«Si uno mira las imágenes de la visita del pasado domingo es muy fácil diferenciar a aquellos que manifiestan su ira de una manera legítima por su frustración, por la situación que están viviendo, de otros grupos ultras perfectamente organizados que iban a tratar de hacer el mayor daño posible a las autoridades que estábamos allí presentes». La frase textual fue pronunciada por Pedro Sánchez poco después del mediodía del pasado martes 5 de noviembre.
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A esas horas, los agentes de los servicios antiterroristas de la Guardia Civil ya habían practicado la primera detención por el acoso a la comitiva oficial en Paiporta el domingo anterior y el Ministerio del Interior sabía perfectamente que D.C.C. (el vecino del propio Paiporta que rompió con una escoba de barrendero la luna trasera del todoterreno en el que estaba siendo evacuado Pedro Sánchez de la zona) no tenía antecedentes radicales.
Es más, los agentes de Información de la Comandancia de Valencia pocas horas después de los ataques ya había identificado a buena parte de las personas que hostigaron a Sánchez durante su evacuación y que golpearon los vehículos de su escolta. Todos eran vecinos de la zona, incluidas señoras de avanzada edad y menores, cuyo perfil, a priori, desde luego luego no alimentaba la tesis de unos altercados coordinados por elementos radicales.
Aun así, Moncloa, el propio Sánchez o Marlaska (quien asegura que el presidente fue agredido físicamente, sin que por el momento la Guardia Civil haya logrado encontrar las imágenes de ese momento) han batallado por un imponer un relato, según el cual el ataque fue «organizado» por radicales de derechas, una hipótesis de la sigue sin haber una sola prueba una semana después.
La comitiva de los Reyes, Sánchez y Carlos Mazón al poco de llegar a Paiporta es recibida con insultos y lanzamiento de numerosas bolas de barro. Un escolta de doña Letizia es herido en la cabeza por un objeto contundente. La seguridad del presidente decide evacuar a Pedro Sánchez, mientras los monarcas y el presidente de la Generalitat se quedan para calmar los ánimos. Durante la evacuación de Sánchez, los presentes lanzan al menos dos palos, que no alcanzan al presidente según ha certificado la Guardia Civil, y provocan daños en los vehículos de la comitiva.
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En redes sociales varios usuarios comienzan a compartir imágenes en las que se asegura que Sánchez ha sido alcanzado por uno de los palos. Esas informaciones se acompañan, sin embargo, de la imagen de uno de esos dos palos de fregona cuando golpea a un fotógrafo en las cercanías del presidente.
Moncloa informa a los periodistas a través de sus canales de que «al recorrer las calles de Paiporta, la comitiva ha sido increpada y agredida por un grupo de personas» y que «en ese momento, la escolta del presidente del Gobierno ha activado el protocolo de seguridad y lo ha desplazado al Puesto de Mando Avanzado». «El presidente del Gobierno y el resto de los miembros de la comitiva se encuentran bien», acaba el mensaje de la Secretaría de Estado de Comunicación.
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En su primera comparecencia tras el ataque, en el Centro de Emergencias de la Generalitat Valenciana, en L'Eliana, Sánchez no habla de grupos ni de ultras ni de coordinación en los disturbios. Se limita a señalar a «violentos absolutamente marginales» como los responsables del ataque.
Comienza a distribuirse entre periodistas y políticos un informe apócrifo, como apariencia similar a los que realizan las fuerzas de seguridad, con el título «aparición de grupos ultras en los altercados contra Pedro Sánchez y los Reyes». En ese documento, de doce páginas, se recogen capturas de supuestas imágenes de los disturbios apuntando a la participación de diversos colectivos ultras, al tiempo que se vinculan con los altercados a conocidos 'influencers' de derechas.
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Fernando Grande-Marlaska, en sus primeras declaraciones tras el ataque, abona la tesis de que los altercados no fueron espontáneos y que hubo cierta preparación, aunque la Guardia Civil en ese momento solo tiene identificados a vecinos. «De la forma en que todo se desarrolló y desde un primer momento, cuando acceden ya a las calles, razonablemente por lo menos un mínimo de organización existía», apunta el ministro, quien no obstante evita expresamente señalar a grupos de ultraderecha pese a que es preguntado sobre ello.
En esa misma entrevista, el titular de Interior afirma que Sánchez fue agredido físicamente. Asegura que fue evacuado «porque había un riesgo real y evidente para el presidente, que ya había recibido un golpe».
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Marlaska, por la tarde, insiste en La Sexta en la agresión al presidente: «El hecho de poner la mano encima de una persona es grave y más aún cuando se trata de una alta institución del Estado».
Los servicios antiterroristas practican la primera detención. El arrestado no tiene ninguna relación con grupos ultras. El Ministerio del Interior envía a la élite de los servicios antiterroristas, los efectivos de UCE-3, a Valencia para tratar de confirmar la 'pista ultra', que no encuentran sus compañeros de la comandancia.
Pedro Sánchez, desde Moncloa, apunta a la participación en los altercados de «grupos ultras perfectamente organizados» a pesar de que la primera detención no avala esa tesis.
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La directora general de la Guardia Civil, Mercedes González, tanto en su comparecencia pública en Moncloa como luego en un 'off the record' se niega a confirmar que hay ya un detenido y que su perfil no es ultra. González evita expresamente señalar autorías a pesar de las acusaciones horas antes del presidente.
Los servicios de la élite antiterrorista llegados desde Madrid detienen a dos personas más por los ataque a la comitiva que evacuaba a Sánchez: B.F.M., residente en Albal, y a G.M.G, de Godella. De nuevo, son vecinos de la zona sin pasado en grupos radicales.
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Este periódico informa en primicia del primer detenido, un vecino sin antecedentes ultras.
El Ministerio del Interior se niega a confirmar la detención de los vecinos sin perfil ultra utilizando el sorpresivo argumento de que nunca «informa sobre hechos que ya están judicializados». En realidad, la inmensa mayoría de las notas de prensa de Interior dando cuenta sobre arrestos son sobre operaciones judicializadas.
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valencia (TSJCV) informa oficialmente de la puesta en libertad del primer detenido «por golpear presuntamente el vehículo oficial del presidente del Gobierno».
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El Ministerio del Interior, ante las presiones de la prensa, rectifica y decide informar sobre los detenidos con el argumento de que, ahora sí, «se han cumplido los procedimientos judiciales», aunque en esa misma nota el departamento de Grande-Marlaska reconoce sin ambages que los dos últimos detenidos «están pendientes de pasar a disposición judicial». En ningún momento, Interior informa de que ninguno de los tres arrestados tiene vinculaciones ultras.
Continúa el despliegue de los servicios antiterroristas en la zona para tratar de encontrar algún indicio de la pista ultra. Oficialmente, sigue sin descartarse que en los sucesos estén involucrados extremistas de derecha y que el ataque fuera «organizado» como afirma Pedro Sánchez.
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