Poco a poco, van llegando las vacunas contra la covid-19 y ya son alrededor de 6.000 los burgaleses que han completado el ciclo. Gemma González es una de esas burgalesas, que en su condición de auxiliar de enfermería en una residencia para ... la tercera edad ha sido una de las primeras en recibir la segunda dosis. Lo hizo el pasado 28 de enero, por lo que, en teoría, su cuerpo ya está generando los anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad. Y está más que satisfecha, a pesar de las molestias.
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En este sentido, explica, cuando recibió la primera dosis apenas notó un «leve dolor en el brazo». La situación cambió con la segunda dosis, que al día siguiente le generó un «malestar general» similar al de una gripe. Una reacción habitual que apenas se prolongó una jornada y que «vale la pena» pasar.
No en vano, subraya, en el centro en el que trabaja, como en casi todas las residencias para la tercera edad, ha visto de cerca las consecuencias de la pandemia y considera que todo lo que pueda hacer para aliviarlas es positivo. «Es sólo un día y ahora estoy tranquila, porque sé que si me contagio y llevo el virus a la residencia, no va morir ningún residente». Y es que, subraya, «los residentes no se han contagiado por sí solos en ningún sitio. El virus ha entrado» a través de otras vías.
Esa conclusión, de hecho, es la que motivó desde el primer día la activación de un estricto protocolo que aún hoy se mantiene en la práctica totalidad de los centros. Mascarillas, guantes, pantallas, establecimiento de núcleos burbuja, separación y cierre de espacios comunes y restricciones y controles en las visitas continúan a la orden del día. Eso sin mencionar las pruebas periódicas, tanto de PCR como de antígenos. «Es duro, sobre todo para los residentes», que han perdido buen parte del contacto humano que tenían hasta que estalló la pandemia.
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Por eso, subraya, todos tienen ganas de que «pase todo esto cuanto antes». Y por eso, toda la plantilla y los residentes del centro se han vacunado, a pesar de que la vacunación es voluntaria. «Todos los residentes se han vacunado y en general han pasado los efectos secundarios muy bien», explica.
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Por todo ello, González insta a todo el mundo a vacunarse en cuanto tenga opción. «Muchos de los negacionistas y los que no confían en la vacuna tendrán hijos, y les habrán vacunado desde el primer día», argumenta. El problema de los que continúan negando la virulencia de la covid, añade, es que quizá no hayan visto de cerca las consecuencias de la enfermedad. «Hasta que no ven a un familiar o a alguien cercano pasarlo mal o incluso morir, no son conscientes» de ello. «Yo ya lo he vivido» y «no se lo recomiendo a nadie», sentencia.
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