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En nuestro país, los nombres se regulan según la Ley del 8 de junio de 1957 del Registro Civil, una normativa que ha tenido que ser actualizada en varias ocasiones para incluir nombres y abreviaturas que no estaban permitidas cuando se gestó la ley, pero ... que se han vuelto muy populares con el paso de los años. En cualquier caso y pese a que existe libertad de elección, no todo vale. Aquí, algunos ejemplos de nombres prohibidos en España.
La normativa contempla una serie de excepciones «como los nombres que puedan tener connotaciones negativas, atenten contra la dignidad de la persona o sean motivo de burla», explican en el Registro Civil único de Madrid. La legislación española no permite nombres como, por ejemplo, Judas, Hitler, Osama Bin Laden, Loco o Caca.
La normativa también precisa que no se pueden poner nombres de frutas. Ni Limón Pérez, ni Melocotón Fernández, ni Pomelo Aguirregomezcorta. «El objetivo es proteger el interés superior del menor o de la persona que solicita el cambio», explican en el Ministerio de Justicia.
Otra de las limitaciones que establece la legislación son los acrónimos, muy usados en nuestro país para poner nombre a empresas o negocios juntando el nombre de los socios o incluso de los hijos, tipo Alimentación Maipe (por Maite y Pedro) o Marfranol S. L. (María, Francisco y Olga). Pues bien, en el Registro Civil no se admite como válido un nombre a partir de abreviaturas o siglas.
Tampoco se pueden poner nombres completos famosos como, por ejemplo, Rafa Nadal. Podrás ponerle a tu hijo Rafa aunque tu apellido sea Nadal si así lo deseas. Lo que no podrás hacer es llamarle Rafa Nadal como nombre propio. También se deben evitar 'términos' que coincidan con marcas comerciales o firmas conocidas tipo Colgate, Chanel o Nutella, relativamente frecuentes en países de Latinoamérica.
Aunque la legislación no lo recoge expresamente, la recomendación es que «no se pueden imponer nombres que hagan confusa la identificación». Martínez o Llagostera no son nombres.
También puede pasar que pese a que el nombre elegido no esté expresamente prohibido por ley, el Registro Civil de turno ponga problemas para inscribirlo, como le ocurrió hace un par de años a unos padres que querían llamar a su hijo Lobo. Es muy habital cuando quieres poner a tu hijo o a tí mismo el nombre de una ciudad, como Madrid o París, por ejemplo.
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