Los vecinos del Crucero, hartos de los okupas, denuncian falta de seguridad en el barrio

«El mayor problema que tenemos es el de los okupas. No estás seguro de que un día te marchas y, cuando vuelvas, te hayan entrado en casa», explica Magdalena Aguilar, representante de los vecinos. Recientemente ha habido intentos de okupación en el Parque de la Nevera, que frenaron los vecinos, porque oyeron ruido y llegó la policía a tiempo.

También en una vivienda de la calle Carcedo, cerca del centro municipal del barrio. Aquí fue el tabernero del bar anexo, que está muy atento para proteger su propio negocio. Aquí, los propietarios del inmueble lo han tapiado para evitar nuevos intentos. Y en La Nevera han puesto alarma, que es un elemento disuasorio. Pero hay otros puntos conflictivos en el barrio.

Lejías El Cid sigue siendo uno de ellos. «Son okupas itinerantes pero este verano ha estado a tope», y aunque ahora no generan problemas con los vecinos, sí que hay preocupación en el barrio ante una realidad de inseguridad e insalubridad. Una parte del tejado de las naves se ha caído, ha habido incendios y, en el interior, están los antiguos bidones, recuerda Aguilar.

Además, la parte trasera está sin arreglar. Hay una parte de la calle que es de titularidad municipal y no está asfaltada. La otra pertenece a varios propietarios que, según Aguilar, están dispuestos a adecentar, pero siempre y cuando se dé una solución a las antiguas naves industriales. De lo contrario, no tiene ningún sentido, afirman los vecinos.

Sin embargo, en el barrio no solo tienen problemas en Lejías El Cid. El caso de la calle Calvario, donde recientemente hubo una intervención policial y el Ayuntamiento ha tenido que tomar cartas en el asunto, tiene el alma en vilo a los vecinos de los números 22 y 24. Llevan años denunciando la falta de seguridad y la insalubridad de los locales, y temen que ocurra algo que sea irreversible.

Por todo ello, los vecinos del Crucero, San Julián y La Nevera han presentado recientemente alrededor de 500 firmas para pedir al Ayuntamiento que dé una solución a sus problemas. «Estamos en el centro de la ciudad», afirma Magdalena Aguilar, pero se permite la okupación. También la delincuencia en el Parque de la Nevera. «Pedimos un poco más de seguridad, que pase la policía por la zona».

Más allá de la okupación, en el barrio del Crucero tiene otras inquietudes. Es verdad que el bulevar «les ha dado vida». El último tren pasó en 2008 y, sin la cicatriz que ha dividido la ciudad durante décadas, «ahora parece que estamos en Burgos», afirma Aguilar. Pero necesitan un nuevo centro municipal de barrio, porque el que tienen se les ha quedado más que pequeño.

Solo disponen de una sala grande, salón de actos, que está siempre ocupado por actividades. Una sala pequeña, que se turnan los vecinos para jugar a las cartas o hacer costura. Y los despachos del perro perdiguero y la peña. Han estado buscando alternativas pero los único locales libres en la zona son los del antiguo centro de salud, en Santa Clara, y son privados.

Aguilar recuerda que en el barrio hay gente mayor, y muchos no pueden ir hasta el Cívico de San Agustín. Y la Alhóndiga ya se ha cerrado, que era un punto de encuentro importante de la zona sur. De ahí que se haya buscado una solución y la parroquia del barrio deja tres aulas, durante varios días a la semana, para que los vecinos vayan a jugar a las cartas.

Además, han pedido más mesas en el parque del Crucero, pues en verano suben a reunirse allí. Precisamente, la mejora de la pista deportiva y de los accesos a través de la calle Duero son otras demandas de los vecinos. También que se adecenten los entornos, llenos de maleza, y se instale allí un parque biosaludable. Y se complete el mural en la pasarela, llena de grafitis actualmente.

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