El HUBU destina diez plantas a la covid-19 y prepara el traslado de Psiquiatría a Fuente Bermeja

Cama a cama, el Hospital Universitario de Burgos se ha ido llenando de pacientes con covid-19. Se esperaba una segunda ola para otoño, que empezó a dar los primeros síntomas ya en agosto y septiembre, pero nadie quería pensar que pudiera ser mucho peor que la primera ola. Sin embargo, la realidad también ha superado aquí a la ficción y, en estos momentos, la situación en el HUBU es muy complicada tras alcanzarse los 292 ingresos covid en planta y los 43 pacientes en UCI.

La última información facilitada por Sanidad habla de 270 pacientes con covid confirmado en planta, además de otros 22 considerados casos sospechosos (pendientes del resultado de la prueba). En la última jornada han ingresado 31 personas (una tónica que se viene manteniendo desde principios de mes, con ingresos de hasta 36 pacientes en un único día) frente a las 11 altas emitidas, así que las camas ocupadas por positivos de coronavirus se incrementan a diario.

Así las cosas, actualmente el HUBU destina 10 plantas a la covid-19. Son tres más que a finales de octubre. Primero se empezó ocupando el bloque H, cuya planta 7 está destinada a enfermedades infecciosas como la covid-19 (o el ébola). Se ocuparon las plantas H6, H5 y H4. Siguiendo el plan de contingencia se pasó al bloque B, ocupándose las plantas B7, B6, B5 y B4. Y ahora se ha llegado al bloque D. Aquí están ocupadas las plantas D5 y D6 y se han cerrado los ingresos en la planta D7.

A todo ello se suma la planta 5 del Hospital Divino Valles, en la que hay 12 pacientes covid-19 ingresados, los casos más leves. Y la dirección del HUBU trabaja ya por adelantado para seguir liberando espacio para pacientes covid-19. De hecho, la intención es trasladar a los pacientes de la Psiquiatría (planta F5) al Hospital Fuente Bermeja, para que esa planta se puede destinar también a enfermos de coronavirus, una decisión que muestra a las claras la magnitud de esta segunda ola.

De este modo, el Complejo Asistencial de Burgos tiene a su disposición un total de 814 camas, entre el HUBU, el Divino Valles y el San Juan de Dios (con el que se mantiene un convenio de colaboración). Y están ocupadas 631, de las cuales 292 son pacientes covid. El ritmo de ingresos de coronavirus es tan alto, con cifras que recuerdan a marzo, que se están empezando a paralizar los ingresos no covid cuando no sean urgentes, así como la cirugía programada. Y la ocupación de cada vez más plantas obliga también a reorganizar otros servicios. Por ejemplo, hay una decena de pacientes adultos no covid en plantas de Pediatría

Y la situación no es mucho mejor en la UCI, donde se cuenta con 43 pacientes covid ingresados, pero son 59 las camas ocupadas pues en cuidados intensivos hay también enfermos no covid. Ahora, los pacientes se distribuyen entre las tres unidades originales de UCI, la URPA 3 (unidad de reanimación postanestésica) y el Hospital de Día Quirúrgico, volviendo otra vez al concepto de UCI extendida.La Junta estima que se dispone de 75 puestos para cuidados intensivos.

Mientras, en los otros dos hospitales públicos de la provincia, el Santiago Apóstol de Miranda de Ebro y el Santos Reyes de Aranda de Duero, la situación está más contenida. Mantiene 13 y 18 pacientes covid-19 ingresados, cifras alejadas a las máximas alcanzadas esta segunda ola. En septiembre, el Santiago Apóstol llegó a los 42 ingresos mientras que el Santos Reyes llegó a tener 22. Ninguno de ellos tiene UCI, así que los enfermos críticos se remiten al HUBU.

Así las cosas, la covid-19 empieza a desbordar al HUBU, que aplica su plan de contingencia con gran capacidad de adaptación, aunque los trabajadores están saturados. Es la denuncia que hacen los sindicatos. CCOO afirma que «los profesionales están agotados» por la gran carga de trabajo que están volviendo a asumir, el ritmo diario y la tensión que soportan. «Han dado todo cuanto fue posible, y aún más en la primera ola, y ahora ven con estupor e incredulidad cómo las cosas son aún peores», se lamenta el sindicato.

La situación del HUBU está desbordada. «No es un problema aritmético de recalcular plantas y cambiar camas o UCIs para ingresados de covid», insisten. El personal también está desbordado y, durante la tregua estival, se tenía que haber reforzado la contratación y formado a nuevo personal, pero no se hizo. «La Consejería de Sanidad no aprendió nada de la primera ola, y no preparó nada para la segunda ola, que todo el mundo sabía que se iba a producir», insiste CCOO.

No se ha hecho nada por fidelizar a los profesionales ni atraer a sanitarios de otros territorios. Y, ahora, «la triste realidad es que los centros están desbordados y los pacientes empiezan a ver peligrar una atención con garantías», lamenta CCOO. Por su parte, CSIF asegura que hay mucho malestar entre la plantilla por la falta de información y la vulneración de derechos laborales.

Una vez más, los trabajadores son muy conscientes de la situación excepcional que vivimos con la pandemia, pero sienten que «nos ha vuelto a pillar el toro», apunta Ana Isabel Martínez. El ritmo de evolución de la pandemia está obligando a tomar decisiones que afectan directamente a turnos de trabajo, libranzas, descansos y organización laboral. Y todo ello se adereza con falta de información. Por ejemplo, los profesionales quieren saber cómo se está gestionando el Divino Valles, pero nadie se lo dice, lamenta Martínez, y se van enterando de los cambios según se producen.