La escasez de semillas de patatas provoca que no haya para todos los agricultores

Martín Herrero enumera tres factores que han favorecido la reducción de semilla en el mercado, que podría alcanzar hasta un 20%, y tienen que ver, en primer lugar, con la climatología en los países del norte de Europa, que es de donde España importa esta semilla. «Cuando se sembró esa patata llovió mucho durante tres o cuatro semanas y eso hizo que enraizara muy poco». Esto, además de en podredumbre, se traduce en que se originan pocas unidades por planta porque esta «engordó más de lo necesario para el uso como semilla».Otro problema es que cuando llegó la cosecha, se enlazó otro mes y medio de lluvias y «en esa zona de Europa han quedado sin recoger unas 20.000 hectáreas entre patata de semilla y de consumo, por tanto no se ha podido comercializar». Además, parte de lo que se ha recogido «no da la calidad para certificar y reproducir». En definitiva, «nos encontramos ante una demanda creciente y una oferta muy reducida, la tormenta perfecta».

También se ha introducido en el debate el papel que pueda estar jugando Egipto, que ha demandado más semilla que otros años, pero esto, a juicio del responsable de la cooperativa leonesa, «no ha marcado la diferencia. Si existiera la oferta habitual, hubiera habido para todos, a pesar de que es cierto que han demandado más patata los países del norte de África».

Otros calibres

La consecuencia directa de esta realidad es que «no va a haber patata para todos los agricultores, y tampoco habrá de los calibres habituales, como pueden ser 28-35 milímetros o 35-45. Nos tendremos que ir a calibres 35-55 o 45-65, y al que quiera producir no le quedará más remedio que partir la patata». Herrero señala, además, que es un problema que afecta a todas las variedades «en general», y adelanta que habrá «tensiones» sobre las patatas que puedan sustituir a las variedades más atractivas para el agricultor.

También avisa de que «la patata viene a precios disparados, así que habrá que partirlas también por el coste. Si no, es insoportable». Y es que estos calibres más gruesos necesitan muchos más kilos para la siembra, hasta casi el doble en algunos casos. Su conclusión es que «no se van a cubrir las necesidades», la cuestión es cuánto se puede reducir la superficie de patata esta campaña.

El director de Prodeleco Sociedad Cooperativa aprecia que hay una parte especulativa. «No nos están dando toda la información, está todo en ascuas. Por ejemplo en las siembras tardías de Castilla y León; el sur ya está prácticamente sembrado, a Albacete, Madrid o Alicante no se ha podido mandar toda la semilla que demandan». Matiza que «muchas variedades ya están atadas sobre el papel, pero no tenemos las garantías de un año normal, vas día a día», concluye.

«Ha venido para quedarse»

Eduardo Arroyo, presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (Appacyl), que estos días visita a sus homólogos del sector de la patata de Francia, va más allá y añade que de lo que se habla en ese país es de que «esta situación ha venido para quedarse, porque parece que no interesa mucho producir semilla».

Aunque Holanda es la que certifica, buena parte de esa semilla se elabora en Francia, aunque también en otros países como Alemania o Bélgica. Dice que las respuestas que le llegan al productor en estos días en los que se encarga la semilla es que se sembrará a partir de marzo. La situación se resume en que «no tengo, no hay, no tengo todo o tengo un calibre más gordo», lo que, según Arroyo, va a generar «indecisión en aquellos que tengan que buscar semilla donde no la hay».

Por otra parte, no tiene tan claro que se vaya a producir una reducción de la superficie. «Tendremos que sembrar lo que haya, aunque sean variedades que ya no son las preferidas del agricultor», explica.