Las exportaciones del porcino de capa blanca incrementan su valor un 6,3%

En el caso de Castilla y León, durante el año 2023 se sacrificaron 6.403.432 animales, el 12,8% del total nacional, lo que sitúa a la región en la tercera posición del listado. Si se atiende al volumen, esos sacrificios representan 608.628 toneladas de carne, el 12,54% del total nacional y de nuevo, la tercera posición en relación al resto del país.

Estos resultados «confirman ese proceso de adaptación de la estructura productiva del sector ya iniciado en 2022, e indican la apuesta del sector por la eficiencia productiva a través de proyectos de economía circular; sostenibilidad; bioseguridad; bienestar animal; o seguridad alimentaria en toda la cadena», añade el mismo responsable.

En cuanto a los resultados de las exportaciones, el sector superó por primera vez en 2023 la barrera de los 9.000 millones de euros. En total, vendió fuera de las fronteras españolas 2,8 millones de toneladas de carne y productos porcinos (-4,4%), por un valor de 9.030 millones de euros (+9,1%). Lo cual indica que, a pesar de la ligera reducción en volumen, ha habido un incremento del valor exportado.

Saldo comercial

El impacto positivo se ha dejado notar claramente en el saldo comercial exterior, que ha crecido un 8,9% hasta situarse en 8.409,7 millones de euros. Con ello, el porcino se mantiene como el sector con el saldo comercial más importante del sistema agroalimentario y «se afianza en su condición de un sector estratégico para la economía española».

Esa valoración se puede extrapolar perfectamente a Castilla y León cuyo volumen de exportación ascendió en 2023 a 120.291 toneladas, el 4,4% del total nacional, lo que la convierte en la quinta región exportadora.

Ese volumen supuso 470,27 millones de euros, el 5,3% del total nacional y un incremento del 6,3% con respecto a 2022. En este caso, por valor, la región ocupa el cuarto puesto nacional.

Las cifras, en función de las palabras que pronunció Herranz durante la presentación de los datos, «dibujan un escenario de evolución sectorial tras una década de gran crecimiento impulsada por la competitividad de empresas y personas, así como la calidad de los productos».

El año 2023 confirma un cambio de ciclo iniciado en 2022 para el sector «en el que priman los valores sociales y medioambientales, así como la seguridad alimentaria. Como resultado el sector genera más valor económico, social y medioambiental».

Para Alberto Herranz, estos datos demuestran que «el sector porcino trabaja con convicción en la construcción de sólidos cimientos de futuro mediante producciones sostenibles que se anticipan a las demandas de los consumidores actuales en bienestar animal y protección medioambiental».