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Ayala y Acitores firmaron el pacto de gobierno en junio del año pasado. Ricardo Ordóñez / ICAL

PP y Vox se acusan mutuamente de forzar la ruptura del pacto en Burgos

La crisis de la coalición se agudiza y ambos dan por roto el acuerdo si no cambia nada antes del Pleno de presupuestos de este viernes

Jueves, 21 de noviembre 2024, 07:22

PP y Vox parecen estar escribiendo capítulo a capítulo la crónica de una ruptura anunciada en Burgos. Lejos queda ya la sintonía mostrada por los responsables de ambos partidos cuando Cristina Ayala y Fernando Martínez-Acitores estamparan su firma en el 'Pacto por Burgos', un acuerdo que colocó a Ayala en la Alcaldía de la capital provincial y articulaba una coalición que, sin embargo, no ha estado exenta de desencuentros, públicos e internos.

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De hecho, han sido varios los encontronazos vividos entre ambas formaciones en los últimos meses. Una de las más sonadas tuvo lugar en junio de este año, cuando el vicealcalde y el concejal de Seguridad Ciudadana, ambos de Vox, anunciaron la puesta en marcha de una serie de medidas por parte de la Policía Local destinadas a controlar el «empadronamiento de inmigración ilegal» en la ciudad. Apenas unas horas después, el PP enviaba un contundente comunicado en el que tomaba distancia, insistiendo en que la máxima autoridad al respecto era Ayala y que no se había dado tal orden a la Policía Local.

Meses antes, en el marco de la negociación del presupuesto de 2024, Vox forzó la reducción de la partida presupuestaria destinada a cooperación al desarrollo. Entonces, el PP cedió. Y parecía que cedía también -de hecho lo hizo en primera instancia- en la negociación del presupuesto del próximo ejercicio, cuando Vox también incluyó la retirada de las subvenciones a tres ONG que trabajan con migrantes en la ciudad.

Ese capítulo, no obstante, ha acabado por desencadenar una crisis que se antoja definitiva, como lo fue, por cierto, la suscitada entre ambas formaciones en Castilla y León meses atrás.

Tras la enorme presión social motivada a raíz de la retirada de esas ayudas, el PP reculó la semana pasada y anunció que las mantendría a través de una enmienda a su propio presupuesto. Esa fue la mecha.

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El detonante, no obstante, llegó el pasado martes, cuando el PP vinculó la aprobación del presupuesto al mantenimento de las subvenciones sin dar lugar a Vox a enmendar las cuentas en la comisión de Hacienda. «Es una deslealtad», afirmó ayer Martínez-Acitores, que en ese escenario votó en contra del presupuesto.

Una deslealtad que aboca a la ruptura del pacto si de aquí al viernes no se soluciona el conflicto. Si nada cambia, Vox votará en contra del presupuesto en el Pleno y el pacto se romperá de facto. No tendría sentido cualquier otra opción.

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Escenario complejo

A partir de ahí, el escenario político es complejo. Y lo es, para empezar, porque tal y como aseguran los responsables de ambos partidos, aún hay tiempo para alcanzar un acuerdo de aquí al Pleno. El problema es que, a vista de la situación actual, ese acuerdo se antoja improbable. Sí, la política hace extraños compañeros de cama y cambia en un abrir y cerrar de ojos -la mejor prueba fue el pleno de constitución del Ayuntamiento de Burgos en 2019- pero ahora mismo, unos y otros se echan los trastos a la cabeza.

Los 'populares' insisten en que si Vox vota en contra del presupuesto serán ellos los que hayan roto el pacto. Desde Vox aseguran que ese voto en contra es consecuencia directa de la «deslealtad» del PP. Vamos, que se culpan mutuamente. «Si somos un mismo equipo de gobierno, lo somos a todos los efectos. Aquí no hay imposiciones, hay acuerdos», señala Martínez-Acitores.

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¿Y que pasa si efectivamente el presupuesto no sale adelante el viernes y PP y Vox rompen de manera formal? Que Cristina Ayala tendrá que hacer encaje de bolillos para gobernar en minoría. La alcaldesa tiene en su mano la posibilidad de presentar una Cuestión de Confianza vinculada a los presupuestos. No sería la primera vez que sucede en Burgos. Olivares ya recurrió a ella tras la ruptura del tripartito en el mandato 1999-2003.

La fórmula es sencilla desde el punto de vista formal, pero compleja desde el punto de vista político. Una vez presentada dicha Cuestión de Confianza, si en el plazo de un mes no se presenta una moción de censura con un candidato alternativo capaz de sumar 14 votos en el pleno, algo a todas luces inviable habida cuenta del actual reparto de sillones en el Pleno, Ayala seguirá gobernando en minoría lo que resta de mandato.

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Y no será sencillo. Cierto es que hay herramientas suficientes como para seguir gobernando a través de presupuestos prorrogados, modificaciones de crédito y acuerdos puntuales con unos u otros, pero también es cierto que ese juego de malabares es tremendamente inestable. El PSOE, de momento, mantiene su mano tendida al PP para que la ciudad siga avanzando. Una mano tendida que, eso sí, viene con condiciones. Evidentemente. No en vano, a pesar de ser Ayala la alcaldesa, los socialistas ganaron las elecciones de 2023 y tienen mayor representación en la Corporación municipal.

Veremos qué pasa el viernes en el Salón de Plenos. Y, sobre todo, veremos lo que pasa después. No resulta descabellado pensar, incluso en alguna dimisión o salida de algún concejal de su grupo. Tampoco sería la primera vez que pasa en Burgos.

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