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Cuando sobrevives a un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) la manera de ver cómo se abordan estas enfermedades mentales cambia. Eso es lo que le ha ocurrido a Clara Seoane, una burgalesa que superó un TCA y que ha creado la Asociación de Trastornos ... Alimentarios de Burgos (ATAB) para tratar de ofrecer a los enfermos la ayuda que ella no tuvo.
Sus principales esfuerzos se concentran ahora en darle visibilidad a la asociación y a los TCA y a la obtención de apoyos y recaudación de fondos para poner en marcha un centro de día donde tratar a estos pacientes. Algo que no existe ni en Burgos ni en toda Castilla y León.
«Un centro de día no es un centro de ancianos, yo prefiero decir un hospital de día, pero si dices hospital la gente tiende a pensar que es un ingreso hospitalario. No, es un punto intermedio. No acudes puntualmente al hospital, no te ingresan. Vas con un horario, como cuando vas al colegio o a trabajar, se ajusta a las necesidades de los usuarios y a la gravedad de la enfermedad», explica Clara.
En su experiencia personal, ella acudía al principio «cuatro días a la semana». «Iba por las mañanas, o dos días por la mañana y dos por la tarde, según necesitase». En estos centros se recibe la terapia que cada paciente necesita: «Terapia individual, grupal, te atienden especialistas. Esto te permite seguir y reintegrarte socialmente».
Cuando la enfermedad aparece, además del afectado toda la familia y todo el entorno la sufre. «Las familias se sienten desamparadas. Las madres siempre dicen que no sabemos la impotencia que da querer ayudar a tu hijo y no saber, no poder y que nadie te ayude a nivel profesional», lamenta Clara, que por su experiencia y su proyecto conoce y conversa con muchas familias de personas con TCA.
Como superviviente de TCA, Clara sabe lo que es no poder acceder a esa ayuda. Y ahí prendió la mecha del proyecto ATAB (Asociación de Trastornos Alimentario de Burgos), cuyo objetivo principal es la creación de un centro sociosanitario de día para el tratamiento de los TCA. «Yo no tuve esto aquí, siendo Burgos una ciudad grande y siendo una enfermedad que cada vez está más presente. A raíz de la pandemia se ha multiplicado por tres el número de casos y, aunque no distingue de edades, los jóvenes son la diana perfecta para la enfermedad. Está siendo una epidemia», afirma.
Clara estudió ADE y Derecho, cuando llegó a quinto y tuvo que elegir el proyecto final de grado su experiencia personal se puso al servicio de su formación y el que fue entonces su proyecto final de carrera ahora se está convirtiendo en un proyecto personal que busca salvar la vida de muchas personas.
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«El emprendimiento siempre me ha gustado y viendo que yo no tuve esa ayuda en Burgos y que tanta gente lo sigue necesitando. Seguimos teniendo contacto con la Asociación de Familiares de Anorexia y Bulimia de Burgos (Adefab), pensar que la gente se está muriendo, que hay niños y niñas que lo necesitan y no tienen dónde curarse, que tienen que costearse el irse a Madrid y que hay gente que no puede, que he tenido compañeras en el centro que me decían 'Estoy endeudada para curarme' cuando, muchas veces, los pacientes en ese momento no queremos curarnos», prendió la mecha.
Entonces ella pensó que había que hacer algo y que quería aportar algo. «Yo estaba sobreviviendo, lo estaba haciendo por mi familia y después pensé que tenía que hacer algo por la gente que lo estaba pasando y para que la gente conozca estas enfermedades», explica con vehemencia.
Aunque los más conocidos son la Anorexia y la Bulimia, existen muchos tipos de TCA que es necesario conocer:
Trastorno por Atracón
Trastorno Alimentario No Especificado (TCANE)
Obesidad
Vigorexia
Ortorexia
PICA
Cada TCA es distinto, por eso Clara quiere este centro esté especializado en ellos, para ofrecer un tratamiento integral a los pacientes y mejorar así las posibilidades de recuperación. «No es lo mismo juntar a una persona que tiene esquizofrenia, bipolaridad o ludopatía en un centro donde el comedor es terapéutico. No es lo mismo para una persona que tiene depresión, o bipolaridad que come normal enfrentarse a ese momento que a una persona que comer le supone un reto, una dificultad, que va a necesitar a profesionales que le arropen», indica.
Por eso el centro debe tener un tratamiento individualizado en el paciente, multidisciplinar: «No solo es la psicología, también es la psiquiatria, la nutrición, la fisioterapia, porque estas enfermedades tiene consecuencias físicas graves que dejan secuelas, y terapeutas ocupacionales, que son fundamentales en la recuperación».
«Cuando me vi con valentía y con fuerza de exponerme, a pesar de estar recuperada, supe que tenía que poner en marcha el proyecto. Era mi motivación, luchar por lo que la gente no puede tener. Quiero que los pacientes no tengan que costearse el tratamiento, si no puede ser al 100% al 60%, o al 70%...».
Para poder poner en marcha la asociación y el centro, Clara se ha puesto en contacto con quienes antes que ellas caminaron estos mismos pasos. Parkinson, autismo, enfermedades raras… personas con nombres y apellidos que pelearon por conformarse en asociación para contar con unos recursos que la sanidad no les daba. «Sé que es un proyecto costoso, ambicioso, pero es necesario. Habrá que luchar, pero se necesita», cuenta consciente del arduo camino que tiene por delante.
La visibilización es uno de los primeros pasos que está dando, la financiación será el más complicado. Pero las dificultades no van a desanimarla, ya cuenta con aportaciones desde empresas privadas y aportaciones de particulares para poder poner en marcha el centro de día. También estarán presentes en diferentes eventos en la provincia de Burgos para poder recaudar fondos y darse a conocer.
A todos aquellos que estén transitando por el camino que Clara conoce bien el mensaje que quiere dejarles es claro: «Que pidan ayuda, les vamos a acoger con los brazos abiertos». «No es culpa suya», repite una y otra vez con la seguridad que da quien ha pasado por ello y se siente, por fin, libre de culpa.
«La recuperación es posible. Será dura, es un tratamiento. Pero que acuda, que le daremos información y le escucharemos. Igual en un primer momento no quiere escuchar nada, pero que hable, que se exprese. Que contacte con nosotros y ya veremos de qué forma seguir adelante, porque se puede salir», sentencia Clara.
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