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Apenas unos ocho o diez partos de los más de 1.400 que se producen en el HUBU tienen un final que no es el esperado. Una realidad que duele pero que existe y por eso cada 15 de octubre se conmemora el Día Mundial ... de la Concienciación sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal.
Para poder ayudar a las familias que tienen que pasar por el duro trance de despedirse de su bebé al tiempo que nace, el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) elaboró un protocolo de actuación hace seis años. Ana Lozano es la supervisora de los paritorios de este hospital y conoce bien cómo actuar ante una muerte perinatal.
«Hicimos el protocolo porque vimos que había muchas carencias en la atención a las familias con un feto muerto intraútero o con una muerte neonatal. Esto pasa muy esporádicamente, pero cuando pasa no sabes qué hacer. Las matronas en nuestro día a día nos dedicamos a tratar con la vida, con lo nacimientos que suelen acabar bien y la muerte perinatal es una cosa extraordinaria para la que no nos han formado», lamenta Ana.
Desde este punto de partida comenzó el trabajo de un grupo de paritorio formado por matronas y auxiliares que ha elaborado el protocolo que se utiliza cuando llega una pareja con la sospecha de que pueda haber algún problema con el bebé. «Cuando se confirma, lo primero que procuramos es que la madre esté siempre acompañada, somos mucho menos estrictos en las compañía comparado con el resto de mujeres, con las que no solemos permitir que se intercambien los familiares», explica Ana.
Después la clave se encuentra en «respetar los tiempos de cada persona y no agobiarles con información al principio». En muchas ocasiones se les puede dejar tiempo para asimilarlo, que se marchen a casa y empezar la inducción al parto en su hogar. «Lo que intentamos siempre es que sea un parto por vía vaginal, normalmente no están de parto y hay que inducirlo y se les ofrece la posibilidad de comenzar el proceso en casa. Si están de parto ya se quedan», indica.
Pero la planta de maternidad no está inicialmente diseñada para acoger un duelo sino la vida, por eso, en estos casos, se destina una habitación para que estas familias puedan estar tranquilas y se les ofrece intimidad. «En la puerta ponemos una mariposa, con ella indicamos a todo aquel sanitario que tenga que entrar lo que está ocurriendo dentro y que sepa que en esa habitación hay una familia que ha sufrido una pérdida», continúa explicando Ana.
Una vez nace el bebé el personal sanitario del HUBU ofrece y recomienda a los papás que lo cojan, que lo vean, que le hagan fotos. «Nosotros le tratamos como si hubiese nacido vivo, le ponemos un gorrito, unos arrullos, le ponemos calentito y le pueden coger como si hubiesen tenido un parto cualquiera. La mamá y el papá le pueden tener encima, dejamos entrar a más familia, los abuelos suelen querer entrar, a los hermanos si los hay...», relata.
Quienes pasan por este duro proceso a veces quieren contar con ayuda psicológica desde el principio, por eso las matronas les explican que en el HUBU tienen un psicólogo clínico que está especializado en la muerte perinatal que puede ayudarles en este trance por si las familias quieren hablar con él.
Uno de los puntos más especiales de este protocolo llega de la mano de la 'cajita de recuerdos'. En ella los papás pueden meter las cosas del bebé, siempre de manera voluntaria: «Pueden meter una tarjetita donde cogemos las huellas del bebé, les apuntamos el peso, el nombre que han elegido para él o ella, las pulseras de identificación, la cartilla maternal, lo que ellos quieran».
«A veces no están preparados para todas estas cosas, otras veces uno está más preparado que el otro, uno dice que quiere verlo y el otro no... Solemos animarlos a que por lo menos uno de ellos lo vea, o alguien de la familia. Y también pasa que cuando uno no quiere verlo y otro sí al final se acaban animando los dos. Lo que está recomendado para elaborar el duelo es que lo vean, lo toquen y se despidan del bebé», incide la matrona.
Con la cajita de recuerdos pasa un poco parecido a lo que ocurre con la decisión de ver al bebé: no siempre están preparados para llevársela a casa cuando abandonan el hospital. Pero no pasa nada. «Nosotras la guardamos y se lo decimos. Normalmente vienen a por ella al cabo de una semana, dos o un mes. Pero no tenemos ninguna aquí», asegura.
Las parejas o familias que tienen que despedirse de su bebé pueden hacerlo tranquilos, en la intimidad de la habitación que se les ha preparado y sin agobios por el tiempo. El protocolo establece que no tienen un tiempo establecido para completar esa despedida y se les ofrece a cada caso el que ellos necesiten. «Cuando están preparados para despedirse es cuando nos entregan al bebé y nos lo llevamos», cuenta Ana.
El HUBU entrega, además, un librito con información a estas familias que les informa cómo va a ser el proceso de la inducción, el parto, de cómo se van a sentir y cómo buscar ayuda. También incluye un listado de lecturas recomendadas y grupos de apoyo. Además, se esmeran en que sea siempre la misma auxiliar y matrona la que les acompañe en todo el proceso para que puedan establecer un vínculo y todo pueda ser un poco más sencillo.
Una situación dura a la que se enfrentan estas familias pero también estas profesionales que afirman que el protocolo y las formaciones que a nivel individual cada una de ellas ha podido realizar les ayudan a saber cómo comportarse delante de los padres. «Ahora somos conscientes de que es más importante acompañarles que decir algo, porque es muy difícil decir algo en ese momento que les pueda aliviar. No siempre es posible decir algo que alivie, se trata de acompañarlos con muchísimo respeto», finaliza Ana.
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