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El agua, que llega tarde para muchos cultivos, puede ser la salvación en el caso del riegoSilvia G. Rojo
Viernes, 2 de junio 2023, 00:07
La alegría del agricultor, al igual que los ríos, no se ha desbordado por la aparición del agua durante las últimas semanas. Llega tarde para salvar el cereal en general, por lo que a la sementera más cara de la historia se le une un ... año que será de bajos rendimientos. No solo eso. El contexto es complicado porque el precio del cereal está en caída desde hace varias semanas; el precio de la paja y el forraje están disparados y se ha tenido que empezar a regar mucho antes de lo previsto.
Dicho esto, «el agua está cayendo de manera muy desigual», puntualiza el agricultor Antonio Torres, de Villarmentero de Esgueva (Valladolid). «Hay puntos en los que han caído 20 litros y otros nada, por eso cuando te preguntan ya casi tienes que contestar: ¿en qué metro cuadrado?»
Explica que, al menos en su zona, «para el cereal llega muy tarde aunque el llenado del grano es muy importante y un trigo te puede dar 400 kilos más; si ibas a coger 1.200 van a ser 1.600 kilos», pone como ejemplo.
«Este agua viene fenomenal a las lentejas, colzas y vezas que están granando, pero si caen muchos litros en poco tiempo, las lentejas las tumba y ya no se pueden recoger, aunque de momento no ha habido daños».
Por otra parte, esas lentejas a las que hace referencia «han sufrido mucho con las heladas, las ha hecho mucho daño y les está costando».
Mucho más pesimista es el agricultor zamorano Felipe Luis Codesal que asegura que en los secanos de su pueblo «este agua no arregla nada, quizás algún trigo un poquitín».
Recuerda que en época de forrajes como la actual, «el agua los estropea», pero no deja de reconocer que «desde luego hace falta que llueva para el terreno».
Si fuera por pedir, la situación ideal planteada por Mateo Muñoz, agricultor de Cigales, es que la lluvia «cayera despacito, lenta, que diera tiempo a las tierras a asimilarla», pero llegados a este punto y con la sequía que se arrastra, «lo importante es que llueva».
En el caso del secano coincide en que estas precipitaciones «ayudan a alguna cebada tardía y a algún trigo a madurar bien el granado», pero este profesional pone el énfasis, especialmente, en el regadío.
15 días sin regar
«En mi caso llevo 15 días sin regar y son los que nos pueden ayudar a salvar la campaña en sistemas como el Pisuerga-Bajo Duero». En concreto, este sistema tiene una dotación de agua por hectárea de 3.500 metros cúbicos y el inicio del riego se ha adelantado unos 40 días por lo que aprecia que esta lluvia «sí que arregla cosas porque estamos ahorrando hectómetros cúbicos, lo justo para llegar a septiembre».
Es verdad que en el caso de las patatas o el viñedo tendrán que estar más atentos al ataque de mildiu y «en cultivos que están naciendo como el maíz, los encharcamientos no nos gustan, pero es peor que no haya agua para regarse». Concluye que en el caso del forraje «es un mala suerte que se te moje, pero para el regadío puede ser la salvación».
En cuanto a la ganadería, la falta de pastos y la brutal subida de la paja y los forrajes ha supuesto un incremento del sacrificio de vacas en un 30%. Luis Ángel Cabezas, ganadero de San Felices de los Gallegos (Salamanca), comenta que «los pastos que están en zonas de valles y zonas donde todavía había hierba fresca, además de mantenerla, con este agua rebrota».
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