«El SARS-Cov-2 puede desplazar de manera definitiva a algunas gripes»

Y no solo se ha conseguido atenuar la incidencia de la gripe, sino que el virus está prácticamente desaparecido esta temporada. Para muestra, los datos más actualizados de la Red Centinela de Castilla y León, correspondientes a la semana del 18 al 24 de enero. La incidencia de la gripe se sitúa en 16 casos por 100.000 habitantes en la región, frente a los 753 de la covid-19. El acumulado en lo que llevamos de campaña son 84 casos por 100.000 habitantes, unas cifras que nada tienen que ver con las de 2020.

Hace un año, la incidencia de la gripe alcanzaba los 277 casos por 100.000 habitantes, y estábamos hablando de epidemia. En Burgos, por ejemplo, en una semana sa detectaban 400 casos y, a estas alturas de la campaña, se llevaban acumulados más de 1.600. Ahora «prácticamente hemos conseguido reducir la gripe a un impacto marginal», explica Ángel González, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y técnico de Salud Pública de la Gerencia de Atención Primaria de Burgos.

«La gripe este año prácticamente ha desaparecido con las medidas de prevención de la covid; sirven para ambos virus y se han demotrado muy eficaces para la gripe«, explica. Y especialmente eficaces para esas otras enfermedades respiratorias infecciosas que tan hábilmente pillan los niños. «Se han reducido de forma significativa» y, por tanto, hay habido menos complicaciones y casi no se han registrado ingresos pediátricos. Y tres son las razones, más concretas, que han permitido librarnos de la epidemia de gripe.

La primera, obviamente, medidas de seguriad como el uso de la mascarilla, las distancias de seguridad, los lavados de manos o las limitaciones de los contactos sociales. Unas medidas que, por ejemplo en el caso de las mascarillas, González no descarta que hayan venido para quedarse, aunque sea de manera estacional, pues la gripe se lleva anualmente a cientos de personas, directar o indirectamente, y algo tan simple como las mascarillas evita los contagios y reduce la incidencia del virus.

También ha influido en la baja incidencia de la gripe el hecho de que la movilidad ha estado muy limitada. Apenas ha habido turismo durante 2020, recuerda González, y la gripe es un virus estacional, cuya mayor incidencia se presenta en invierno, y que salta de hemisferio a hemisferio. Este año ha habido menos movimiento y, por tanto, menos transmisión del virus. Y la tercera razón sería el elevado porcentaje de personas vacunadas, mayor al de otras campaña.

De este modo, el miedo a una epidemia de la gripe se ha quedado solo en una previsión que no ha llegado a materializarse. La pregunta que nos hacemos ahora es por qué se ha reducido la incidencia de la gripe pero, con las mismas medidas, no somos capaces de frenar la covid. Y, para esto, también hay una serie de explicaciones, comenzando por el hecho de que hay mucha menos inmunidad a la covid-19 que a la gripe: únicamente la personas que se han contagiado y, además, no se sabe durante cuánto tiempo se mantiene dicha inmunidad.

Por otra parte, la covid-19 tiene un periodo de incubación mayor que el de la gripe. Puede llegar a ser de hasta catorce días, frente a los cinco de la gripe, y luego puede aparecer asintómatico o con síntomas leves, lo que aumenta las posibilidades de transmisión. Finalmente, Ángel González recuerda que el número reproductivo básico (RT), que refleja el ritmo de transmisión, en la gripe suele ser del 1,2 o 1,3 pero con la covid, en los momentos más duros, se ha alcanzando hasta el 3.

Además, en el caso de la covid-19 se da con más frecuencia la figura del supercontagiador, una persona de 40 años, con síntomas leves o asintomático, que mantiene sus contactos sociales y laborales. De este modo, el virus se transmite más rápido. De ahí la importancia, no solo de respetar las medidas de prevención, sino también de la vacuna, que nos ayudará a ir poniendo freno a la covid-19, hasta prácticamente cronificarla, como otros coronavirus.

«Esta covid que ha puesto el país 'patas arriba' en 2020 y que probablemente lo siga haciendo en el año 2021, tal vez no desaparezca, sino que se cronifique y se convierta en un cuadro más banal«, comenta González. Al fin y al cabo es lo que hacen muchos virus, que mutan para no ser tan letales y adquieren un carácter estacional para pervivir en el tiempo, pues el virus que es muy letal corre el riesgo de desaparecer a medida que va ocasionando la muerte a aquellos que infecta.

Es más, dado que covid-19 y gripe compiten por el mismo espacio, «se plantea que el SARS-Cov-2 podría llegar a desplazar de manaera definitiva a algunos tipos de gripe», explica González. No a todos, pero sí a algunos de ellos, de ahí que uno de los siguientes pasos a dar, desde el punto de vista de la investigación, es revisar las vacunas de la gripe. De momento, este año, la lucha se centra en la covid-19 y, mientras se avanza en la vacunación (la herramienta más eficaz) se deben cumplir las medidas de protección y las restricciones, insiste González, pues solo así conseguiremos doblegar la curva.