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¿Cuánto calienta el clima el precio de la cesta de la compra?
Inflación climática

¿Cuánto calienta el clima el precio de la cesta de la compra?

Varios estudios y el Banco Central Europeo ya han comprobado que el calor extremo y la sequía elevan la inflación en los alimentos

Lunes, 27 de mayo 2024, 00:04

IPC. Estas tres letras han estado presentes en las páginas de los periódicos, en las tertulias de bar y en las conversaciones diarias. El precio de los alimentos en los últimos meses, ya años, ha subido impulsado por escasez y por los problemas de suministro causados ​​por acontecimientos como la pandemia y la guerra en Ucrania. Pero en la fórmula para calcular cuánto han subido los alimentos hay que introducir otra variable: el cambio climático.

«No somos del todo conscientes de su existencia, desde hace un tiempo una parte de la actual inflación ya se debe precisamente a las consecuencias del cambio climático». señala Benja Anglès, profesor agregado de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC). «No podemos olvidar que la última escalada de precios, causada por la crisis energética y la subida de precios de los alimentos, no han sido debidas sólo a cuestiones geopolíticas sino también a cuestiones ambientales», añade.

Y el reflejo está en los boletines oficiales del Banco Central Europeo que estima que el calor extremo del verano de 2022 calentó la inflación de los alimentos un 0,67%.

El cambio climático plantea importantes retos para la seguridad alimentaria global. Los cambios a largo plazo que afectan a la temperatura, la humedad, las pautas de precipitaciones y la frecuencia con la que se producen los fenómenos meteorológicos extremos afectan ya a las prácticas de explotación agrícola, las cosechas y la calidad nutritiva de los cultivos destinados a la alimentación.

El maíz, el trigo, el arroz y las patatas -productos básicos en la cesta de la compra- se encuentran entre los cultivos más susceptibles a los cambios en los patrones climáticos. Un estudio realizado por la Universidad de Yale (Estados Unidos) revela que un aumento de un grado en la temperatura de la Tierra podría provocar la pérdida de cosechas de casi 13 kilómetros cuadrados de cosechas sólo en Estados Unidos.

No es la única investigación en unir cambio climático y alimentos. Investigadores del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania analizaron los datos mensuales de precios al consumidor nacionales y datos meteorológicos en 121 países entre 1991 y 2020, combinando los resultados con proyecciones de un modelo climático físico para estimar los impactos en la inflación bajo el calentamiento futuro entre 2030 y 2060. ¿La conclusión? Tanto los países de ingresos altos como los de bajos experimentarán inflación impulsada por el clima; sin embargo, los países del sur global, especialmente África y América del Sur, se verán más afectados.

En el caso de Europa, el Banco Central Europeo calcula que el calentamiento global añadirá un plus en la subida de precios de los alimentos de la zona euro de entre 0,92 y 3,23 puntos porcentuales en cada uno de los próximos años, hasta 2035.

Un futuro ya real

A pesar de que los cálculos de los investigadores de la Universidad de Postdam y el BCE apuntan a mitad de la próxima década en sus cálculos, la realidad de la inflación climática es tangible e incluso ya medible. «Se trata de un problema que ya sufrimos y que todo apunta a que persistirá y probablemente se agravará en el futuro», aclara Anglès.

Cacao

Cacao

Junto con el aceite de oliva, el precio del cacao ha sido uno de los grandes protagonistas en los últimos meses. Las semillas que llegan a convertirse en chocolate se han disparado y los futuros de esta materia prima han cotizado como el oro, los semiconductores y el bitcóin.

El Niño, un fenómeno meteorológico relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial, unido al calentamiento global provocó, a mediados de febrero, varias olas de calor que dispararon el mercurio de los termómetros por encima de los 40 grados en Costa de Marfil y Ghana. Estos dos países acumulan el 6o% de la cuota de producción de estas semillas y la falta de precipitaciones y las altas temperaturas han debilitado la cosecha ya maltrecha.

Las miradas se dirigen a África, concretamente a Costa de Marfil y a Ghana. Estos dos países acumulan más del 60% de la cuota de producción, muy por delante de países como Indonesia, Brasil, Ecuador o Nigeria. La falta de precipitaciones y las altas temperaturas en las últimas semanas han sido los últimos males en una cosecha muy debilitada en los últimos años por las condiciones meteorológicas.

A esta situación se suman incendios forestales y un brote de la enfermedad de la vaina negra que provoca inflamación de los brotes o el abandono del cacao por parte de los agricultores.

Café arábigo

Café arábigo

El café es otra de las materias primas que más se ha disparado en los últimos años. El más antiguo del mundo, la variedad arábica, ve amenazada su supervivencia por el cambio climático.

Con una cuota de mercado de más del 60%, la producción de estos granos se ha visto mermada por la sequía en varios países de América Central y del Sur. El sabor dulce de este café empieza a amargar el bolsillo de sus consumidores.

El precio de esta variedad se ha encarecido un 60% desde octubre de 2023 y en 2024 acumula un alza del 15%. Las previsiones apuntan a un aumento porque el mayor productor, Brasil, aún se recupera de las inundaciones de las últimas semanas.

Pero el gran impacto en el café está en la variedad robusta. El precio se ha disparado en un 167% en 15 años y en un 50% en lo que va de año, y los analistas esperan que los precios sigan disparados en 2024, a causa sobre todo del clima. Como ocurre con el cacao, 'El Niño' está golpeando la cosecha en el «cinturón del café». «Brasil, Vietnam, Colombia e Indonesia pueden ver sus cultivos reducidos a lo largo de los años debido al cambio climático», advierte la Universidad de Zúrich.

Trigo

Trigo

A principios del mes de mayo, los futuros del trigo volvían a tocar máximos desde máximos de agosto de 2023. Y las previsiones apuntan a un repunte continuado, ya que cerca de la mitad de los campos de trigo rusos y casi la totalidad de los ucranianos se enfrentan a una sequía que llegará hasta el próximo mes de junio, según datos de Commodity Weather Group.

Esta situación se suma a la mala calidad de los campos en Estados Unidos, muy degradados por las inclemencias meteorológicas. A ello se suma la paulatina desaparición de este tipo de cultivo debido al cambio climático.

Alrededor de la mitad de la cosecha de trigo del mundo sufre estrés por calor, y cada aumento de 1 grado en la temperatura reduce los rendimientos de trigo en un promedio del 6%, según el artículo de 2021 «Aprovechando la investigación traslacional en trigo para la resiliencia climática«, publicado en el Journal of Experimental Botanical.

En España, la reducción es del 38% respecto a 2022 y del 53% en comparación con 2021, según la estadística del Ministerio de Agricultura y Pesca.

Naranja

Naranja

La naranja es otro producto de la cesta de la compra que no ha dejado de subir de precio. «Su producción es cada vez más limitada debido al cambio climático», aseguran las organizaciones agrarias. Un estudio llevado a cabo por investigadores estadounidenses apunta que los cultivos de uvas, almendras, nueces, aguacates y naranjas pueden estar al borde de la quiebra. Su producción podría reducirse un 40%, según sus cálculos.

Los veranos más calurosos y sequías prolongadas han afectado negativamente el crecimiento de los naranjos, comprometiendo la calidad y, por tanto, la cantidad de la producción. A ello hay que añadir las plagas derivadas de las nuevas condiciones climáticas. Solo en España, la pasada campaña se anotó una de las peores cosechas de la última década y la más escasa de los últimos siete años.

Con ello, las exportaciones españolas a la Unión Europea y a Reino Unido se desplomaron y el hueco, con el consiguiente perjuicio económico, ha sido ocupado por naranjas de Egipto o Sudáfrica. ¿Y el precio?

Según datos de la Mesa de Precios de Cítricos de la Lonja de Valencia, la naranja navelina de mesa, una de las más consumidas en España, se pagaba de media a 0,13 euros el kilo en la última semana del año 2021 mientras que en el mismo periodo de 2023 su precio ha sido de 0,31 €/kg (+138%). Por su parte, la variedad salustiana alcanzaba de media a principios de año los 0,30 €/kg frente a los 0,20 €/kg de hace dos años en la misma época (+50%). La popular navel, por su parte, se vendía a 0,20 €/kg a finales de 2021 frente a los 0,35€/kg con lo que acabó 2023 (+75%).

Aceite de oliva

Aceite de oliva

Las precipitaciones en España en los últimos años han estado muy por debajo de la media anual, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Anomalía que, a finales de 2023, dejaron los embalses en alerta y las tierras de cultivo resquebrajadas.

La precipitación caída en la España peninsular fue de un total de 560,7 litros por metro cuadrado, cuando lo normal son 640 litros por metro cuadrado. Por lo tanto, las lluvias quedaron un 12% por debajo de lo normal y el año hidrológico con esa cantidad de lluvias se cataloga como seco.

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R.C.

La sequía, como se observa en las fotos de la NASA, cambió el verde de la península ibérica por el marrón de la tierra y eso se notó en la cosecha de aceite de oliva del sur de España. Durante la campaña 2022-2023 se registró una caída de la producción del 55% de la producción en España, con solo 666.000 toneladas.

Además, los productores del oeste y suroeste de Turquía aseguran que el clima frío y lluvioso de la primavera arrasó el polen y dañó las flores de muchos árboles, lo que provocó un menor cuajado de frutos. La consecuencia, un alza de los precios.

España, muy vulnerable

El impacto del cambio climático en la producción alimentaria es global. «Será más acentuado en los países del sur global», aseguran varios estudios. Pero el golpe no es muy lejano. «Entre las cuatro mayores economías de la zona euro, las tasas de inflación de España son más sensibles a los shocks relacionados con la temperatura, especialmente en verano y otoño», advirtió el pasado año el Banco Central Europeo.

«Es posible que los bancos centrales tengan que tomar decisiones de política monetaria también en respuesta a shocks meteorológicos y climáticos», advierten los investigadores de la Universidad de Postdam. Sin embargo, «de momento, el BCE ha decidido mantener los tipos de interés, que es la respuesta clásica para intentar «enfriar» la economía y frenar el acceso a la financiación, lo que debería redundar en una menor demanda en general y con el tiempo una reducción de los precios. Sin embargo, de sus declaraciones y decisiones no se desprende que en estos momentos tenga especialmente en cuenta la influencia de la inflación climática en el comportamiento de la inflación a nivel europeo», apunta Anglès.

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