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A diferencia de buena parte de las capitales del entorno, Burgos adolece en pleno 2023 de un Plan Municipal de Vivienda que marque la hoja de ruta a seguir de manera integral, lo que provoca que las diferentes actuaciones desarrolladas en esta materia se lleven ... a cabo de manera a veces inconexa y descoordinada, siguiendo criterios de oportunidad y necesidad sin una visión conjunta. Así al menos lo entiende el equipo de Gobierno, que acaba de poner sobre la mesa el primer borrador de un documento que pretende marcar la estrategia de la ciudad durante los próximo 20 años.
Para ello, en los últimos meses se ha llevado a cabo un intenso trabajo de análisis que ha permitido concretar las necesidades y deficiencias de los diferentes barrios de la ciudad. Así, se ha certificado que casi el 80% de las 90.000 viviendas de la ciudad no son eficientes desde el punto de vista energético, que algunos barrios adolecen de tejido comercial, que otros están significativamente envejecidos o que otros, directamente, necesitan una intervención integral urgente. En total, se han localizado hasta 17 entornos urbanos especialmente «vulnerables», con casos muy extremos como el de la Barriada Inmaculada, calificada de «prioritaria».
A partir de ese diagnóstico de base, que evidentemente está sujeto a cambios a medida que pasen los años, se ha propuesto un plan basado en cuatro ejes de actuación, como son la rehabilitación de inmuebles, la creación de un parque municipal de vivienda protegida, la gestión de ayudas a la vivienda y la mejora de espacios urbanos.
La idea, según ha perfilado el concejal de Urbanismo, Daniel Garabito, pasa por coordinar toda la actividad en este sentido a través de la creación de un área específica de Vivienda dentro de la estructura del Ayuntamiento y planificar las actuaciones desde un punto de vista «integral».
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Gabriel de la Iglesia
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El documento, en todo caso, no deja de ser una hoja de ruta que, una vez aprobado, tendrá que desarrollarse de manera paulatina. En este sentido, desde el equipo de Gobierno se han planteado unos mínimos, que hablan de inversiones medias de 5 millones de euros al año, hasta alcanzar los 100 millones en un plazo de 20 años.
Con ese presupuesto, el objetivo pasaría, entre otras cuestiones, por promover la construcción de hasta 400 viviendas de protección en régimen de alquiler, desarrollar obras de rehabilitación en 11.000 viviendas, impulsar comunidades energéticas para 8.000 domicilios, llevar a cabo cuatro ARUs y ocho actuaciones puntuales.
Eso como mínimo. Y es que, según ha subrayado el alcalde, Daniel de la Rosa, el Ayuntamiento confía en encontrar el apoyo de otras administraciones y de la propia iniciativa privada para trascender de ese escenario y abordar un plan mucho más ambicioso consolidado en el tiempo.
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Gabriel de la Iglesia
En los últimos tiempos, ha recordado Garabito, el Ayuntamiento ha cedido a Somacyl una parcela municipal para el desarrollo de 200 VPO en alquiler y se está trabajando en la permuta de parcelas en el pueblo antiguo de Gamonal para regenerar el barrio. El patrimonio de suelo municipal movilizado entre ambas actuaciones supera los 6,5 millones de euros, y eso «también es inversión», ha recordado.
Con todo, el documento, que se debatirá mañana mismo en el Consejo de Fomento antes de ser elevado a Pleno, surge con espíritu de «consenso». Así, en las últimas semanas se han llevado a cabo diferentes encuentros entre los grupos municipales y el equipo de Gobierno aspira a sacarlo adelante antes de que acabe la legislatura, más allá de «colores políticos».
De hecho, la primera fase de su desarrollo se ha marcado con un horizonte temporal hasta 2029 y desde una perspectiva transversal, ya que para su planteamiento se ha contado con la colaboración del área de Servicios Sociales, que actualmente gestiona un parque Municipal de Vivienda calificado de «insuficiente» por la propia concejala, Sonia Rodríguez.
De entre los 17 «entornos vulnerables» detectados en el casco urbano destaca ahora mismo con nombre propio el de la Barriada Inmaculada, quizá la zona de la ciudad más degradada y olvidada durante las últimas décadas.
La intervención integral en ese entorno es, sin duda, la «prioridad número uno» para el actual equipo de Gobierno, que confía en poder establecer las necesarias conversaciones con los propietarios para diseñar un plan de regeneración del barrio en los próximos años.
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