Borrar
ILUSTRACIÓN: MIKEL CASAL
Formas de engancharse a la lectura de por vida

Formas de engancharse a la lectura de por vida

Esta afición, ahora en auge, se crea paso a paso y a cualquier edad

Jueves, 12 de noviembre 2020, 00:06

Cristina Sanmamed atiende con frecuencia a clientes que acuden a su librería en busca de una obra que les devuelva ese 'algo' que un día les ató a la lectura. Personas de toda condición y edad que por falta de tiempo, de acierto en los títulos elegidos o, sencillamente, de interés se alejaron de un hábito que ahora desean cultivar. Y no es una escena atípica la que describe. Esto que sucede en su local 'La puerta de Tannhäuser', en Plasencia, se repite en distintos puntos del país. Los profesionales del sector han constatado, con encuestas y con la experiencia que da el mostrador, un renovado interés por el refugio que brindan las letras. El efecto de la pandemia sobre los hábitos de ocio nos ha devuelto la mirada hacia esta actividad, hartos de pantallas. Pero como hace notar una colega de la librera extremeña, Izaskun Legarza Negrín –dueña de 'Librería de Mujeres' de Tenerife– leer cuesta: «por mucho que digamos que es un placer hay que reconocer que no es fácil, que el proceso requiere de un esfuerzo». Para que el viaje no sea en vano, existen caminos más o menos rectos para llegar al llamado hábito lector. Cuando se alcanza, dicen, es como el deporte: capaz de enganchar de por vida.

  1. UNA 'HABITACIÓN PROPIA'

    Luchar contra la falta de tiempo

 «Posiblemente el primer asunto a tener en cuenta sea la conquista del tiempo», señala Juan Mata, profesor de la Universidad de Granada especialista en la materia y presidente de la asociación Entrelibros, Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2019. El último estudio realizado por el gremio de editores le da la razón: la falta de tiempo era el principal motivo por el que más de la mitad de los encuestados decía no coger un libro. «Se piensa que es solo una cuestión de voluntad: ojalá no se leyera porque no se quisiera. No es así: es un problema complejo en el que influyen multitud de factores, desde emocionales a socioeconómicos», defiende Mata. Para él, leer es hacer una parada radical en la agitación de la vida con el fin de dedicar un tiempo a uno mismo, durante el que se realiza en exclusiva una única tarea. «Y esto es algo que, por desgracia, no todo el mundo puede permitirse», admite. Buscar ese momento del día para mimarse, esa 'habitación propia' de la que hablaba Virginia Woolf pero en su sentido figurado, es fundamental para cultivar el hábito. Esther Gómez, desde la librería gallega Moito Conto tasa ese tiempo. «Al principio, dedicaría unos minutos para no sentirlo como una obligación y hacerlo hasta donde apetezca para dejar que el libro te vaya atrapando. Unos tardan más y otros menos, pero el hábito llega», reflexiona. Estas recomendaciones no tienen tanto que ver con el retiro íntimo en una habitación bucólicamente ambientada y en silencio que automáticamente se nos viene a la cabeza. Muy al contrario. Varios especialistas consultados coinciden en que compartir con otras personas el tiempo de lectura es un gran acicate. De los clubes literarios han nacido muchos y grandes lectores.

  1. COMPARTIR Y PARTICIPAR

    El poder de la voz y el debate

Esther D'Angelo, profesora de la Universidad Complutense y presidenta de la Asociación Española de Lectura y Escritura (AELE), es una de sus muchas defensoras. Tanto que da más importancia a la participación que a la temática. «Tenemos un cerebro social, en interacción descubrimos cosas, nos surgen dudas, más en la literatura donde se mezcla ficción y realidad. Uno de los ejercicios fundamentales es encontrarse con otros, comentar y compratir es genial», relata según sus años de experiencia. También, añade Legarza desde 'Librería de mujeres', «el hecho de que tú les leas en voz alta motiva; lo hemos podido comprobar en nuestras reuniones en la librería y después, durante la cuarentena, a través de las pantallas». En estos clubes a veces «el libro es el pretexto para reunirse, socializar, debatir y casi hacer terapia». Las librerías, representadas en la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) y que celebran mañana su día, han encontrado en estos clubles la forma de atraer público a este mundo. ¿Pero qué poder tiene la lectura en voz alta para este fin? De algún modo nos conecta con la infancia, cuando todos empezamos a ser lectores en la voz de nuestros seres queridos. «Si alguien te da la entrada a este mundo maravilloso con su voz, estás participando en la lectura. Y a lo mejor de ahí, si las condiciones se dan, puede llegar el momento en el que se acuda a una biblioteca o a una librería para escoger un libro y leerlo a solas», defiende Mata. Oír un texto leído –nótese el auge del audiolibro– también ayuda a comprender de otra forma lo que está escrito. Algo especialmente relevante para quienes nunca se han entregado a esta tarea. El especialista granadino relata con emoción una experiencia que llevan a cabo en la prisión provincial, en la que un grupo de presas en régimen especial acuden a un club de lectura. «Cada miércoles se empieza con un poema. Y no los elegimos facilones; llevamos los más complejos, de autoras y autores representativos de altísimo nivel. Uno pensaría que se podrían aburrir porque no tienen estudios, pero ocurre todo lo contrario: descubren la posibilidad de acceder a un lenguaje distinto, que muchas ni sospechan que existe. Disfrutan la forma en la que las palabras están dichas, la forma de expresar sentimientos; en los temas (amor, desamor, familia) descubren algo que les afecta en lo más hondo de lo que son. Como ellas dicen, 'sienten que se les abre una puerta y entran de repente a un palacio'. Un poema, por ejemplo, sobre la muerte de un hijo es un trallazo emocional enorme porque sienten que habla de ellas. Descubren así que en los libros hay algo inesperado que conecta con su yo». Sembrada esta semilla, no es raro que luego relean poemas a solas en su celda.

  1. CONEXIÓN EMOCIONAL

    Dar con la aguja en el pajar

 Este relato, a pesar de tener como protagonistas a un colectivo muy concreto, es extrapolable a todo el que quiera engancharse a la lectura si se tiene en cuenta que lo más importante es conectar emocionalmente con la obra. Sin esto no hay camino que recorrer. Lo recuerda Juan Mata con su bella experiencia y lo confirma cada librero o bibliotecario con el que se hable. El secreto está en no leer por obligación, no leer con aspiración instructora, no leer lo que dicte los representantes de la atalaya intelectual del momento; hay que hacerlo por gusto y atendiendo solo a los propios intereses. Todos son válidos. En este momento entra en escena el actor principal: el consejero. Puede ser un librero, un bibliotecario o, por qué no, un amigo lector quien nos guíe para dar con la aguja en el ingente pajar de la oferta editorial. «Nuestra labor es intentar conocer un poco a esa persona que acude a la librería en busca de orientación», explica Cristina Sanmamed. Con intuición y muchos libros leídos se puede dar con esa historia con la que el nuevo lector logre identificarse. «La gente busca en los libros espejos de la propia vida o de otras vidas que desconocemos… Pero, por supuesto, busca emoción», resume la librera gallega por su parte. Y este es el gran desafío para quienes quieran inculcar el hábito de la lectura: entrar y tocar el mundo emocional de la persona. «La suma de afectos es lo que hace que uno vea en la lectura algo que no solo me interesa, sino que además me importa», añade el presidente de Entrelibros.

  1. CUESTIÓN DE GÉNEROS

    De la poesía al relato para empezar

Entonces, si hay que conectar emocionalmente, es mejor dedicar poco tiempo al principio y funciona el leer en voz alta... ¿No sería una buena puerta de entrada la poesía? «Excelente, sin duda», apuesta Mata.  Parecería trivial, pero muchos opinan que la extensión, para empezar, importa. La librera de Plasencia cree que ayuda elegir al principio relatos cortos que permiten acabar la historia de una tacada o pasar a otro si no gusta. «También recomiendo las antologías porque si un autor gusta da pie a buscar otras obras suyas», señala mientras destaca también el papel que desempeña la novela gráfica para adultos en esta tarea. Desde Tenerife apuestan por la novela policiaca como anzuelo, pero no todo es literatura. El ensayo y la filosofía se pide más en estos tiempos extraños. Los libreros se topan con gente en busca de textos que ayuden a comprender el momento actual. Más que evasión, necesitan conocimiento. Y en este punto se llega a la verdadera esencia de lo que significa leer: la posibilidad de «conversar» directamente con personas de otros tiempos y latitudes con un conocimiento profundo de temas y épocas que, de no ser por un libro, no estarían al alcance de nuestras pequeñas vidas.

«El gran desafío es entrar en el mundo emocional de la persona: la suma de afectos es lo que hace que leer además de interesarme, me importe»

juan mata | asociación entre libros

«Hemos comprobado que la lectura en voz alta es algo que les motiva; los clubes son una fórmula para despertar el interés»

izascun legarza negrín | librería de mujeres de tenerife

«Aconsejo antologías de relatos cortos porque permite descubrir a autores y las novelas gráficas para adultos»

cristina sanmamed | librería 'la puerta de tannhäuser de plasencia

«Al principio podría dedicar unos minutos para no sentir obligación. Unos tardan más y otros menos, pero el hábito llega»

esther gómez | librería moito conto de a coruña

Un manifiesto de base

Que Irene Vallejo y su investigación sobre el origen de los libros 'El infinito en un junco' hayan merecido el Premio Nacional de Ensayo en este extraño 2020 no es casual. Es el año de los libros, de los lectores, de los libreros y editores. El sector cruza los dedos para que esto dure y, en paralelo, se organiza para reivindicar su papel. Entre las iniciativas destaca la publicación de un 'Manifiesto por la lectura' escrito por la aclamada autora. «La intención de la Federación de Gremios de Editores de España es utilizar este manifiesto como una herramienta de trabajo para plantear a los gobiernos, nacionales y autonómicos, y a los partidos políticos la necesidad de alcanzar un gran acuerdo que ponga en valor la lectura en nuestra sociedad, especialmente en épocas convulsas como la que vivimos», explican desde la organización. Con él, Vallejo pone voz a las inquietudes del sector y, por ejemplo, recuerda que «el principal peligro al que nos enfrentamos es a la desidia, el olvido, la omisión, el descuido, la indiferencia de una sociedad que no sepa amparar los libros y los eslabones de esa cadena invisible que los salva. Urge mantener siempre la imaginación en ascuas; urge apoyar a las personas que crean, forjan y expanden nuestros sueños: escribiendo, traduciendo, corrigiendo, ilustrando, diseñando, editando. A quienes dan vida a las palabras desde las editoriales, las agencias, los talleres, las imprentas, las distribuidoras. A las bibliotecas y archivos, viveros acogedores donde cultivamos el saber para el mañana de cada día. A las escuelas, donde aprendemos los rudimentos de esos trazos misteriosos que ensanchan nuestra mirada y nuestros atlas mentales. Y, sobre todo, es imprescindible cuidar a quien lee». Sobre estos últimos, la autora coincide con muchos especialistas en que el hábito de leer no te hace necesariamente mejor persona, «pero nos enseña a observar con el ojo de la mente la amplitud del mundo y la enorme variedad de situaciones y seres que lo pueblan (...).Y, en un mundo narcisista y ególatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos».

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta Formas de engancharse a la lectura de por vida