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En el hogar de los Ndoci Lancho en Roma se hablan tres idiomas, pero este año no podrán reencontrarse con sus familias en Navidad. No viajarán a Burgos, ciudad natal de Rocío Lancho por «un sentido de la responsabilidad», ni tampoco a Albania, de ... donde procede su marido, por la misma razón. Serán unas fiestas diferentes, sin duda, pero esta burgalesa prefiere no poner en riesgo a sus seres queridos.
«Desde el principio de la pandemia hemos sido muy conscientes de que aunque permitieran viajar a otros países no era recomendable juntarse con mucha gente», explica Lancho, que reside en la capital de Italia junto a su marido y a su hijo. Por este motivo, este año no verá a sus padres y a sus hermanas en Navidad, tampoco a sus amigos, «prefiero que cuando nos veamos sea pudiendo hacer vida normal».
En las celebraciones tradicionales echarán mucho de menos a sus seres queridos, pero eso no les va a impedir «cenar como se merece en Nochebuena» y disfrutarlo de la mejor forma que puedan, «hemos decorado todo, aunque solo seamos tres hay que vivir la Navidad como es, no dejarse llevar por la situación y celebrarlo como se merece».
Para ello, y como tantas familias este año, utilizarán la tecnología para acercarse a los suyos: «Haremos videollamadas para aliviar la pena de no vernos este año, pero lo importante es esforzarse mucho y poner todo de nuestra parte para que esto acabe cuanto antes, la prudencia es la única respuesta en esta situación», opina Rocío.
Burgaleses en Navidad
Después de haber vivido el estallido de la covid en Italia en marzo y de seguir muy de cerca la situación en España y en Burgos, Lancho cree que «hay que tener paciencia, y que cuando podamos vernos, nos veamos de verdad. Por eso no hemos viajado, porque para viajar a España por ejemplo y no poder ver a todo el mundo preferimos esperar».
Reconoce que, ahora mismo, «en Italia la situación es complicada y es difícil saber lo que está pasando. Solamente con los datos de contagios y fallecidos no se puede entender cómo estamos«, señala esta burgalesa que no entiende cómo han pasado »de estar muy bien este verano, que los datos eran buenísimos, a tener unas cifras tan altas en cuestión de pocos días«.
Esta familia no ha planificado nada especial de cara a los próximos días porque, según explica, «las normas cambian continuamente», algo que también ocurre en España. Por este motivo, asegura que no tienen ningún plan de momento. En cuanto a restricciones, opina que «Italia es bastante severa, para mí en el buen sentido, hace ya mucho tiempo que a las 18 por la tarde está todo cerrado, la limitación es de seis personas, etc».
Esto ha llevado a que el país sufra mucha tensión política, «cada partido exige más o menos y al final esa tensión, igual que en todos los países, al que más afecta es al ciudadano, a los propietarios de los negocios y a las personas que están en ERTE», reflexiona.
De momento ellos, como muchos otros burgaleses que viven fuera de España, han optado por ser prudentes y seguirán esperando para tomar ese vuelo que les reúna con sus familiares cuando la situación epidemiológica mejore. Cuando reunirse y abrazarse ya no supongan un riesgo para la salud pública.
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