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La Gerencia de Atención Primaria de Burgos está desarrollando la última fase del proyecto Paciente Activo. Este programa recoge la esencia de la Atención Primaria, pero en una faceta más desconocida para la opinión pública. El proyecto Paciente Activo da protagonismo a los usuarios del sistema sanitario, en este caso, a los pacientes de diabetes.
El proyecto se basa en un programa de formación. Primero se instruye a los profesionales sanitarios: personal de Medicina y Enfermería. Estos se convierten en formadores de pacientes con diabetes y, finalmente, estos pacientes con diabetes se convierten en formadores de otros pacientes con la misma patología. Se llega así a la formación entre iguales.
Irene Franco Rodríguez es responsable de la dirección de Enfermería en Burgos y, por tanto, responsable de este programa. «La evidencia científica avala que este tipo de formación, entre iguales, impacta positivamente en la evolución de la enfermedad y en la asunción de conocimientos. Es más eficaz que de profesional a paciente, cala más el conocimiento, surgen preguntas, dudas y miedos que no salen en la consulta», explica Franco.
El modelo de Paciente Activo requiere de la implicación de profesionales, pero también de pacientes que conocen y controlan su estado de salud, son responsables y participan en la toma de decisiones con los profesionales.
En Burgos el programa se desarrolla en Aranda, Burgos y Miranda y participan una veintena de médicos y enfermeras y 33 pacientes. Está dirigido a pacientes con diabetes y se ha alcanzado ya la tercera fase.
En la primera fase se preparó a los sanitarios. Estos se encargaron de captar a pacientes, aunque otros acudieron por su propio conocimiento del programa. En la segunda, los sanitarios capacitaron y formaron a los pacientes activos, llamados formadores. En la tercera fase, mediante talleres presenciales, los pacientes formadores han formado a otros pacientes con la presencia siempre de un sanitario.
Durante los meses previos, los médicos de Atención Primaria han captado a los pacientes en el área de Burgos. En Arada y Miranda, Irene Franco confirma que los pacientes formadores se han sumado gracias a la divulgación en medios.
En Burgos dos pacientes formadores decidieron empezar con la formación entre iguales. Son Javier Caballero y Félix Castrillejo, que valoran muy positivamente el programa, reconocen que a ellos les ha enriquecido y los cambios positivos que han notado en los otros pacientes.
El programa en Burgos se encuentra concluido, temporalmente. Se ha cumplido esta tercera fase de formación entre iguales a lo largo de cinco sesiones. Pero volverá a comenzar en septiembre. Se retomará con otros formadores y Caballero y Castrillejo también continuarán, así lo confirman ellos mismos. En septiembre también se volverá a formar a los profesionales sanitarios. Irene Franco confirma que «queremos cambiar algún aspecto para mejorar el programa. También se pueden sumar otros pacientes que han sido formados».
«El programa de Paciente Activo tiene beneficios tanto para los pacientes como para los profesionales», asegura Franco. «La diabetes es un tema que a los profesionales sanitarios nos apasiona. Formar a pacientes para que ellos puedan formar es algo muy bonito. La cercanía con el enfermo dando charlas e interactuando es algo que nos llena mucho». Además, contar con pacientes activos, responsables e implicados con su enfermedad también facilita el trabajo, mejora la relación con el paciente y el tratamiento de la enfermedad.
Franco también recalca los beneficios para el paciente. Estos forman desde la experiencia y también desde los conocimientos recibidos. «La formación y el material para las sesiones a otros pacientes lo tienen, pero es imposible no hablar de la experiencia y conocimientos propios, es algo que también ayuda y enseña. Es importante que los pacientes de enfermedades crónicas puedan compartir sus experiencias con gente con las mismas dolencias, sentirse comprendido y apoyado, y esa es la finalidad del proyecto», confirma Irene Franco, responsable de la dirección de Enfermería.
Elena Martínez y Ruth Loma, médicas de Familia en Burgos, son dos de las profesionales que participan en este programa de Paciente Activo. Su valoración del programa es positiva. No solo han formado a pacientes, también se han encargado de su captación.
Elena Martínez reconoce que el proyecto le interesó desde que se lo propusieron. Es responsable de los servicios de diabetes en su centro de salud, por eso le conmovió mucho más. Como captadoras de pacientes que acabarían siendo formadores fueron conscientes de esa responsabilidad, de ese saber elegir. «Es importante esa fase porque hay que encontrar a pacientes con requisitos, no se les menciona a todos. Seleccionamos a pacientes con cualidades para ser formadores, que ayuden a otros y hemos tenido la suerte de haber encontrado este tipo de personas, porque no siempre es fácil», reconoce Ruth Loma.
No todos los pacientes diabéticos tienen las cualidades para ser formadores, pero sí muchos más pueden beneficiarse de las sesiones formativas que se imparten.
El interés del paciente
La diabetes es una enfermedad crónica que sufren muchas personas, «pero no todas se interesan de igual manera por su enfermedad. Ahí está nuestra labor para intentar conseguirlo. Pero no siempre la médica lo logra. Luego vemos que hay pacientes formadores que sí consiguen la implicación en otros pacientes. Y si cada vez logramos más implicación en las patologías es algo que beneficia a todos», explica Loma.
Y si encontrar pacientes con cualidades para formar no es fácil, tampoco es sencillo que todos se impliquen, aunque sea en su propia enfermedad. «No todos actúan como protagonistas de su patología y así no se consigue que el médico o enfermero no sea el protagonista de la enfermedad. Debe serlo en propio paciente. Los pacientes activos son los ideales», añade Ruth Loma. Con este programa se busca que los pacientes activos incentiven a otros a serlo. «Son pocos, pero los que hay lo hacen muy bien», confirma Elena Martínez.
En esa formación entre iguales, los diabéticos logran estar en el mismo nivel de comunicación. Se refuerzan para conseguir objetivos. Estas médicas reconocen que en las sesiones han surgido dudas comunes que, en ocasiones, les resulta más complicado realizar en la consulta médica. «Notamos que en las sesiones surgen preguntas que a nosotras no nos han hecho. Compartir experiencias, cómo reaccionar, cómo conservar el tratamiento, son aspectos también fundamentales del tratamiento», reconoce Martínez.
Porque tanto Loma como Martínez, al haber formado a pacientes, están presentes en las sesiones que los pacientes imparten a otros pacientes. Así se controla que no haya errores, que no se difundan falsos mitos y el paciente formador se siente protegido y respaldado.
«Este programa es una de las ramas de la Atención Primaria que menos se conoce cuando es uno de los principales objetivos de la misma. Estar cerca del paciente, formarlos en sus cuidados, hacerlos protagonistas», añade Ruth Loma.
La formación de los profesionales
Junto a ellas se encuentran dos médicas residentes de Atención Primaria, Andrea García y Noelia Ubierna. Andrea García sabía que existían programas comunitarios, pero cree que, a nivel de residencia, se fomenta poco esa parte de la salud, por eso valora positivamente su participación en el programa porque «nos forman a nosotros también en el trato con el paciente para luego aplicarlo cuando seamos adjuntos. Ver cómo los pacientes interactúan entre ellos, sobre su enfermedad, comparten experiencias, miedos, dudas y se implican más, eso favorece una relación más favorable con el médico».
Por su parte, Noelia Ubierna reconoce que participar en este programa le ha hecho tener más interés por la diabetes. «Ver la implicación de mi tutora, ver cómo intenta en la consulta motivar a los pacientes para que hagan un seguimiento más estricto es motivador».
Actualmente, el programa es regional y solo dirigido a pacientes diabéticos, pero podría extenderse a otras enfermedades crónicas, como confirma Franco. Lo que sí recalca es que es un programa «al que se le da mucha importancia».
El objetivo final no es solo formar a pacientes para que estos formen a otros, el objetivo también reside en que los pacientes diabéticos se beneficien de esta opción, que puedan hablar con otros pacientes con la misma patología, hacer preguntas entre iguales, formular dudas cotidianas.
Por ello, las sesiones de formación de paciente a paciente se realizan fuera de los centros de salud. «A los médicos y enfermeros formadores se les imparte la formación en los centros de salud, pero a los pacientes se aconseja sacarlos fuera, para que sea más de igual a igual, fuera del ámbito sanitario», añade Franco.
La implicación de los usuarios que conocen y controlan su estado de salud es especialmente interesante en el caso de las enfermedades crónicas, como la diabetes. En estas patologías el autocuidado es fundamental para alcanzar niveles aceptables de eficacia en el tratamiento.
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