también es cierto que son las más asequibles económicamente, pero no hay un perfil definido», explican.

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Y aunque desde la Policía no se atreven a afirmar si la sociedad ha perdido el miedo a las drogas que sí tuvieron las generaciones anteriores sí reclaman la necesidad de que existan «campañas más agresivas para disuadir y advertir de los peligros que tiene el consumo de sustancias estupefacientes». «Vemos con preocupación en algunos países el debate que se mantiene sobre la legalización de algunas sustancias. A nosotros, lo que nos preocupa a lo largo de la historia, y no solo en España, es que muchos consumidores de drogas duras comienzan con el consumo de drogas blandas y cualquier tipo de fomento o de facilitación para el consumo de este tipo de sustancias va a provocar el aumento al paso siguiente», confiesan.

Evolución de los camellos en Burgos

El consumo de drogas es antiguo y quienes se dedican al tráfico de estas sustancias van evolucionando con los tiempos. «El 'modus operandi' sigue siendo el mismo, es decir, las transacciones se suelen hacer en gran parte en vía pública. En otras ocasiones es verdad que gente que ya tiene un poco más de experiencia con la Policía suele hacer la venta en el propio domicilio, para que no se detecten en vía pública. Pero sigue siendo lo habitual en la vía pública», reconocen.

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Así, afirman que ellos no han «detectado cambios» en las operaciones que han llevado a cabo. «La mayoría de la gente ya contaba con antecedentes por este tipo de acto ilícito, con lo cual vemos que es gente que reincide en la conducta», asegura. Sin embargo, como la sociedad, también se apuntan a las nuevas formas de movilidad personal: «Se ha hablado muchas veces del tema de si los patinetes y repartidores. Nosotros, a través de los canales de cooperación, somos conocedores de que en otras plantillas policiales pues a lo mejor sí se ha detectado que ciertos canales de distribución o de reparto de movimiento de personas es utilizado por algunas organizaciones. Aquí en Burgos no lo hemos detectado», manifiestan.

Aunque insisten en que están pendientes «de cualquier cosa que se pueda salir de lo normal. Pero puedo decir que no ha habido una variación en cuanto a su perfil».

La introducción de nuevas maneras de desplazarse no supone para la Policía más problema que la adaptación de su manera de trabajar a estas nuevas formas de viajar y moverse. «Nos adaptamos a ellos», indican.

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Perfil del consumidor de droga en Burgos

Aunque desde la Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional de Burgos no se aventuran a dar un dato sobre el inicio de consumo de los burgaleses (pues actúan sobre los narcotraficantes y no sobre los consumidores) sí indican que el perfil del consumidor «sigue siendo el de siempre».

«Hay gente de menos edad, hay gente de mediana edad y gente de más edad. No tenemos el dato para poder aseverar si ha habido un aumento o no de consumo en la edad juvenil. Sigue habiendo gente de es edad que consume, igual que sigue habiendo gente de edad media o de una edad un poquito más mayor que consume», resumen.

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Cómo llega la droga a Burgos

«El tráfico de la sustancias ilícitas, en la mayoría de las ocasiones, sigue el tráfico de las mercancías legales. Estamos hartos a ver pues operaciones en puertos y en aeropuertos de este país donde la droga tiene camuflada entre mercancía lícita. Esa es la manera de ponerla en territorio español, también hay otras formas: están los muleros, las maletas, depende del tipo de sustancia. Y en España, en cuanto a marihuana, por ejemplo, no hay que importarla, se produce aquí», reconocen.

«Y la diversificación o la estratificación sigue el mismo canal. Al final es un transporte oculto, pero una vez que lo tienen aquí lo mueven normalmente camuflado. Si es una gran cantidad va a venir camuflada igual que ha venido de origen, es decir, normalmente con mercancía legal u oculta en lo que se llaman pues doble fondos o caletas. Y, a partir de ahí, es convertir los 1.000 kilos de cocaína en kilos y kilos a demanda de los diferentes territorios donde la organización tiene asentados los vendedores finales», finalizan.

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