«Son navidades de contrastes, nos gustaría estar allí pero tenemos a la pequeña Ariadna»

«Son unas navidades de contrastes, nos gustaría estar allí pero tenemos a la pequeña Ariadna», explica Víctor, que por allí se refiere a España. Y es que Víctor Herrero y Carolina Sanz viven en Leamington Spa, un pueblo cerca de Birmingham (Inglaterra), y estas Navidades no podrán viajar a España para celebrar las fiestas con sus respectivas familias. Las restricciones impuestas por la covid-19, la incertidumbre ante la evolución de la pandemia (tanto en Reino Unido como en nuestro propio país) y una seria reflexión sobre lo que suponen las reuniones familiares han hecho que la joven pareja haya desistido en su intento de volar a la península.

«Nos medio planteamos el viaje para después del puente de la Constitución, pero al final desistimos», afirma Víctor. «Normalmente, los vuelos de Navidad te los compras en septiembre, pero este año todo era improvisado». Además, les suspendieron los vuelos desde Birmingham, así que tenía que ir a Londres, lo que era bastante complicado con una niña de casi un año. Y luego está todo el protocolo de viaje, con las PCR con 48 horas de antelación. También les desanimó que en España, sus familias van a limitar los encuentros, así que «si vas, obligas a la gente a juntarse».

De este modo, Víctor y Carolina se quedarán estas Navidades en Inglaterra, disfrutando de la pequeña Ariadna, que empieza a ser ya una niña activa de un año. «Si hubiéramos estado los dos solos, habría sido diferente, pero estando ella es una alegría», asegura Carolina, quien reconoce que este 2020 «ha sido una locura». Primero, por la pandemia, que no les ha dejado disfrutar de sus familias. «Estuvimos mirando vuelos para el verano, pero no llegamos a comprar nada», reconoce Víctor, así que llevan sin venir a España más de un año.

Las pasadas navidades también se quedaron en Leamington Spa, pues Carolina está a punto de dar a luz. Sin embargo, sí que pudieron estar con ellos algunos miembros de la familia, que se desplazaron a Inglaterra. Luego, cuando nació Ariadna también recibieron la visita de padres y hermanos, para conocerla, pero tras declararse la pandemia mundial, los contactos se han limitado a vídeoconferencias. En otro momento se restringiría la exposición de la niña a las pantallas, admite Víctor, pero ahora es lo que les está dando la vida a todos.

Y este 2020 también está siendo una locura, precisamente por Ariadna. «Le dedicamos todo el tiempo a ella», afirma Carolina, y gracias a ella las Navidades tendrán un toque muy especial. «Ariadna ha sido nuestra medicina», afirma Víctor, quien les ha ayudado a sobrellevar los momentos más duros de la pandemia, el miedo, la incertidumbre... Ahora, en Navidades, no van a hacer nada especial. «Nos quedamos aquí y tampoco vamos a juntarnos con nadie», admite Víctor, pues «hemos estado bastante aislados». Además, siempre hay miedo, porque reunirse con otras personas, con amigos, conlleva el riesgo del contagio ya que la gente tiene sus propios compromisos laborales, familiares y sociales.

Pero no pasa nada, disfrutarán de la niña, pasarán más tiempo juntos, pasearán y esperarán a que pase la tormenta de la covid-19 para viajar a España. Víctor reconoce que suele venir a Burgos un par de veces al año, lo mismo que Carolina a Madrid. El burgalés vive en Inglaterra desde octubre de 2012. Llegó con una beca y, tras encontrar trabajo, allí se asentó. Es ingeniero civil, mientras que Carolina es ingeniera eléctrica. España no les ha dado las oportunidades laborales de las que sí disfrutan en Reino Unido, así que su vida está en Inglaterra y su hija es británica, aunque su corazón estará compartido con Burgos y Madrid, como el de sus padres.