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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 20 de enero
El libro es una crónica periodística de la investigación del crimen de los Barrio narrada como una novela. AYTHAMI PÉREZ
Triple crimen de Burgos

Nacho Abad: «Si yo fuera Rodrigo Barrio habría encargado a mi letrado que acusara formalmente a Angelillo»

Nacho Abad, periodista y criminólogo ·

Se acaba de publicar el libro 'El superviviente' sobre el triple crimen de la familia Barrio en Burgos. Una crónica periodística con estructura de novela en la que se lleva al lector en una dirección, cuando el principal sospechoso era el hijo mayor, para después cambiar y sorprender a medida que avanza la investigación de otros dos crímenes en la provincia burgalesa

Sábado, 4 de febrero 2023, 08:49

Una madrugada de junio de 2004 una persona entra en un domicilio de la ciudad de Burgos. Dentro duermen tres miembros de la familia Barrio: el padre, la madre y el hijo menor. No hace ruido, parece que tiene las llaves de la casa. Los ... tres son sorprendidos y apuñalados con saña. Entre los tres recibieron unas 90 puñaladas que acabaron con sus vidas. Han pasado los años y el conocido como el triple crimen de Burgos sigue sin resolverse, aunque la investigación ha dado varios giros.

Es uno de los mayores misterios de la historia criminal de nuestro país y en 2024 se cerraría la investigación si no hay nuevos investigados o acusados. Ahora, Nacho Abad, periodista y criminólogo, acaba de publicar 'El superviviente'. Un libro en el que se desmenuza la investigación de este asesinato sin resolver de dos padres y su hijo. El título, por su parte, hace referencia al hijo mayor, que no estaba en la vivienda y, al principio, fue uno de los principales sospechosos, pero quedó descartado.

'El superviviente' lleva al lector por una crónica periodística que atrapa como una novela y en la que se transmite cronológicamente la investigación policial. Hechos reales, testimonios, sumarios y un juicio. «El libro tenía que ser certero porque no es una ficción. Además, aunque quería que tuviese una estructura y un ritmo de novela, en realidad, es una crónica periodística larga», explica el autor, Nacho Abad.

Un relato certero que, además, bucea en las rencillas rurales que, en este caso, se han convertido en letales. Una investigación que gira y sorprende al lector como sorprendió a los investigadores. Un viaje incierto por una investigación policial. Un estado de zozobra por los motivos que llevan a matar: banales si se piensan con racionalidad, letales para un psicópata. Una lectura asombrosa y descorazonadora cuando caemos en la cuenta de la fragilidad de la vida. «Como sociedad tenemos que asumir que existe el mal y que asesinos siempre va a haber», apunta Nacho Abad.

¿Por qué este crimen?

El escritor reconoce que cuando Marta Robles le planteó participar en la colección SinFicción no eligió en un primer momento este crimen. «Quise elegir un caso sin resolver, porque los casos resueltos despiertan menos interés. Tenía claro que quería un caso sin resolver del que tuviese conocimiento directo», explica. Además, reconoce que le llamaba mucho la atención que pudiese haber un asesino en serie suelto en Burgos.

Ese medio rural en el que pensamos que nunca pasa nada es el ejemplo claro de que es imposible conocer la psique de los que tenemos más cerca, de que toda relación humana es compleja.

«Como sociedad tenemos que asumir que existe el mal y que asesinos siempre va a haber»

Pero en este libro, Nacho Abad deja al lector que saque sus conclusiones. Él tiene su opinión, se puede intuir, pero se la guarda para que con las pruebas presentadas el lector se posicione.

La dificultad de la investigación

Este es el primer libro de no ficción de Nacho Abad, pero siguió el caso desde el principio, desde ese junio de 2004 en que unos familiares encontraron a la familia Barrio asesinada en su piso de Burgos. Para preparar el libro, aún así, consiguió los tres sumarios, el de este crimen, pero también el del asesinato de Rosalía y el de la desaparición de Shibil, relacionados finalmente entre sí.

Rosalía era una vecina de La Parte de Bureba, el pueblo de los Barrio, que murió atropellada por Ángel Ruiz, otro vecino, sospechoso ahora también del crimen de los Barrio. Shibil era un búlgaro, conocido de Ángel Ruiz, que desapareció y su coche apareció quemado cerca de La Parte de Bureba. Ángel Ruiz, conocido como Angelillo, también es el principal sospechoso de esta desaparición, aunque no ha podido ser juzgado.

«Fue más complicado darle una estructura que conseguir la información»

Nacho consiguió estos tres sumarios, también la grabación del juicio por el asesinato de Rosalía. Habló con protagonistas. «Hay veces que no es tan complicado tener los datos como estructurarlos, quitar lo superfluo para contar la esencia. Fue casi más complicado darle una estructura que conseguir la información», reconoce Abad.

Pero estamos hablando de unos sucesos ocurridos en una zona pequeña, donde todos se conocen. Angelillo era y es temido en el pueblo, La Parte de Bureba, así que Abad ha recibido muchas negativas de personas que no querían hablar. Al final, en una investigación acaba conociéndose la vida privada de mucha gente. Esas negativas fueron suplidas por los interrogatorios del juicio, por la información del sumario, la policial y la judicial.

Pero llegar hasta los agentes e investigadores también es «complicadísimo». En este caso, Nacho Abad usa el nombre del sargento de la Guardia Civil que llevaba la investigación sobre algunos de los sucesos, Abel Amado. Ese nombre que Angelillo escribió en la pared de su celda junto a una cruz. «Para mí este libro es una especie de homenaje, de reconocerle el trabajo que había hecho él y su grupo. Al final fue él quien enfocó la investigación de forma diferente a como se había enfocado desde Policía Nacional», reconoce.

La complicada relación entre policías y periodistas

Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad muchas veces trabajan con el temor de las filtraciones a la prensa, del tratamiento que se hace desde los medios. Pero muchas otras veces hay que tener en cuenta que, aunque no se sepa lo que pasa en una investigación, principalmente por el secreto de sumario, los agentes trabajan en ella y mucho trabajo es silencioso. «Además, los espacios que tenemos para contar los casos y las investigaciones, cuando ya se han resuelto o se han dejado sin resolver, son limitados y se cuentan unos determinados datos, no todos», explica Abad.

«En este caso, como era una tarea mucho más grande y tenía mucho más espacio, lo que quería contar era el verdadero esfuerzo de la Policía Nacional en el trabajo para encontrar al malo. Porque, además, creo que le da tensión y que aporta valor al trabajo policial, que la gente descubra el trabajo que hace», añade el escritor. En los primeros tiempos del crimen de los Barrio no hubo detenciones, pero la policía habló e investigó a decenas de personas hasta que se detuvo al hijo mayor, quien, finalmente, resultó exculpado.

En 2024 se cierra la investigación

«Lo que tiene de especial este crimen es que la policía cree tener al asesino, pero no lo puede demostrar, todavía. Estamos hablando de que no son frecuentes en España los asesinos en serie, aunque técnicamente no podemos hablar de Ángel Ruiz como un asesino en serie porque solo se le ha probado una muerte», explica Abad. «Tiene que generar frustración tener tantas certezas, pero no poder acabar de cerrarlo todo», señala Abad.

Pero Abel Amado logró esclarecer la autoría del atropello mortal de Rosalía, aunque frustró muchísimo a la Guardia Civil cuando Angelillo les dijo que les llevaría hasta el cadáver de Shibil, pero en el camino se arrepintió, les engañó y les vaciló.

Aunque en el libro se guarda su opinión, Abad sí reconoce que él cree que «la policía actualmente sí tiene la sensación de que pudo haber un asesino en serie suelto en Burgos, otra cosa es que lo pueda demostrar».

«Lo que tiene de especial este crimen es que la policía cree tener al asesino, pero no lo puede demostrar, todavía»

Abad asegura que «es el lector el que tiene que tomar una decisión de entre los datos. Tengo mi opinión, pero más allá de lo que cuento en el libro no puedo probar nada, ni yo ni la policía. En este caso, como es un libro, la gente puede releerlo, creía que lo mejor era que el lector sacara sus propias conclusiones, lo que es un reto», asegura.

La investigación se cierra en 2024 para los que no hayan estado encartados. Al ser preguntado por ello, ahí Abad sí deja clara su posición, «no tengo muy claro por qué el abogado de Rodrigo Barrio (el hijo superviviente, al que hace referencia el título del libro) no acusa formalmente a Ángel Ruiz. No sé si está a la expectativa de ver lo que pasa, pero si yo fuese Rodrigo Barrio le habría encargado a mi letrado que presentara una acusación firme. Es que son muchísimos los indicios que hay y yo querría que se hiciera justicia».

«Creo que la policía, actualmente, sí tiene la sensación de que pudo haber un asesino en serie suelto en Burgos»

«Si finalmente toman declaración como investigado a Ángel Ruiz creo que paralizaría el periodo y arranca de nuevo otra vez, ganaríamos otros 20 años más de investigación, pero hay que esperar», señala Abad. Eso sí, por su larga experiencia cubriendo sucesos reconoce que el problema de estos casos que no se resuelven rápido es que «se enquistan y es muy difícil salir de ahí».

El tiempo y los indicios

El triple crimen de Burgos ocurrió en 2004, Abad reconoce que «el tiempo te da un poder de análisis que con la premura no tienes. El análisis inmediato es necesario, pero es más sencillo hacerlo con tiempo. Además, con cómo ha evolucionado esta investigación… Pero también las técnicas y las hipótesis de la policía», evidencia Abad.

«En la actualidad sigue habiendo policías que creen que Rodrigo Barrio es el principal sospechoso, pero estos ya están jubilados. Hay otros policías trabajando que creen lo contrario. Hasta los propios policías no se ponen de acuerdo y todos han tenido acceso a la misma información, pero los más antiguos cogieron una linde y los más nuevos han hecho otra investigación con la información que había y con elementos nuevos», apunta Abad.

«En la actualidad sigue habiendo policías que creen que Rodrigo Barrio es el principal sospechoso»

Algunos de los indicios con los que se cuenta ahora son el testimonio de un compañero de celda de Angelillo. Conversaciones que aparecen en el libro. «Los actuales han conseguido encontrar en la casa de Angelillo una caja de zapatillas que es importantísima para la investigación porque encaja con las huellas de la casa de los Barrio», señala el escritor. Además de que encontraron en su casa numerosas llaves de vecinos.

Abad también señala otros indicios contra Angelillo. «La escena indica absoluta premeditación, no creo que limpiase la vivienda, creo que llevaba varias capas de ropa, como se ve en una foto de la estación, y cuando terminó de matar a la familia se quitó una capa de ropa. También creo que llevaba guantes e iba bastante cubierto. Creo que estamos ante una persona con sangre fría y conciencia forense», relata el autor.

«Creo que estamos ante una persona con sangre fría y conciencia forense»

Además, apunta otro detalle, «creo que Ángel Ruiz siguió matando al sentirse impune por no ser pillado por este triple crimen». Después, está demostrado que asesino a una vecina atropellándola y fue el principal sospecho de la desaparición de Shibil. Otra conversación con su compañero de celda también refleja ira al enterarse de que hay pelos en la escena de los Barrio. «Angelillo demuestra ira, pero también premeditación», añade Abad.

«El compañero de celda de Ángel aporta un montón de datos importantes. Esas conversaciones pueden ser pruebas, creo que todavía esa parte no está cerrada y ese testimonio puede ser una prueba», señala.

El cambio en la investigación

El libro tiene forma de novela. Al principio apenas se menciona a Angelillo, se centra en Rodrigo Barrio, el hijo mayor, el que fue el principal sospechoso. Pero Abad lleva al lector por un viaje, en una dirección y después le sorprende, porque en un libro se busca sorpresa, no saber lo que va a venir después. «Buscaba esa sorpresa y era también una cuestión cronológica de cómo sucedió en la realidad. Se tuvo sospecha de Angelillo al principio, pero enseguida lo descartaron y al descartarlo se siguieron otras líneas de investigación hasta que apareció el crimen de Rosalía y apareció el Guardia Civil Abel Amado en su elucubración, en la que creo que tiene toda la razón», remarca Nacho Abad.

«Hay testimonios que no ayudan a avanzar la historia, pero sí te van definiendo los personajes», reconoce el escritor. Un ejemplo son las agresiones de Angelillo a sus padres, la pelea que tiene con un vecino. Eso no te hace avanzar en los hechos, pero sí te hace formarte una idea de la personalidad de Ángel Ruiz.

«Creo que Ángel Ruiz es un absoluto protagonista del libro»

Seguro que faltan recovecos de este hombre, pero uno se va conformando la personalidad de Angelillo por la descripción de los vecinos, por cómo actúa, lo que dice en los interrogatorios, las declaraciones de la policía y todo eso aparece en el libro. «Creo que Ángel Ruiz es un absoluto protagonista del libro».

La empatía

Aunque el título hace referencia al hijo mayor del matrimonio, el que estaba fuera de la vivienda cuando ocurrió el crimen, Abad no ha conseguido hablar con él. Todas las veces que lo ha intentado le ha rechazado. El escritor entiende su posición, «entiendo que la vida le ha llevado a tener un carácter duro y cerrado y de absoluto rechazo a los periodistas y medios de comunicación».

Igualmente, a nivel humano y de empatía, abordar los sucesos que Abad trata a diario es complicado. En este caso, reconoce que está «convencido de que la madre y la hermana sospechan o saben más de lo que dicen, pero las dos están apoyando a Ángel». La madre, a pesar de las palizas que su hijo le daba, le apoya. La hermana, a pesar de saber que les daba palizas a sus padres, no solo le apoya sino que le recomienda que no hable, como se aprecia en una carta que aparece en el libro. «Puedo entender a una madre, que proteja a un hijo, este es un amor incondicional. Lo de la hermana lo entiendo menos porque si están pegando a tus padres, no lo entiendo muy bien», reconoce Abad.

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