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¿Puedo cambiar mi nombre?

¿Puedo cambiar mi nombre?

De Dolores a Lola, de María a Miren, de Manuel a Manolo... Puedes solicitar el cambio en el Registro Civil, pero mucho cuidado con el que eliges porque no todos son válidos

Viernes, 12 de marzo 2021

En un capítulo de la serie 'Friends', una de sus protagonistas, la excéntrica Phoebe (sí, la rubia), decide cambiarse el nombre porque entiende que el suyo no la representa. En un ataque de originalidad, se pone 'Princesa Consuela Bananahammock' para desesperación de su marido, Mike, que contraataca poniéndose 'Crap Bag' (literalmente, bolsa de basura) para hacerle entender lo ridículo de su decisión. «El nombre es para toda la vida. No puedes ir por ahí llamándote 'Princesa Consuelo Bananahammock'», viene a decirle. El ejemplo es quizás un poco exagerado, pero ilustra muy bien la importancia y trascendencia que tiene el nombre en muchos aspectos de nuestra vida diaria. Además de identificarnos legalmente junto con nuestros apellidos, de alguna manera nos define ante los demás. Es nuestra carta de presentación. Lo primero que conocen de nosotros. Pero ocurre que no siempre se está de acuerdo con la decisión tomada por los progenitores en el momento de inscribirnos en el Registro Civil o incluso que, por diferentes circunstancias, la persona no se sienta identificada con su nombre original.

¿Qué pasa en estos casos? ¿Se puede cambiar?Sí. En España –y en la mayoría de los países– existe la posibilidad de solicitar el cambio de nombre para hacer una adaptación del original (de María Ángeles a Marian, de Francisco a Paco, o de Dolores a Lola, por ejemplo); para traducirlo a cualquiera de los idiomas oficiales de nuestro país (de Máximo a Maxim; de Alejandro a Alexander o de Eugenia a Uxía) o incluso de cambiarlo por otro completamente diferente, pero siempre de acuerdo a las directrices establecidas en la legislación, puesto que no todos son válidos. «Lola, Concha, Manolo o Pepe han dejado de ser apelativos familiares para convertirse en nombres propios que se inscriben como tal en el Registro Civil sin mayor problema. Hoy en día casi todos son aceptados, pero es verdad que existen ciertas limitaciones», explican en el Ministerio de Justicia.

Phoebe, por ejemplo, no podría ponerse 'Princesa Consuela Bananahammock' en España porque la actual legislación no solo prohíbe los apelativos formados por más de dos nombres simples sino que se entendería como «contrario a la dignidad de la persona» por «extravagante», explican en el Registro Civil de Madrid. «El nombre no puede perjudicar objetivamente a la persona. Por eso se excluyen los que resultan deshonrrosos, humillantes o denigrantes», añaden en el departamento de Justicia.

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La ley también prohíbe poner «más de dos nombres simples o de uno compuesto unido por medio de un guión». Es decir, puedes llamarte Carmen María o Alejandra Victoria, pero no Carmen María Alejandra Victoria, de manera que los nombres interminables, incluida la aristocrática coletilla 'de todos los Santos', quedan relegados a la Iglesia, donde se pueden poner cuantos nombres canónicos se deseen. «En el bautismo puedes constar como Pedro Manuel Fernando de Todos los Santos, pero civilmente esa persona estará inscrita como Pedro Manuel seguido de sus apellidos», precisan las mismas fuentes.

Los registros civiles de todo el país reciben a diario decenas de solicitudes para cambiar el nombre de pila o para hacer pequeñas adaptaciones del propio, pero nada que ver con el «aluvión» de peticiones registrado en las décadas de los 80 y 90. La mayoría de las solicitudes eran para traducir el nombre a los idiomas de cada comunidad o porque en su día no pudieron poner el que querían. «Mis padres me pusieron Juana (1974), porque no les dejaban inscribirme como Joana, que era en realidad el que ellos querían. Nadie me ha llamado Juana en la vida. Es más, creo que muy poca gente sabe que ese era mi nombre original. Así que en cuanto pude, fui al Registro Civil de Barcelona y solicité el cambio oficial». Se lo concedieron a las pocas semanas y desde entonces es Joana a todos los efectos. «Ahora, sin embargo, la mayor parte de las solicitudes son para registar hipocorísticos tipo Marian, Paco... o para cambiar el nombre a niños adoptados», explican en el Registro Civil de Bilbao.

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«Tuve que demostrar que Solange no tenía traducción al castellano»

«Cuando nací, en junio de 1975, llamarse Solange, así, en francés, no era normal. Sigue siendo poco frecuente, aunque con alguna me he topado por ahí. El caso es que mi padre fue al Registro Civil de Barakaldo (Bizkaia) a asentarme y le dijeron que no, que imposible, que era otro idioma y tenía traducción al castellano. Parece ser que si existía una versión castellana del nombre no te dejaban aunque, como suele pasar hoy en día, depende del pie con el que se levante el funcionario de turno. Pues bien, el empleado del registro dijo que era 'Consuelo' o 'Soledad'... Ni allí se ponían de acuerdo. Así que mi pobre padre eligió uno de los nombres que le planteaban. A bote pronto y sin consultar. Cuando llegó al hospital y mi madre le preguntó que qué tal las gestiones, dijo que yo era Ángela. Ángela Vázquez, al menos en los papeles. Me pasé la infancia atendiendo a ese nombre cuando iba al médico y el primer día de colegio, aunque luego ya los profes cambiaban. Cuando cumplí los 18 años investigué un poco y confirmé que efectivamente Solange era y es un nombre propio francés sin traducción. No significa nada. Es como Susana o Francisca. Y tiene hasta santa propia: una pastora llamada Santa Solange, cuya onomástica es el día 10 de mayo, un mes justo antes de mi cumpleaños. Se la representa con la cabeza bajo el brazo porque fue decapitada y torturada por defender su virtud en Berry (Francia). Así que fui al Registro Civil con muchos papeles y un certificado de que era un nombre sin traducción –lo tuve que pedir en el consulado francés– y borraron el Ángela para ponerme Solange, que es como siempre me han llamado. Que conste que Ángela me encanta. De hecho, casi me arrepiento, sobre todo porque recibo correos electrónicos con mil variantes de mi nombre: Sorangel, Sonangel, Solangel, Solaguen, Sorkunde, Sonsoles... Y algunos de broma me llaman Sor Citroen y Sor Alegría, pero ese ya es otro tema».

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