Ana María Pueyo insiste y repite con su tono de voz dulce que no es «representante del hospital», sino únicamente «una simple neumóloga». Sin embargo, lleva al pie del cañón desde que comenzó la pandemia. Quizás no tan inmersa en los pacientes covid ingresados de ... manera exclusiva como muchos de sus compañeros, pero sí metida de lleno en la investigación con pacientes a los que no es necesario ingresar, lo que le da una visión más amplia de lo que está ocurriendo. Además, no se olvida de sus pacientes con patologías ya diagnosticadas con anterioridad, unos pacientes que con la llegada del virus preocupaban a los neumólogos al no saber cuál sería su respuesta a la infección.
-Hace unos meses aseguraba que habría que llevar a cabo un seguimiento exhaustivo a los pacientes covid más graves de la primera ola, ¿se ha podido determinar ya alguna conclusión?
-La conclusión es que hay que dar tiempo para la recuperación total, pero en principio nos da la sensación de que los tratamientos que se están aplicando están resultando eficaces también a largo plazo. No solo los pacientes han salvado la vida, sino que a largo plazo, por el momento, no se están viendo tantos problemas de lesiones pulmonares irreversibles como podíamos haber temido. La afectación pulmonar por covid es tremenda, pero de momento no estamos viendo secuelas irreversibles. Hay que confiar en que los tratamientos agresivos en fase aguda tengan consecuencias positivas para evitar daño permanente. Confiamos en que la mayoría de las personas que han tenido la enfermedad se acaben curando definitivamente.
-Sorprendió en los primeros meses que los pacientes asmáticos no sufrieran el virus con especial virulencia o en mayor número y se achacó a los tratamientos con inhaladores bien administrados, ¿se ha podido ahondar en esta teoría con el paso de los meses?
-El paso de los meses lo que ha hecho ha sido reforzar esa idea. Es cierto que los pacientes con asma grave, que son los que tenemos más controlados habitualmente porque requieren muchas visitas, mucho seguimiento y algunos tratamientos más especiales, podemos confirmar que no han estado más enfermos. Ahora sí que nos llama la atención que estamos viendo más asmáticos, pero curiosamente nos refuerza en la idea de que no es el hecho de que el asma proteja, sino el tratamiento. Los pacientes asmáticos bien tratados, que no han dejado el tratamiento, probablemente estén protegidos. Ya hay centros, incluso de España, que están poniendo tratamiento con corticoides inhalados desde el inicio para ver si eso modifica la evolución de la enfermedad y ver si se le puede atribuir a los inhaladores. Es una línea de investigación abierta y será interesante ver si confirma.
-Ya estamos adentrados en el otoño, la pregunta es clara: ¿Va a ser fundamental vacunarnos de la gripe?
-Sí. La gripe es un virus que a los pacientes con patología respiratoria, incluidos los asmáticos, les afecta muchísimo y que cada año colapsa nuestros hospitales, no nos podemos permitir que se asocien dos colapsos este año porque no hay sistema sanitario que lo resista. Por otra parte, para los pacientes el hecho de padecer una no les evita padecer otra, uno puede tener gripe y además tener coronavirus y eso puede ser catastrófico para el organismo. Este año más que nunca, tanto por protección individual, porque son dos virus muy agresivos, como por protección del grupo y por mantener el sistema es más obligado que nunca el vacunarse de la gripe.
-En esta segunda ola parece que las cifras de mortalidad han cambiado, ¿a qué se debe?
-A que se diagnostican mucho más. En la primera se diagnosticó el pico, los que estaban más enfermos. Entonces, sobre ese porcentaje, la mortalidad se podía considerar elevada. Ahora ha aumentado tanto el número de diagnósticos entre personas que no padecen cuadros graves que al aumentar el denominador el cociente disminuye. Pero probablemente no es que el comportamiento del virus, en cuanto a agresividad, sea diferente, solo que ahora comparamos el número de fallecidos respecto a un número de afectados muchísimo mayor. La OMS calcula que el 10% de la población mundial ha sido infectada ya, en España tenemos casi cinco millones de infectados. La mortalidad en sí no es que sea muy alta, pero el problema es que el número global de afectados es tan grande que un pequeñito porcentaje supone una cifra inasumible de muertos. Estamos viendo las mismas neumonías con la misma gravedad que vimos en el cuadro anterior. Sí que es verdad que gente un poco más joven. Pero igualmente muy graves.
-¿A qué se debe este cambio en la edad de los pacientes?
-Los expertos nos tienen que decir el motivo, pero es verdad que las medidas de aislamiento y distanciamiento social son las más eficaces junto a la mascarilla. No hay nada comparable al hecho de quedarnos todos en casa, eso es lo mejor frente al virus, pero eso no puede ser. Ahora estamos viendo más gente joven y creo que todavía no podemos atribuir ni al germen ni a las características de cada uno el hecho de tener más afectación, así que tendrá que ser por movilidad y la vuelta a los trabajos. Los trabajos que en su día estuvieron paralizados ahora están activos, probablemente esa sea la explicación. Es un grupo de población que en su día estuvo en su casa y ahora en los trabajos se junta mucha gente, en los medios de transporte...
-¿Se han mejorado las técnicas de diagnóstico?
-Indudablemente. Se sigue investigando también en eso, se siguen diseñando. Hablamos ya con una facilidad de anticuerpos, de antígenos, de PCR... Diagnosticar de repente, hacer millones de muestras de un germen que hace unos meses no existía es muy complicado. Hay muchos centros, además de los hospitales, que han contribuido a poner en marcha todas estas técnicas porque ya tenían laboratorios preparados, como por ejemplo las universidades. Ahora todos los kits de diagnóstico se han extendido y se han mejorado, indudablemente lo que está cambiando el panorama es el número de personas diagnosticadas y la labor de los rastreadores.
-¿Se están ingresando pacientes de manera más precoz que en la fase previa?
-La verdad es que los pacientes siguen viniendo malitos. Hubo unos meses en verano que nos pareció que el germen había perdido el fuelle porque no tenían nada que ver los cuadros que estábamos viendo con los que habíamos visto. Pero ahora la gente está muy malita otra vez; gente joven que llega horrible y van casi directos a la UCI. El comportamiento del virus es muy especial. Veíamos a un chico que ha habido que intubar esta madrugada y que hace dos días estuvo en urgencias y estaba bien. Hemos revisado todo y estaba bien y en unas horas se ha puesto fatal. Es un virus muy traidor. Creo que el hecho de que se diagnostique pronto, se siga a la gente en Atención Primaria y que algunos reciban tratamientos específicos en casa hace que los que vengan al hospital sean los que están malos de verdad. Además, ahora tampoco tienen que venir al hospital a hacerse el diagnóstico. Antes prácticamente todo se hacía aquí. Tener capacidad de diagnosticar la enfermedad de manera precoz es un puntazo, permite seguimiento, permite ver el entorno y aislar mucho para no seguir propagando y hace que la curva sea más aplanada y da mucho más tiempo a los ingresos y las altas para no colapsar el sistema. El virus es probable que sea exactamente igual, pero la respuesta del sistema no es la misma porque hemos aprendido y mejorado cosas.
-¿Se llegarán a utilizar las vacunas para la covid-19 o la pandemia acabará de manera espontánea? Parece que en China ya no hay casos propios y ellos tampoco tienen vacuna.
-Ojalá. Ahora ese objetivo está bastante lejos. Vamos a confiar más en las vacunas que en que el virus se muera por sí solo. Lo que pasa es que probablemente la vacuna no va a llegar tan a corto plazo como nos gustaría a todos. Habrá que esperar unos meses, sobre todo para confirmar que son inocuas o que los efectos secundarios sean asumibles, que es el principal problema, han de ser seguras. Esperemos que en unos meses, ojalá menos de un año, tengamos alguna vacuna y acabemos vacunándonos de la gripe, del coronavirus y si tuviéramos disponible alguna otra vacuna para algún otro germen, pues bienvenida sea. Todo lo que sea prevenir es la clave.
-¿Por qué se siguen infectando sanitarios a pesar de los EPI?
-Es muy sencillo, porque los sanitarios somos personas que vamos a la calle, que vamos al colegio a por nuestros hijos, cogemos el autobús, vamos al supermercado o a la gasolinera... No creo que en este momento haya más porcentaje de contagiados entre los sanitarios que entre la gente de la calle, creo que nos contagiamos en nuestra vida diaria. En la primera ola era fácil asumir que el contagio era dentro del hospital porque nuestra vida era hospital-casa cerrada, pero si yo tengo una familia que entra y sale, mis hijos van a clase, toman algo con los amigos, salimos a pasear... En mi entorno no me parece que haya contagio intrahospitalario llamativo. La gente que tenga que venir al hospital no tiene que tener miedo, el hospital no es un sitio inseguro, en el hospital intentamos protegernos con unas medidas razonables que tenemos que mantener en la calle.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.