Burgos, una ciudad cada vez más 'pet friendly'

Sin embargo, «Burgos está muy lejos aún de poder ser una ciudad Pet Friendly; nos queda mucho camino por andar, empezando por las propias instituciones», valora PROANBUR.

Los hoteles son los lugares en los que más se nota. «De no admitir mascotas en casi ninguno, ahora admiten en casi todos», celebra la Protectora de Animales y Plantas de Burgos. Sin embargo, las ciudades, incluida Burgos, todavía carecen de «hoteles 'pet friendly' totales».

Este tipo de alojamientos permiten a los perros acceder a todas las instalaciones, no solo a la habitación como suele suceder. «Así, el perro no tiene que estar solo en la habitación mientras desayunas».

Los restaurantes, bares y cafeterías también admiten cada vez más a perros. Estos establecimientos cuentan con un cartel verde en el que se señala que son bienvenidos. «En los que carecen del distintivo, es recomendable preguntar. A mí nunca me han dicho que no», comenta una responsable de la protectora.

Por su parte, las tiendas de ropa de Burgos suelen permitir el acceso con perros, aunque algunas presentan más trabas con los canes de razas grandes. «Pensamos que al tratarse de perros grandes van a ser más molestos, pero no tiene por qué ser así».

Por su parte, PROANBUR lo considera una «discriminación absoluta», ya que el acceso debería depender solo del comportamiento del perro. «No olvidemos jamás, que un perro siempre tendrá el carácter del dueño».

Sin embargo, la ciudad de Burgos todavía tiene trabajo por delante para considerarse 'pet friendly'. El ejemplo más representativo es el del transporte público, el cual permite el acceso de perros guía y de mascotas en transportín.

De hecho, muchas ciudades europeas y algunas localidades españolas autorizan la entrada de canes en los transportes. El autobús público «debería tener una zona habilitada para perros de todos los tamaños», reclama la protectora.

La creación de diez zonas de esparcimiento canino ha sido un avance, pero «hay mucho por mejorar». Para empezar, algunos están en zonas peligrosas, cerca de carreteras, y carecen de una doble entrada. «Cuando los perros están sueltos por el parque pueden salir perfectamente cuando otro entra».

Si bien la mayoría de parques caninos está cerrado con vallas, estas son bajas y solo tienen una puerta, lo que posibilita que los perros se escapen. Asimismo, no tienen iluminación ni acceso a agua. Además, en general, la ciudad tiene pocas fuentes habilitadas para que los canes puedan beber.

Es el caso del parque de La Nevera, en el Bulevar. No tiene doble puerta, sino una puerta en cada extremo y unad e ellas orientada hacia a la carretera de El Bulevar, lo que «puede provocar un accidente o un disgusto para todos».

Por el contrario, los parques del Castillo y de La Quinta «están muy bien» porque son zonas amplias alejadas de la carretera. Hay otra zona de esparcimiento canino en el parque Juan Pablo II que carece de árboles, es decir, sin sombra, y está cerca de la carretera.

La cuestión es que los perros estén educados y «la mayoría lo suelen estar». Al final, los animales de compañía pasan la jornada laboral solos en casa, por lo que después necesitan socializar e interactuar con otros animales.

La oportunidad de acceder a establecimientos con ellos mejora su bienestar y el de sus dueños. Como consecuncia, el balance de las protectoras de Burgos es que «poco a poco se va avanzando, pero queda mucho por mejorar».