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En junio de este 2023 se cumplirán 19 años del crimen que conmocionó Burgos y España. A nivel nacional se le conoce como el triple crimen de Burgos, en la provincia es el crimen de la familia Barrio. Unos asesinatos que siguen sin resolverse, aunque actualmente ya tienen un sospechoso que cumple prisión por otro asesinato.
Un recuerdo doloroso que no termina de cicatrizar. Una investigación que se cerrará en junio de 2024, cuando se cumplan 20 años, si no hay un acusado en firme o algún cambio que alargue la investigación.
Hace 17 años Burgos se despertaba con la noticia de un triple asesinato. El de un matrimonio y su hijo de doce años que, con 99 puñaladas, habían encontrado la muerte en su hogar. Una escena sangrienta impropia del día a día de cualquier ciudad.
Salvador Crisanto Barrio Espinosa, de 53 años; su mujer Julia Dos Ramos Santamarina, de 47; y su hijo Álvaro Barrio Dos Ramos, de 12 años, aparecieron muertos en la madrugada del 7 de junio en su piso de la calle Jesús María Ordoño. Él era alcalde pedáneo del pueblo burgalés de La Parte de Bureba. Allí tenían casa, pasaban los fines de semana y Salvador trabaja sus tierras.
A medida que avanza la investigación cambian los investigados y otros puntos, sucesos y apariciones acaban marcando al que es el actual sospechoso
La causa contra el hijo mayor, Rodrigo Barrio, que en el momento del crimen se encontraba en el colegio San Gabriel de La Aguilera, fue cerrada en apenas 72 horas. Ahora, el vecino de La Parte de Bureba Ángel Ruiz es el único sospechoso
AUX STEP FOR JS
Al cargo de la investigación permanece la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV). Ellos fueron quienes asumieron la investigación de un delito que sigue arrojando muchas preguntas.
No se encontró ninguna huella dactilar en el domicilio. Tampoco el arma con la que el asesino asestó 99 puñaladas entre las tres víctimas. Tampoco había rastro de la ropa. Solo se encontraron las huellas de unas deportivas del número 42 de la marca Dunlop. Aparecieron algunos pelos que, se supone, se están investigando. No se conoce cómo está ese análisis actualmente.
Huellas de unas zapatillas Dunlop de la talla 42 aparecidas en el suelo de la vivienda donde asesinaron a la familia Barrio Dos Ramos. En las propiedades de Ángel Ruiz se encontró una caja de zapatillas coincidente con este calzado.
Marca que apareció en una de las camas de la familia y que se cree que es del arma homicida. En la investigación de las propiedades de Ángel Ruiz también se halló un cuchillo que podía encajar con esta marca, pero no acabó siendo suficiente para imputarlo.
El coche no era de su propiedad, pero aparecieron pelos de Ángel Ruiz en el mismo, también vendió a otro vecino la batería del mismo. El vehículo apareció en un garaje que no era de Ángel Ruiz, pero del que este acabó teniendo llaves, como de muchas otras propiedades.
Durante los registros a las propiedades de Ángel Ruiz por el asesinato de Rosalía se hallaron numerosas llaves de inmuebles que no eran de su propiedad. Entre ellas estaba la del despacho de Salvador Barrio en el Ayuntamiento de La Parte de Bureba.
La desaparición de un hombre búlgaro, Shibil, conocido de Ángel Ruiz, se cerró sin establecer la autoría. El coche de este hombre apareció calcinado en un camino rural de Valle de Tobalina. Los investigadores pensaron que Ángel lo había calcinado para no dejar pruebas como ocurrió con el coche con el que atropelló a Rosalía.
Por la forma de andar y el volumen del cuerpo, los investigadores creen que lleva varias capas de ropa. Las imágenes se enmarcan durante los días de la desaparición de Shibil. Los investigadores creen que es una técnica que pudo emplear en el asesinato de los Barrio.
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El asesino actuó de madrugada, según se pudo establecer por los ruidos y voces que escucharon algunos vecinos. No forzó la puerta, por lo que debía tener llave o las víctimas le abrieron la puerta. El padre, Salvador, murió tras 50 puñaladas y lo encontraron debajo de la mesa de la cocina. Los investigadores creen que pudo ser la primera víctima.
Después murió la madre, Julia, a la que encontraron con un corte en el cuello y 17 puñaladas. El último fue el hijo pequeño, Álvaro, al que propinaron 32 puñaladas.
Solo un miembro de la familia se libró de tan terrible final. El primogénito de la pareja, Rodrigo, que por aquel entonces tenía 16 años y que estudiaba en régimen interno en los hermanos gabrielistas de La Aguilera, en Aranda de Duero. Fue por ello que no se encontraba en la casa aquella noche. Como cada domingo, Rodrigo había vuelto en autocar hasta el colegio.
¿Qué ocurrió entonces para que 17 años después el crimen siga sin resolver? ¿Por qué aunque en el piso encontraron pisadas ensangrentadas estas desaparecían al cruzar la puerta? ¿Cómo pudo el homicida salir al descansillo y pasar por la escalera sin dejar ni una gota de sangre? ¿Cómo llegó a la calle sin que nadie notara que sus manos y ropa estaban teñidas de sangre? La investigación determinó entonces que lo más probable es que el autor de los hechos se cambiara de vestimenta antes de salir del portal, pero a pesar de buscar por todos los cubos de basura de la zona -incluso buscaron entre toneladas de basura en el vertedero municipal- no encontraron ninguna prenda ni calzado manchado de sangre.
Tres años después del crimen la Policía detuvo al que creyeron autor material de los asesinatos, Rodrigo Barrio Dos Ramos, el hijo mayor del matrimonio. Pero esta tesis apenas duró 72 horas. El Juzgado de Menores ordenó su puesta en libertad. De hecho, es que Rodrigo nunca fue juzgado porque los indicios que los investigadores aportaron ni siquiera convencieron a la Fiscalía de Menores.
El caso se reabrió en 2014 con el punto de mira puesto en el que sigue siendo el principal sospechoso, Ángel Ruiz, conocido como Angelillo, un vecino de La Parte de Bureba. Ese mismo vecino que durante el entierro de Salvador aceleró su tractor en las tierras colindantes al cementerio o que pocas horas después escribió insultos sobre su tumba.
Por ese último hecho fue detenido, se registró su casa y se le tomó declaración, pero tres días después quedó en libertad. Pero el caso se volvió a reabrir en otra ocasión más, en julio de 2016, también con Ángel Ruiz como sospechosos. Se habían encontrado nuevos indicios que vinculaban a este individuo con el triple crimen.
Ángel Ruiz está cumpliendo prisión por el asesinato de una vecina de La Parte de Bureba a la que atropelló tras haber discutido con el hijo de esta. En el registro de sus propiedades a raíz de esta muerte la Guardia Civil halló indicios de una posible implicación de Ángel Ruiz, encontraron coincidencias entre un cuchillo propiedad de este y las heridas que presentaba el matrimonio y su hijo pequeño.
Pero la justicia no consiguió que las pruebas demostraran que Ángel Ruiz fuera el autor de los crímenes, por lo que el caso sigue sin resolverse.
Aunque hay muchos indicios que apuntan a Ángel Ruiz. En sus propiedades se encontró una caja de deportivas Dunlop coincidentes con las pisadas. También poseía llaves de casas e inmuebles de otros vecinos, entre ellas las del despacho de Salvador en el Ayuntamiento de La Parte de Bureba. En el momento del asesinato el padre de Ángel Ruiz se encontraba ingresado en Valladolid. Sus padres no estaban en casa, por lo que pudo ausentarse y conducir, aunque no tenía carné le habían pillado conduciendo igualmente, hasta Burgos.
Durante la investigación de la desaparición de un hombre búlgaro, conocido de Ángel Ruiz y donde este también fue el principal sospechoso, se encontraron imágenes de Ángel Ruiz en la estación de autobuses portando varias capas de ropa, por el volumen que este presentaba. Los investigadores ya habían pensado que el asesino de los Barrio llevaba varias capas de ropa cuando se cometieron los crímenes para desprenderse de la exterior.
Si no hay movimiento antes de junio de 2024, el crimen de los Barrio se convertirá en un capítulo sin resolver de la crónica negra de España.
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
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