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Si no fuera por la vacunación, que sirve de muro de contención frente a la covid-19, la quinta ola sería la peor que hubiera vivido Burgos durante la pandemia. Los datos son alarmantes, con la incidencia acumulada más elevada de Castilla y León ... y, en el caso de la capital burgalesa, una de las más altas de todo el país. Y expandiéndose el virus entre todos los grupos de edad, no solo entre los más jóvenes como en los primeros momentos de la ola.
Pese a un ligero descenso, Burgos capital continúa con una incidencia muy alta. Son 2.183 casos por 100.000 habitantes a catorce días, lo que supone que el 2,1% de la población burgalesa se ha contagiado en las dos últimas semanas, explica la consejera de Sanidad, Verónica Casado. En números absolutos estaríamos hablando de alrededor de 3.700 personas, una cifra que tiene su impacto en otros indicadores.
A medida que han ido creciendo los contagios, han aumentado los ingresos en los hospitales, y también se deja notar un ligero incremento de los casos más graves. La vacuna minimiza el riesgo de contagio, y sobre todo las infecciones graves y las muertes por covid. De hecho, con una incidencia menor, en noviembre teníamos más de 300 personas ingresadas, con 46 pacientes en UCI.
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Patricia Carro
Ahora, en la provincia hay 106 hospitalizados en planta, de los cuales, 97 se encuentran en el Hospital Universitario de Burgos, que tiene 5 plantas destinadas a la covid-19. Hay otros ocho ingresos en el Santiago Apóstol de Miranda y 1 en el Santos Reyes de Aranda. Mientras, en la UCI de Burgos hay 14 pacientes críticos, cinco más de los que había hace una semana.
Sin embargo, si no se consigue frenar la incidencia, los números seguirán creciendo y, alertan los sanitarios, se corre el riesgo de colapsar el sistema. Además, cada vez están entrando casos más jóvenes en los hospitales. De ahí que la consejera haya recomendado a la ciudadanía que implemente un toque de queda voluntario, y defienda las medidas especiales acordadas este lunes por el consejo de gobierno extraordinario.
Casado ha mostrado también su preocupación por el avance de la covid-19 en Miranda y Aranda. Ambas ciudades superan los 1.000 casos por 100.000 habitante a catorce días (1.076 y 1.104, respectivamente). La incidencia de la provincia se mantiene en 1.672 casos por 100.000 habitantes, con una baja trazabilidad, del 17,5%, la más baja con diferencia de la región, lo que dificulta frenar los contagios.
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