El 'toque de queda' devuelve a los burgaleses a sus hogares

Un 'deja vu' respecto a los meses de marzo y abril, pero con matices. A las 22 horas de este 24 de octubre se podía escuchar algo de ruido, como las persianas de algún hostelero que en el inicio del 'toque de queda' emprendía camino a su casa. Sí, es sábado, uno de los mejores días para bares y restaurantes, pero la pandemia les obliga a apretarse un poquito más un cinturón que empieza a quedarse sin agujeros.

La iluminación de las farolas se entremezclaba con las luces de los coches de policías, que intensificarán su presencia por la noche para evitar reuniones, aunque a primera hora del inicio de las limitaciones de movilidad no ha habido incidencias reseñables.

Lo que hubiera sido una jornada para comentar el partido del Burgos CF ante el Sporting de Gijón B en bares se recordará por la segunda primera noche que vivió la ciudad con sus calles vacías. Y así, por lo menos, durante otros trece días. A las 21.30 horas se notaba el movimiento usual de un sábado pero solo en el tránsito de personas por las calles. Bares y restaurantes se vaciaban mientras los burgaleses acudían a sus hogares. Igualmente, el tráfico de coches crecía a esta hora con aquellos que también regresaban a sus casas. Las conversaciones por las calles dejaban claro el tema de conversación estrella: las medidas aplicadas para intentar frenar la covid-19.

Y es que el principal objetivo de la Junta al instaurar este 'toque de queda' es limitar las reuniones personales, ya que, según apuntan, «gran parte de los contagios se producen en las reuniones personales, especialmente en el ámbito familiar y social». Por ello, desde la Consejería de Sanidad, con el visto bueno del resto de consejerías, se estimó oportuno reducir temporalmente la movilidad de las personas durante las horas en las que consideran que más contactos de esta naturaleza se producen: por la noche, tras la jornada laboral o en los fines de semana. Con esto se quieren reducir los contactos personales estrechos a los convivientes en cada domicilio habitual.

La limitación a la movilidad que se ha aprobado e instaurado se considera «necesaria e imprescindible» por parte de la Junta para hacer frente a la situación. Además, desde la administración regional se asegura que es «proporcionada a la extrema gravedad de la misma y no supone la suspensión de ningún derecho fundamental».