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Mariela Grijalvo, Nadiya Chmyr y José Ignacio Alonso, responsables de la Asociación Familias con Ucrania. PCR
Vivienda y trabajo, prioridades que cambian la vida a los ucranianos acogidos en Burgos

Vivienda y trabajo, prioridades que cambian la vida a los ucranianos acogidos en Burgos

La asociación Familias con Ucrania apoya a los refugiados que han llegado a la provincia huyendo de la guerra, sirviendo de nexo con las administraciones y de intermediarios en la búsqueda de un empleo o una vivienda

Domingo, 2 de octubre 2022, 08:59

Los ucranianos son un pueblo fuerte, resistente y luchador. Lo demuestran día a día, mientras continúa la guerra contra las tropas rusas, y lo han demostrado los miles de ucranianos que, con valentía, han salido de su país hacia lo desconocido, huyendo de las ... bombas pero dejando allí a familiares y amigos. Sin embargo, toda esa fuerza y resistencia también necesita de apoyo y de comprensión.

Y en Burgos, los ucranianos que han venido a refugiarse a la provincia han encontrado esa ayuda, esa mano tendida. Compatriotas que, en cuanto estalló el conflicto, se pusieron en marcha para ayudar en todo lo posible, tanto aquí como allí. También burgaleses, que no han dudado en unirse a las iniciativas solidarias que se han venido organizando desde febrero.

Nadia, Nacho y Mariela son tres de esas caras amigas con las que cuentan los refugiados en Burgos. Conforman la cabeza visible de la asociación Familias con Ucrania, con la que buscan aunar esfuerzos entre todas aquellas familias que han acogido, o acogen, a ucranianos. También, servir de nexo entre los refugiados y las administraciones, ser mediadores, cubrir necesidades, escuchar....

Tres son los objetivos que persigue la asociación, explica José Ignacio Alonso (Nacho). El primero, atender a los ucranianos y asistirlos en su idioma marterno, algo para que lo que Nadia (Nadiya Chmyr), su mujer, es imprescindible. Es ucraniana, lleva en España más de viente años y es la que está haciendo de intérprete, siempre dispuesta a ayudar en cuando se lo piden.

«Ellos agradecen muchísimo poder hablar con alguien en su propio idoma, trasladarle las dudas, los problemas en el día a a día, manetener una conversación fluida. Eso les da mucha seguridad», explica Nacho. También es muy importante contar con un medidador que hable español, sobre todo para la búsqueda de trabajo y una vivienda, el fin último que persiguen los refugiados.

Desde que estalló la guerra, a Burgos han llegado varios centenares de ucranianos, principalmente mujeres y niños, pues los hombres se han quedado en el país a luchar contra Rusia. El sistema les acoge a través de tres entidades, Cruz Roja, Accem y Burgos Acoge, pero también hay familias de acogida que han ofrecido su propia vivienda, o una segunda residencia.

Familias de acogida

Nadia, Nacho y Mariela son familias de acogida. Nacho protagonizó una de las primeras épicas tras el inicio de la guerra, al cruzar Europa en furgoneta para traer a la familia de Nadia. Tras un durísimo periplo, llegó en marzo a Burgos con tres mujeres, tres niños y otro en camino, el pequeño Damir , que nació en junio en Burgos.

La experiencia marca, «te cambia las prioridades», explica el veterinario burgalés. Es ahí cuando te das cuenta de que lo importante son las personas, la familia. También «te ayuda a entender que tu vida puede cambiar de un día para otro», apunta Nadia.

Llegaron a vivir 10 personas en su casa. Ahora, y gracias a la ayuda de la Fundación Jesuitinas y del Colegio Blanca de Castilla, la familia de Nadia tiene su propio piso, su independencia, pero sin perder en contacto con Nadia y Nacho.

Muy pendiente está también Mariela de las cuatro ucranianas que viven en su vivienda. Ellos la tenían libre tras mudarse, la prepararon y se ofrecieron a Cruz Roja. Como nunca se ocupó, fue a través de un conocido como llegaron las cuatro mujeres: abuela, hija, nieta y nuera de la abuela.

«Nos vemos a todas horas, nos hablamos a través de la terraza», explica Mariela. Además, dos de ellas trabajan en la fábrica de la familia, Embutidos Cardeña. Y para Mariela está siendo toda una experiencia, única, pues es la primera vez que hace algo así.

Nadia asegura que los refugiados están muy agradecidos por la ayuda prestada. Tanto es así que, sobre todo los que viven de acogida, tienen miedo a «decepcionar» a los burgaleses que les han atendido, y a que su presencia pueda «complicarles la vida».

Como en el resto de España, algunos de los ucranianos que vinieron en las primeras semanas ya han vuelto a Ucrania. Otros se han marchado a otras provincias. Pero los que se han quedado en Burgos lo que quieren es encontrar un trabajo y una vivienda que les permita ser independientes y autonómos. «Quieren depender lo menos posible de las ayudas públicas», apunta Nacho.

«La vida les cambia completamente cuando tienen una casa y un trabajo, sienten que vuelven a recuperar el control», reconoce. Además, quieren disponer de sus propios recursos para poder mandar dinero a Ucrania, a los que se han quedado allí, y seguir manteniendo sus propiedades. «Es superimportante tener el dinero suficiente para manejarse aquí, que se manejan con lo mínimo, y mandar a Ucrania», explica Mariela Grijalvo (también alcaldesa de Cardeñadijo).

Así que la asociación les ayuda a preparar su currículum, acudir a la primera entrevista y encontrar un trabajo. Han conseguido ya que 20 refugiados tengan empleo, y aunque muchos empezaron como eventuales, se han ido quedando porque «funcionan». Nacho insiste en que «hay que perder el miedo, pues si se les da una oportunidad, merece la pena».

Y lo mismo para las viviendas. Cuesta encontrar alquileres, pero contar con alguien como Nacho, que es burgalés y puede explicar que los ucranianos «no son inquilinos de riesgo», que como refugiados está garantizado el pago de la renta, que tienen trabajo y el apoyo de las instituciones, ayuda mucho. Y en ello anda la asociación, además de satisfacer necesidades inmediatas y básicas (atención médica, documentación, material escolar...).

Ayudas concretas

Tras el boom inicial, cuando la solidaridad de los burgaleses desbordó cualquier previsión, las campañas de ayuda a Ucrania que se organizan ahora están mucho más dirigidas. Es decir, son campañas que buscan objetivos muy concretos, el envío de un determinado tipo de productos o alimentos, la búsqueda específica de trabajo o vivienda, listado de necesidades.

Entre luchadores anda el juego

Nadia todavía se emociona cada vez que lo recuerda, pues cree no merecérselo. La Plataforma de Afectados por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) les ha entregado un reconocimiento por «la generosidad de una lucha incansable», y Nadia insiste en que «los héroes son ellos».

La recogida de la distinción (en el CREER) estuvo llena de lágrimas, por lo que supone que gente tan luchadora como los enfermos de ELA y sus familias se hayan acordado del trabajo solidario de Nacho y Nadia. También, porque se reconozca la lucha de Ucrania. Y por eso, Nadia les agradece esa Mención de Honor.

La ucraniana, medio burgalesa ya, afirma que «están muy agradecidos a todos los que les han ayudado». Y recuerda que lo que más les está costando a los ucranianos es adaptarse, pues añoran su país y a sus familia. «Eso es lo peor».

Y la «incertidumbre» sobre lo que está pasando en Ucrania, pues no pueden controlarlo. Gracias a las nuevas tecnologías, y a internet, pueden seguir casi al minuto la evolución de la guerra y comprobar si los suyos siguen bien, vivos.

Nacho asegura que los burgaleses siguen respondiendo a las llamadas de ayuda, pues todo el mundo puede colaborar si quiere. Nadia pone como ejemplo que algunos taxistas no han cobrado sus carreras, o solo un precio simbólico, cuando han tenido que trasladar a algún refugiado, llevarlo al hospital. «La gente intenta aportar su granito de arena».

Y ellos están abiertos a esa colaboración, pues la guerra no ha acabado. Y, lo que es peor, no se sabe cómo evolucionará ni cuándo acabará. Es una incertidumbre que también consume a los ucranianos, a los refugiados y a los que, como Nadia, están asentados en Burgos hace tiempo. «Es imposible desvincularse de tu país, por eso estoy volcada en ayudar», explica Nadia.

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