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La pandemia de la covid-19 ha escrito una de las páginas más negras de la historia reciente de Burgos, eso es innegable. Y es que, más allá del baile de cifras, lo cierto es que el virus se ha llevado por delante centenares de vidas desde el pasado mes de marzo, cuando comenzaron a registrarse las primeras hospitalizaciones.
Así lo demuestran los datos aportados por la Consejería de Sanidad, el Registro Civil y el Instituto Nacional de Estadística (INE), que ha confirmado que, en lo que llevamos de año se ha incrementado un 25,1% la mortalidad en la provincia de Burgos.
En total, el INE ha documentado durante las primeras 21 semanas del año 2.098 decesos en la provincia, es decir, 421 más que en el mismo periodo de 2019. Habida cuenta de que el único factor decisivo y diferenciador presente este año es la covid, se puede inferir que ese incremento de la mortalidad es consecuencia directa de la misma.
El incremento de la mortalidad también es muy significativo si se toman en consideración los datos acumulados en ejercicios anteriores. Así, en el mismo periodo de 2018 se registraron en Burgos 1.774 muertes; en 2017 fueron 1.751; y en 2016 (primer año con datos segregados semanalmente) fueron 1.582. Es decir, la mortalidad registrada este año es significativamente superior a la de cualquier ejercicio previo.
De hecho, el incremento de la mortalidad despuntó a partir de la undécima semana del año. Hasta ese momento, previo al impacto de la pandemia, los datos reflejaban una mortalidad muy similar a la de años anteriores, incluso inferior a la registrada en el mismo periodo de 2019 (891 fallecidos frente a 965).
A raíz de esa fecha, no obstante, la estadística se ha disparado con cifras difícilmente digeribles, por cuanto que reflejan nombres y apellidos de víctimas mortales. Así, en los tres últimos meses se han vivido semanas con más de cien fallecidos, una cifra que pocas veces se ve, ni siquiera en los meses más duros del invierno, cuando la mortalidad se incrementa sensiblemente.
Especialmente dramático fue el mes de abril, cuando se llegaron a contabilizar hasta 189 fallecimientos en una semana. No todos fueron derivados de la pandemia, pero la diferencia frente a las mismas semanas de 2019 es abismal, superando en algunas ocasiones el 200%.
Si se tiene en cuenta únicamente las cifras desde la declaración del estado de alarma, el incremento de la mortalidad se sitúa en un 69,5% respecto a los datos de 2019.
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Con todo, mayo vino acompañado de una sensible reducción del impacto de la pandemia, gracias a las drásticas medidas de confinamiento adoptadas en España. Así, en la última semana incluida en la estadística se han contabilizado 61 fallecimientos, una cifra ya muy similar a la de otros años.
En todo caso, no se podrá obtener una fotografía más exacta de la incidencia de la pandemia a largo plazo hasta que no se cuente con datos consolidados.
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