Cámaras de vigilancia, semáforos, sistemas de control, mecanismos de restricción de paso... La implementación de la zona de bajas emisiones (ZBE), que supondrá crear una 'almendra' a la que se restringirá la entrada de vehículos a motor en caso de elevados niveles de contaminación en ... Burgos, exige una importante inversión en el sistema de control y gestión, que ya está en marcha.
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El Ayuntamiento de Burgos contará con 2,6 millones de fondos europeos concedidos para costear ese sistema de control, que tendría que estar diseñado antes de acabar el año, pues la Ley de Cambio Climático marca el 2023 como fecha tope para contar con la zona de bajas emisiones, o 'Burgos central'. Y aunque la parte técnica ha arrancado, lo complejo del proyecto y la incertidumbre económcia actual impiden hablar de plazos.
Así lo indica el concejal de Tráfico e Ingeniería Industrial, Adolfo Díez, cuyo área es la responsable de proveer el sistema de gestión. Los técnicos están trabajando en el pliego para contratar el diseño del sistema de control, que definirá las herramientas de las que se dispondrá para garantizar que se cumplen las restricciones. También determinará cómo se activan, si de manera automática o semiautomática.
Los 2,6 millones cubrirán también todo el coste de instalación de los equipos. Díez recuerda que, actualmente, la sala de control de tráfico ya se encarga de vigilar los semáforos, el control de los accesos a las zonas peatonales, todas las restricciones de tráfico, así que podrían también ocuparse del 'Burgos central'. Además, no se activaría salvo que se superasen niveles de contaminación, insiste.
El proyecto de la zona de bajas emisiones lo llevan, conjuntamente, tres áreas municipales. Además de Tráfico están implicadas Movilidad, que tendrá que encajar las restricciones en las ordenanzas municipales, y Medio Ambiente, quien abordará las cuestiones relativas a la contaminación, pues para ello trabaja en la implementación de los sensores para medir la calidad del aire, que se instalarán en abril.
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De momento se sabe que esa almendra de 'Burgos central' tendrá una extensión de 2 kilómetros cuadrados y, según el mapa inicial, los límites geográficos tomarán de referencia, en la zona norte, la Avenida de Cantabria desde la Glorieta Jorge Luis Borges hasta la Plaza del Rey. Y continuarán por una zona limitada por la calle Eras de San Francisco, el Paseo de los Cubos, el Paseo de la Isla, el bulevar y la Avenida del Arlanzón.
Dado que 2020 va a ser un año muy intenso en el Ayuntamiento de Burgos, pues se van a abordar numerosos proyectos e intervenciones, Adolfo Díez es cauteloso a la hora de hablar de plazos. Lo lógico sería contar con el sistema de control para finales de año, pero la situación de incertidumbre actual puede complicar toda la gestión municipal, al retrasar proyectos, condicionar intervenciones u obligar a repetir procedimiento.
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