José María Pérez-Cecilia Carrera con su cámara de fotos, una de sus pasiones. BC

«La enfermedad es cruel y se los lleva por delante; que no sean solo un número»

José María Pérez-Cecilia Carrera, exconcejal en los años 90 del Ayuntamiento de Burgos por el PSOE y trabajador en la Diputación, falleció el pasado 30 de diciembre tras más de 50 días ingresado en el HUBU por la covid-19

Ruth Rodero

Burgos

Martes, 12 de enero 2021, 08:25

José María Pérez-Cecilia Carrera era un hombre sensible y leal. Un amante de las letras que dedicó gran parte de su vida a la docencia. Otro buen pellizco de años se lo llevó el PSOE, a quien le guardó siempre lealtad.

Publicidad

José María falleció ... el pasado 30 de diciembre, a las puertas del 2021, tras más de 50 días ingresado en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU), después de contagiarse de la covid-19. Este contagio, que nadie sabe cómo llegó, le privó de los placeres que más le hacían disfrutar: la música clásica, los viajes, la fotografía y su nieto de nueve meses.

«Parece que no era el momento, con 66 años, todavía en activo, trabajando. Le gustaba mucho viajar, conocer sitios diferentes y era un amante de la fotografía; tiene fotos muy buenas, ganó un premio en Semana Santa», rememora Lola Ovejero, la mujer con quien compartió 35 años y dos hijos, todavía encajando la pérdida, pero con la serenidad de quien sabe que los servicios médicos cuidaron de él e hicieron todo lo posible.

Pérez-Cecilia Carrera comenzó como docente durante los veranos, en diferentes institutos, sustituyendo a otros profesores y dando cursos de recuperación. A partir de ahí, fue profesor en el colegio Santo Tomás de la capital y, cuando cerraron este centro, continuó con la docencia en Lerma, en un instituto dependiente del Ayuntamiento.

Además, la política llamó a su puerta. Fue en las listas del PSOE como concejal en una legislatura en la que salió elegido junto a diez compañeros más. Comenzó la legislatura con José María Peña como alcalde de la ciudad y la terminó con Valentín Niño.

Publicidad

Fue él quien defendió una moción para el Teatro Principal no se convirtiera en un edificio de viviendas ni en oficinas del Ayuntamiento, sino que volviera a tener su misión principal, la de ser teatro de la ciudad. Por ello, en el Salón Rojo su nombre figura en uno de los medallones.

Después llegó el fútbol, y la compra de acciones del Real Burgos por parte de Valentín Niño y los quebraderos de cabeza que eso le provocó. «En los últimos tres meses fue cuando ocurrieron una serie de historias que ya casi nadie recuerda, hubo gente que lo pasó mal y así acabó la legislatura», recuerda Lola Ovejero.

Publicidad

«Pasó un mal tiempo con el tema del Real Burgos y, además de otros trabajos intermedios que hizo mientras tanto, acabó trabajando para el PSOE en la Diputación por las mañanas y por las tardes en el partido. Siempre ha sido un hombre leal al PSOE, y un hombre muy cercano. Ha trabajado en contacto con todos los alcaldes de la provincia, tanto en elecciones como en el quehacer de la Diputación, que es bastante», insiste Ovejero.

Pero la covid-19 lo cambió todo a principios de noviembre. El día 6 llegó el positivo, el malestar y la preocupación por las personas que habían estado con él, a las que llamó personalmente para pedirles que tuviesen cuidado. No supo cómo se contagió, tampoco sus familiares y allegados.

Publicidad

Ingresó en el HUBU el miércoles siguiente, el día 11 de noviembre, y el 13 entró en la UCI. Allí permaneció un día despierto, pero al siguiente lo tuvieron que sedar e intubar porque no respondía a los tratamientos. «A los diez días, más o menos, pudieron extubarlo. Ya estaba a punto de salir a planta, estaba en la zona intermedia que tienen en la que ven cómo se van recuperando después de la UCI, cuando tuvo una fibrilación auricular. Esto le produjo edema pulmonar y el pulmón derecho, que era donde tenía la neumonía, se estropeó un poquito más. Le intentaron mantener sin intubar de nuevo, pero hubo que hacerlo», recuerda Ovejero.

«A los diez días pudieron extubarlo. Estaba a punto de salir a planta cuando tuvo una fibrilación auricular. Esto le produjo edema pulmonar y el pulmón derecho, que era donde tenía la neumonía, se estropeó un poquito más»

Los médicos le explicaron a José María el 5 de diciembre que tenían que volver a dormirle para poder controlar mejor la situación. No le gustó demasiado la idea, pero tuvo que hacerse a ella. «Y ya no ha vuelto a despertar», lamenta Lola Ovejero.

Publicidad

«Lo cierto que es hubo día mejores y días peores, pero siempre mantuvimos la esperanza. Los médicos eran muy proclives a que podía mejorar. Era cierto que estaba en la UCI, que eso siempre entraña peligros, pero era factible que saliera adelante, por eso siempre hemos mantenido la esperanza», asegura.

Finalmente, un neumotórax terminó complicándolo todo y José María Pérez-Cecilia Carrera falleció el día 30. «Por la mañana nos dijeron que sus constantes no eran compatibles con la vida, que aquello no podía continuar y entramos por la mañana a despedirnos mi hijo pequeño, su pareja y yo. Lo mantuvieron con el respirador para mantenerlo con vida, su apariencia era tranquila, y por la tarde se despidieron su hermana y su otro hijo», cuenta Ovejero.

Noticia Patrocinada

Esta despedida mitiga, al menos, el dolor de la pérdida. «Lo agradecemos mucho, estar allí, verlo, poder decirle adiós, que parece que no, pero es un pequeño consuelo dentro del momento».

La familia quiere agradecer a los sanitarios el trato recibido: «Además de ser magníficos nos rendimos ante ellos porque son como verdaderos ángeles. Todos los médicos que le han tratado, y con los que hemos tratado en estos más de 50 días de ingreso, nos han dispensado un trato muy humano, proporcionándonos una información muy buena y eso da tranquilidad incluso cuando son malas noticias. Prefieres conocer la verdad de cómo va todo que estar un poco en Babia. Hemos estado en todo momento muy bien informados y muy bien atendidos. Son la bisagra que unen al enfermo con la familia y gracias a ellos sabemos cómo está y evoluciona, aunque esté dormido. Solo podemos ponerles por las nubes».

«Todos los médicos que le han tratado, y con los que hemos tratado en estos más de 50 días de ingreso, nos han dispensado un trato muy humano»

Lola Ovejero tiene un deseo después de esta pérdida que ha dejado a su nieto sin su abuelo y a sus hijos sin su padre: «Las personas oyen números y detrás de esos números hay personas que tienen familia y amigos que llevan un sufrimiento por la pérdida. Espero que no nos inmunicemos a los números y que todo sea menos frío, si ya la enfermedad es cruel y se los lleva por delante que encima no sean solo un número».

Publicidad

La covid-19 no dio tregua a pesar de que Pérez-Cecilia le plantó cara y superó el primero de los envites. El Sars-Cov-2 deja a Burgos, a su Diputación y al PSOE de la ciudad huérfano de una persona sensible y leal. «Porque quien ama las letras, el arte, el teatro y la música solo puede ser una persona sensible», finaliza quien fue su compañera de vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad