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Las víboras tienen mala fama a pesar de que son una especie tranquila. Sin embargo, en ocasiones, pueden llegar a morder si se sienten acosadas, las pisamos o si las tocamos en un descuido. Hasta las urgencias del Hospital Universitario de Burgos han llegado en ... lo que llevamos transcurrido de 2022 diez casos de mordedura de víbora. Esta cifra, que solo registra los casos ocurridos en adultos, no supone una variación llamativa con los casos contabilizados en los últimos cinco años.
Si bien es cierto que en 2020 el número de casos disminuyó, esto no es achacable a la acción de las víboras y sí a las restricciones de movilidad que la covid-19 impuso. De esta manera, en el HUBU se han atendido desde 2018 a 62 adultos tras ser mordidos por una víbora.
En 2018 la cifra fue de 15 casos, en 2019 este número aumentó hasta los 17, en 2020 los mordiscos se quedaron en seis, mientras que el pasado año fuero 14 los casos registrados. En lo que llevamos de 2022 son diez las personas que han acudido al servicio de urgencias del HUBU por el mordisco de una de estas serpientes.
De ellas, cinco mordeduras han sido secas o de grado cero, es decir, que no revestían gravedad al no haber llegado a introducir la víbora veneno a través de su mordedura. En el siguiente escalón en cuanto a gravedad está el Grado 1, con un único caso de los diez totales. En estas situaciones existe inoculación de veneno que provoca edema local.
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De Grado 2 tuvieron «cuatro casos, por lo que hubo que administrar cuatro antídotos», explica Alejandro López, médico del servicio de urgencias. En estos casos el edema puede extenderse, aunque no suele afectar más partes del cuerpo que la extremidad donde se ha producido el mordisco. Sin embargo, a esta inflamación puede acompañarle otros síntomas, normalmente también moderados, como pueden ser afectada, hipotensión, mareo, taquicardia, dolor abdominal, vómitos...
Los casos más graves son aquellos en los que la reacción al veneno se extiende por todo el cuerpo provocando alteraciones neurológicas, shock anafiláctico o insuficiencia respiratoria entre otras reacciones.
La época en la que más consultas se reciben en el hospital por mordedura, «o por sospecha de mordedura», es a partir de primavera. «Ellas solo muerden cuando hace calor, es muy raro encontrar una mordedura de víbora en febrero y, sin embargo, en 2018 registramos la primera en ese mes», reconoce Alejandro López. La explicación es sencilla, y es que las víboras salen de sus escondites con el calor tras haber hibernado.
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En Burgos destaca la presencia de víboras en la zona de Sedano, en las sierras comprendidas entre la Demanda y Urbión (entre las provincias de Burgos y Soria), también son habituales en los montes Obarenes.
En la provincia se pueden encontrar dos especies de víbora, la hocicuda y la áspid. Desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León advierten que nunca hay que coger a estas serpientes con la mano, es de esta forma como se producen la mayoría de las picaduras. Y recuerdan que, aunque «rara vez una picadura tiene consecuencias graves», por seguridad, «debe darse parte y aplicarse el antídoto».
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