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Registro de la casa del sospechoso. LP

El sospechoso de la desaparición de Marta Calvo fue detenido en 2008 con nueve kilos de cocaína en Italia

Pertenecía a una banda que transportaba droga en vehículos con habitáculos ocultos

J. MARTÍNEZ | M. G.

Viernes, 29 de noviembre 2019, 10:57

El principal sospechoso de la desaparición de Marta Calvo, el delincuente colombiano Jorge Ignacio P. J., de 37 años, ya fue detenido en abril de 2008 en Italia, junto a su abuelo materno y un narcotraficante rumano, cuando transportaban nueve kilos de cocaína ... en un vehículo con matrícula española que fue interceptado por la Policía.

Los tres hombres fueron arrestados en el marco de una operación antidroga que se saldó con la detención de otras 12 personas en la provincia de Brescia. Los Carabinieri desmantelaron entonces una organización criminal, a la que pertenecía el hombre ahora huido, que introducía alijos de cocaína en Italia tras ocultarlos en dobles fondos y otros compartimentos habilitados en coches para esconder la droga.

Jorge P. vivía entonces en Gandia y viajó a Brescia con su abuelo, Valerio E. J., de 75 años, que también fue detenido en la operación. Ambos circulaban en un Audi A4 que abría camino a otro coche conducido por un ciudadano rumano, que residía en la provincia de Valencia, cuando la policía interceptó los dos vehículos. Los dos conductores fingieron no conocerse, pero los agentes registraron los coches y encontraron la droga en el segundo turismo. Los nueve kilogramos de cocaína estaban ocultos en un compartimiento tapado por el parachoques trasero con acceso solo desde el interior del maletero.

Tras cumplir condena por un delito de tráfico de drogas, Jorge regresó a España y la Guardia Civil sospecha que se dedicaba a traficar con cocaína otra vez en Valencia. El presunto narco residía en l'Olleria y de vez en cuando acudía a la casa de Manuel, pero los contratos de alquiler los habría firmado la madre del sospechoso, que reside en Mallorca, para que los dueños de las viviendas no descubrieran los antecedentes penales de su hijo.

Una de las hipótesis que barajan los investigadores es que el delincuente podría haber pedido ayuda a sus contactos en el mundo de la droga para huir a Italia, aunque siguen buscando a Jorge en España.

«Lo denuncié cuando la madre de Jorge me dijo que se había ido»

Hace aproximadamente un año y medio, Jorge alquiló una vivienda en la calle Isabel la Católica de l'Olleria. El propietario de la misma explicó a Las Provincias que, a través de un conocido común, Jorge le manifestó su deseo de alquilarla y así lo hizo. A partir de ahí, comenzó a residir en ella y le pagó en metálico cada mes: «Nunca causó ningún problema. Yo prácticamente sólo lo veía cuando tenía que pagarme y era muy educado».

Pese a que el propietario se trasladó a residir de manera permanente en la vivienda superior alquilada por Jorge en el mes de febrero de este mismo año, en todo este tiempo no ha notado «nada raro ni ha habido ningún problema de convivencia que pudiera haber causado». Asimismo, el propietario de la vivienda afirmó que no podía determinar si Jorge ocupaba la vivienda de manera continuada o únicamente los fines de semana y si usaba la misma para cuestiones laborales o meramente de ocio.

La última vez que lo vio, continuó explicando el propietario del inmueble, fue el pasado 10 de noviembre, recordó la fecha con celeridad al preguntarle, «cuando iba acompañado por su madre». Ese día no le dijo nada que le hiciera sospechar que, pocos días después, la madre de Jorge le llamara preocupada diciéndole que su hijo había desaparecido con Marta, según le dijo ella misma: «Fue entonces cuando me puse en contacto con la Guardia Civil y les dije que él había estado alquilado aquí un año y medio».

El propietario de la vivienda explicó que, después de que la madre de Jorge denunciara su desaparición, «mi mujer y yo decidimos entrar en la vivienda por si estaba allí o por si veíamos algo sospechoso. Allí no había nadie ni nada que nos llamara la atención». Explicó que al entrar a la vivienda no le llamó la atención nada ni siquiera un fuerte olor a lejía como sí ocurrió con la vivienda que Jorge tenía alquilada en la localidad de Manuel y que levantó las sospechas de los investigadores de la desaparición de Marta.

El propietario de la vivienda afirmó sentirse sorprendido por todo lo que había escuchado de este caso y, como todos los vecinos de la zona, confiaba en una feliz resolución del caso. En la fachada de la vivienda aún permanecía en la jornada de ayer la luminaria de la corona que indica que la hija del dueño de la vivienda había sido festera en la población.

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