El HUBU amplía a cuatro las plantas habilitadas para pacientes covid tras reabrir la H5

De esta manera son ya cuatro las plantas dedicadas a pacientes con covid. A la H7 y H6, abierta esta última a principios de diciembre, se sumó la H4 a principios de enero y se ha añadido la H5 en los últimos días. En la actualidad son 117 personas las que se encuentran hospitalizadas en el HUBU a causa de las complicaciones derivadas de la infección.

Además, hay otras 14 personas en la UCI. La unidad de críticos, por el momento, no ha necesitado ser extendida, pero se encuentra al 81% de su ocupación sobre la dotación habitual de camas y al 72% sobre las camas habilitadas. En total, el 41% de las camas de la UCI están ocupadas por pacientes con coronavirus.

Según los datos de la Junta de Castilla y León en los últimos tres días han fallecido siete personas en los hospitales de la provincia por culpa de la covid-19. Cinco de ellos han perdido la vida en el HUBU, mientras que las otras dos personas fallecidas se encontraban en el Santiago Apóstol de Miranda de Ebro.

Desde que comenzara 2022 hay que lamentar 20 decesos a causa de la infección en los hospitales burgaleses. Estas cifras no hacen más que confirmar que la sexta ola está sacudiendo con fuerza a la provincia. Desde el mes de septiembre de 2021 no se superaban la veintena de fallecidos por covid en un mes (21) y hay que tener en cuenta que todavía estamos a día 17. En octubre los fallecimientos por coronavirus fueron cinco, mientras que en noviembre ascendieron a doce y en diciembre a 16.

José Manuel Sastre, presidente de la Junta de Personal del HUBU, confirma que han detectado un «incremento paulatino» de ingresos en el centro, aunque la UCI se mantiene «estable» tras el repunte sufrido.

Al aumento de hospitalizaciones hay que añadirle el problema del aumento de las bajas entre la plantilla por aislamiento covid. «La incidencia es elevada en todos los grupos de población, también entre los sanitarios», afirma Sastre. La mayor preocupación de la Junta de Personal es garantizar la seguridad en el trabajo, que este no sea una fuente de contacto. «Se está consiguiendo. Hay EPI suficientes y se trabaja con garantías», asegura.

Además, afirma que «no han llegado quejas de suspensión de libranzas, descansos o vacaciones». Los sanitarios tienen sus propios sistemas de gestión ante contingencias o aumento de la carga de trabajo mediante la fórmula de exceso de jornada, por ejemplo. «Para ello solo piden que esos excesos de jornada se compensen dentro del año en curso».

En cuanto al ánimo de los profesionales, Sastre asevera que «hay fatiga», pero que los sanitarios son «una profesión incombustible». Si algo está dejando en evidencia esta pandemia es que está agravando problemas de base como «la falta de reemplazo en enfermería o en determinadas especialidades». «Esta ola se le ha quitado gravedad porque tiene menos mortalidad por la vacuna, pero es más contagiosa y esto tiene sus consecuencias en los ingresos hospitalarios», recuerda Sastre. Además, insiste también en que nadie puede negar que «la saturación en primaria es evidente» y recuerda que no es porque «no se trabaje o los sanitarios no estén sobrecargados».